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Un conflicto eléctrico: el quiebre interno de EVSY, la startup de Kaufmann que captó la atención de SQM
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Hace un poco más de un año eran tres fundadores. Sonreían en las fotos y hablaban como un bloque. No eran amigos, pero “funcionaban bien”, explica un conocedor. Hoy, los ejecutivos detrás de EVSY, ya no están juntos.
La firma nació bajo Güil Mobility Ventures, el company builder del Grupo Kaufmann. Comenzó como una app que mostraba la ubicación de las fuentes de energía para cargar autos, una solución de largo plazo: los fundadores proyectaban que para la próxima década, millones de usuarios necesitarían una plataforma que informara sobre las centrales de abastecimiento para vehículos eléctricos. Una especie de Waze para la electromovilidad.
El modelo de negocios, único en América Latina, llamó la atención del grupo automotriz chileno, que en ese momento recién armaba su brazo venture. Y les entregó, en total, casi US$ 3 millones para desarrollar el proyecto en Sudamérica y Europa. Actualmente tienen más de 30.000 puntos de carga activos, más de 10.500 usuarios y ambiciosos planes de expansión. De hecho, en septiembre anunciaron nuevas funcionalidades para su plataforma.
Detrás de la expansión y los planes de crecimiento se esconde una historia hasta ahora desconocida: de los tres fundadores de EVSY -Pablo Maturana, Felipe Zegers y Pedro Melgarejo- sólo queda el primero, quien además es CEO de la compañía. Y es que ésta, según comentan personas al tanto, ha atravesado quiebres internos.
En el caso de Zegers -quien ejerció como CEO-, fue despedido a mediados de 2022 durante la etapa de desarrollo del negocio. Posteriormente, el constructor civil PUC comenzó a trabajar en Dhemax, empresa especializada en sistemas de gestión de carga para flotas de vehículos eléctricos.
En el caso de Zegers -quien ejerció como CEO-, fue despedido a mediados de 2022 durante la etapa de desarrollo del negocio. Posteriormente, el constructor civil PUC comenzó a trabajar en Dhemax, empresa especializada en sistemas de gestión de carga para flotas de vehículos eléctricos.
El último episodio ocurrió en julio de este año, cuando la entidad despidió a Pedro Melgarejo acusando actuar inapropiado frente a una trabajadora de la filial de EVSY en Colombia.
Este último, un experto en ingeniería eléctrica con experiencia en el mundo académico y emprendedor (fundó las startups Timov AI y SocialMap), no se quedó de brazos cruzados. A mediados de septiembre ingresó una demanda laboral de 63 páginas en contra de Kaufmann Venture SpA, EVSY SpA y EVSY Holding LLC en la que niega todas las acusaciones.
No sólo eso: afirma que la startup buscó su salida para salir favorecida en términos societarios, especialmente luego de que uno de los brazos de capital de riesgo de Soquimich, SQM Lithium Ventures, estuviera cerca de adquirir parte de la firma tecnológica. Finalmente, la minera no metálica no entró al negocio.
No sólo eso: afirma que la startup buscó su salida para salir favorecida en términos societarios, especialmente luego de que uno de los brazos de capital de riesgo de Soquimich, SQM Lithium Ventures, estuviera cerca de adquirir parte de la firma tecnológica. Finalmente, la minera no metálica no entró al negocio.
La carta de amor
El 4 de julio EVSY despidió a Melgarejo, quien hasta ese minuto ejercía como gerente de tecnología, bajo la causal de incumplimiento grave de las obligaciones contractuales. Esto, por una carta de amor que el ingeniero chileno le envió a una colaboradora externa de EVSY Colombia.
La carta de despido, firmada por el actual CEO, reza que el socio minoritario, en primera instancia, hostigó “hasta la incomodidad a M.I.C., quien dio a conocer dicha situación a la empresa, a través de Pablo Maturana”.
Además, la carta de despido hace referencia a “tratos hostiles y poco respetuosos con M.I.C. al manifestarle disconformidades con su rendimiento laboral”. También menciona que el ejecutivo chileno le entregó regalos -como mochilas, vino, flores, ropa, una agenda e implementos para cocinar- y posteriormente, una carta manuscrita en la que la “instaba a entablar una relación de carácter romántica”. Todos estos hechos, según la startup, “perjudicó el buen nombre y reputación de EVSY”.
Pero Melgarejo estipuló en su demanda laboral que la carta no tuvo “ribetes de connotación sexual” y que “se entregó fuera de un contexto de laboralidad, dentro de mi esfera privada, fuera de horario laboral y sin ninguna conexión con mi empleo”.
No sólo eso, sino que después del envío de la carta, el ejecutivo nacional se comunicó por Slack con M.I.C. para pedirle disculpas. “Después de eso, tomé medidas como cambiar mi lugar de trabajo a la otra ala del piso en el que se encuentra la oficina y no tomé más contacto con ella”.
No sólo eso, sino que después del envío de la carta, el ejecutivo nacional se comunicó por Slack con M.I.C. para pedirle disculpas. “Después de eso, tomé medidas como cambiar mi lugar de trabajo a la otra ala del piso en el que se encuentra la oficina y no tomé más contacto con ella”.
Según el ingeniero, todos estos hechos “fueron puestos en conocimiento de SQM, haciéndoles llegar un informe detallado del motivo de mi despido y de las acciones a tomar por EVSY en contra de mi persona, entre las que se encuentra una negociación ‘impositiva’ de términos que implique la venta forzosa de las acciones al precio de un dólar y la latente amenaza de ejercer acciones legales en Miami. El informe fue emitido por Pablo Maturana”.
¿Por qué, según el ex CTO, EVSY tomó contacto con SQM? Porque, según estipula la acción judicial, su despido coincide con un proceso de adquisición que la minera no metálica estaba llevando a cabo respecto de EVSY.
Este proceso, estipula el libelo, lo estaba liderando SQM Lithium Ventures, la filial de capital de riesgo de la compañía chilena. En agosto la firma realizó su primera inversión: destinaron US$ 3 millones en la Serie A de Electric Era, startup basada en Seattle, Estados Unidos.
Acciones por 1 dólar
La acción judicial de Melgarejo detalla que, aparte de su sueldo base, Kaufmann le ofreció el 15% de las acciones del negocio. La situación es que, dos meses antes de su despido, hubo cambios en la organización societaria de la compañía. En abril de 2023 se constituyó EVSY LLC, la sociedad matriz en Delaware, Estados Unidos.
Con este trámite, se traspasaron los derechos accionarios que Melgarejo tenía en la empresa. Posterior a ese evento, en mayo, se suscribió un pacto de recompra que estipulaba que si un socio era despedido bajo una causal grave, la compañía tendría el derecho a ejercer su opción de recompra sobre las unidades otorgadas y no otorgadas a un precio de US$ 1.
Con este trámite, se traspasaron los derechos accionarios que Melgarejo tenía en la empresa. Posterior a ese evento, en mayo, se suscribió un pacto de recompra que estipulaba que si un socio era despedido bajo una causal grave, la compañía tendría el derecho a ejercer su opción de recompra sobre las unidades otorgadas y no otorgadas a un precio de US$ 1.
Luego del despido de Melgarejo, ambas partes iniciaron un proceso de negociación. Sin embargo, las conversaciones no llegaron a buen puerto. Según el ingeniero, Kaufmann, representado por el estudio Philippi (PPU), “retardó innecesariamente sus respuestas y, cuando tuvimos un acercamiento en la suma a pago por el término de la relación laboral, mantuvo la causal de despido por culpa, instó la recompra de todas mis acciones al precio de un dólar y pretendió imponer una declaración unilateral de no competencia de mi parte en favor de ellos con una vigencia de cinco años”.
No sólo eso. El ex CTO estipuló que Kaufmann lo amenazó con demandarlo por US$ 15 millones para “hacer valer el acuerdo de recompra”.
“Grupo Kaufmann pretendió pasar ‘la aplanadora’, intentando imponer unilateralmente condiciones no acordadas ni conversadas en las negociaciones y, lo que es peor, contra toda lógica y máximas de la experiencia, mantener una causal de despido culposa, siendo que lo normal es que si estamos transando el término pacífico de una relación laboral, se acuerde una causal que sea beneficiosa para ambas partes, como la de mutuo acuerdo”.
Los US$ 1,8 millones
Según Melgarejo, su despido estuvo motivado por una razón previa: que Kaufmann y EVSY salieran favorecidas de la negociación de venta de una parte de la startup a SQM. “(Ellos) generaron el despido para sacarme del negocio de venta y, con ello, mejorar sus expectativas económicas y eliminar las mías”.
Y ahonda: “Los codemandados utilizaron una causal de despido por culpa para poder ejercer el (ilegal) derecho a recompra de mis acciones, abusando de su posición dominante tanto como empleador y como gran empresa con un capital que le permite generar estas intrincadas figuras anómalas y contrarias a derecho”.
Además, con el despido, “los demandados me han privado de liderar la venta del proyecto a terceros y, lo más relevante, han birlado mis posibilidades de acceder a la liquidación y pago de mis derechos o acciones que, para efectos laborales, corresponde a la liquidez y realización de la remuneración aludida”.
Además, explicita el ingeniero, los demandados “han hecho gala dentro del mercado laboral específico en el que me desenvuelvo; con ocasión de las negociaciones sostenidas con SQM para la venta de EVSY, no han dudado en sindicarme como un acosador sexual, casi con tintes delictuales, afectando mi reputación y buen nombre”.
Es por esto que Melgarejo establece que existió un daño por lucro cesante de US$ 1,8 millones. Esto, porque en el supuesto proceso de venta a SQM EVSY fue valorizada en US$ 12 millones. En base a ese valor, se lee de la acción judicial, SQM estuvo dispuesta a adquirir parte de la empresa. Finalmente, decidió no hacerlo.
Sin embargo, la valorización de su 15% podría cambiar. En la demanda, Melgarejo estipula: “Existe un documento de preacuerdo de compra del 20% de EVSY en donde SQM reconoce el valor de US$ 12 millones. En esta dirección es que la empresa SQM estaba dispuesta a comprometer una segunda ronda por US$ 12 millones para EVSY SpA, donde ellos tendrían la primera opción de compra. Lo anterior significaría que mis acciones para esta segunda ronda tendrían un valor futuro (incluso después de la difusión normal de US$ 5.760.000 por cuanto la valorización de la empresa en una segunda ronda de inversión que sería de US$ 48 millones”.
Al final de la acción judicial, Melgarejo solicita que se declare a las empresas demandadas al pago de US$ 1,8 millones, además de $ 20 millones por concepto de daño moral. Asimismo, que “se remita copia de la sentencia definitiva a la sociedad SQM Lithium Ventures para poder limpiar mi imagen profesional respecto de ellos”.