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Welcome to Miami: la ciudad del emprendimiento que está de moda
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Miércoles 17 de agosto. 7 pm. Wynwood, Miami.
El bar Freehold está repleto. En la fila para ingresar ofrecen descuento en la barra a cambio de descargar una nueva app de citas que se está lanzando. Adentro, pareciera ser Silicon Valley. Raramente para ser Florida, solo se escucha inglés: hombres y mujeres de entre 25 y 45 años conversan mientras toman cervezas y cocktails, otros juegan ping pong.
Algunos visten poleras brandeadas: Boomn.io; Spend; JPeg Morgan, se lee. Son emprendedores -la mayoría proviene desde las costas este y oeste de EEUU, además de uno que otro latino- que están ahí para promocionar sus startups, conocer a eventuales cofounders o inversionistas. Los del mundo tech ya saben que cada miércoles el Freehold tiene sus famosos happy hour, donde pueden llegar hasta 300 personas.
Ahí está Demien Velumi, un argentino-americano de 45 años, que acaba de cerrar una ronda para su empresa de terapias psicodélicas en salud mental; está Adam Garfield, fundador de Flamingo Capital, un “sindicato” -dice él- de capital de riesgo que invierte en compañías en etapas tempranas.
Garfield, alto, de barba y pinta de californiano, es nacido y criado en Miami -aunque apenas habla español- y creó SpeedETab, una especie de Shopify para restoranes, que fue adquirida el año pasado por Wix. Ahora, comenta, como inversionista ángel, quiere “ayudar a conectar Miami al resto del mundo, y el mundo a Miami”.
Natalia Martínez, de jeans, body negro y grandes anteojos, se pasea entre los grupos. Es la anfitriona del evento junto al argentino Chris Adamo.
En pandemia, y luego de haber vivido en Nueva York durante diez años, empezaron a cruzarse en las calles de Miami con “conocidos” de la Gran Manzana, San Francisco y Chicago. Decidieron juntarlos para darles la bienvenida.
Primero fueron grupos de seis, luego 50 y desde hace un año se transformaron en happy hours semanales masivos. “Hay quienes nos dicen que han conocido aquí a inversionistas; o que han contratado o los han contratado después de reunirse acá”, comenta Natalia.
“Lo que estás viendo es el nuevo Miami, que sigue siendo diverso”, dice Garfield. “Es la ciudad donde quieres estar para que te vean, para levantar capital. Acá sigue llegando gente que está construyendo empresas, venture capitalists, inversionistas ángeles. Esto no se detiene”, asegura.
Un americano de origen panameño que conversa con él y que trabaja en la fintech Noble, complementa: “Esto se siente diferente a otras olas migratorias o ciclos económicos, porque hay un nivel de compromiso diferente. La gente está viniendo con ideas reales, capital real y ganas de ayudar”.
Precisamente la frase “How can I help?” (¿Cómo puedo ayudar?), que tuiteó el alcalde de Miami Francis Suarez en diciembre de 2020 en respuesta al mensaje de Delian Asparouhov, de Founders Fund, proponiendo “trasladar Silicon Valley a Miami”, fue uno de los gatillantes de este boom.
Al respecto, el “mayor” -como se le conoce- dirá a DF MAS: “El movimiento How can I help que empezó con una respuesta sincera a un tuit, abrió un nuevo capítulo para nuestra ciudad que ha sido extremadamente positivo. En los últimos dos años hemos atraído compañías con US$ 2 billones AUM a Miami; 81 nuevas empresas han agregado US$ 1.000 millones a los salarios de la economía de la ciudad y estamos rankeados número uno en el crecimiento de empleos relacionados con tecnología”.
Pero el esfuerzo venía de antes. El Covid, dice, “aceleró lo que era un resultado inevitable para nuestra ciudad: estábamos perfectamente posicionados para capturar esta nueva era de trabajo remoto. Esto no es un producto de los últimos dos años, sino un espejo de todo el trabajo que hemos realizado durante los últimos diez. Nos hemos convertido en una de las ciudades más importantes de América”, dice.
Según el FT, “la más importante” de todas.
Quiénes llegan
Otros datos complementan este auge: las inversiones en venture capital en Miami alcanzaron los US$ 3.800 millones en 2021, en 275 transacciones, esto es cerca del doble de 2019, según cifras de PitchBook.
Solo en el primer semestre de este año, se invirtieron US$ 2.500 millones en VC.
La ciudad, que ha sido eternamente conocida por playas de palmeras, fiestas y compras, es ahora el lugar donde todos quieren estar: Softbank, el mayor fondo de inversión de VC para Latinoamérica, tiene sus headquarters aquí; en junio el hedge fund Citadel, dirigido por el multimillonario Ken Griffin, anunció que trasladará sus oficinas centrales a Miami; Founders Fund se instaló en Wynwood, mientras que el gigante de capital de riesgo Andreessen Horowitz lo hará en la zona de Miami Beach.
Microsoft está abriendo 50 mil pies cuadrados de oficinas en el barrio de Brickell, y antes Carl Icahn, uno de los mayores inversionistas del mundo, trasladó su matriz desde Nueva York a la zona de Sunny Isles.
Fundadores de grandes tecnológicas escogieron Miami como hogar: Peter Thiel, ex Facebook y fundador de Founders Fund, se trasladó desde San Francisco a Venetian Island -uno de los sitios más caros de Miami-; Jack Abraham, de Atomic Ventures; Jon Oringer, de Shutterstock; Shervin Pishevar, de Uber, también se mudaron a la ciudad.
Los chilenos no se quedan atrás: los fundadores de startups como Daniel Undurraga, de Cornershop; Eduardo della Maggiora, de Betterfly; Ignacio Detmer, de Vendenostuauto (hoy OLX Autos); Sebastián Valin, de ComparaOnline, son solo algunos de los que viven actualmente en el sur de Florida.
Suarez es consciente de ello: “Definitivamente hemos visto una afluencia de chilenos que vienen a Miami. No hace falta decir que estamos viviendo tiempos inciertos, y esto es especialmente cierto para América Latina. Muchas nuevas empresas chilenas que buscan financiamiento se están dando cuenta de que en Miami hay un ecosistema creciente de firmas de capital de riesgo que buscan invertir en empresas disruptivas, por lo que están llegando aquí buscando unirse al Miami movement (Movimiento de Miami) y construir sus empresas en una ciudad que abraza la innovación”.
Mientras todo esto ocurre, la zona de Downtown se prepara para cambiar la cara decadente, como antes le ocurrió a Wynwood.
El empresario de origen israelita Moishe Mana -que antes hizo lo mismo en el barrio hoy famoso por sus murales, antes galpones abandonados- está empezando a concretar el Mana Common Project, que pretende peatonalizar y mejorar la calle Flagler desde el mar hacia el interior. Para eso ha estado comprando desde 2013, 45 edificios que pretende remodelar.
Las olas y el tsunami
Fueron los propios gringos los que hicieron explotar la ciudad, cuando optaron por cambiar las costas este y oeste por la de Florida en 2020 para teletrabajar.
El clima amigable; la decisión del gobernador Roger de Santis de abrir cuando todos los estados estaban cerrados; los bajos impuestos (en Florida las personas no pagan impuestos personales, solo las empresas); y el Miami movement de Suarez, los sedujo a quedarse. Sin vuelta.
Llegaron primero los banqueros de Wall Street a las ciudades de Palm Beach, Boca Raton, Fort Lauderdale y Miami, cuenta el abogado chileno Juan Pablo Capello, que vive en Miami desde 1999.
“Se notaban, pero no tanto porque estaban en una zona de 200 km”, explica el antiguo socio de Wenceslao Casares en el banco online Patagon (vendido a Santander en US$ 750 millones).
Después llegaron los “titanes de tech”, inversionistas y fundadores de grandes compañías tecnológicas. De acuerdo al Financial Times, en los 12 meses que siguieron al 1 de julio de 2020, Florida fue el estado donde se trasladaron más norteamericanos: 220.890 personas.
Finalmente, arribaron los emprendedores latinoamericanos “en masa”. “Eso está resultando ser la ola más grande, el tsunami”, explica Capello, “chilenos, argentinos, colombianos que han llegado por la situación económica y política de nuestros países”.
Como era de esperar, la suma de todas estas olas hizo que el mercado inmobiliario explotara: los valores de los arriendos subieron, en promedio, 48% en un año.
Los OG
En su oficina en Coconut Grove, Manuel Manny Medina, pelo blanco, ojos claros, y unos 70 años, recuerda cuando a los 13 se embarcó con su hermano en una balsa en La Habana y navegó hasta la costa de Florida.
A Manny lo califican como un OG, así llaman a las personas “originales” de Miami que han sido un aporte a la ciudad, un “Original Gangster”.
Fundó Terremark, una empresa que cotiza en bolsa en Nasdaq, que fue comprada por Verizon en 2011 en US$ 2 mil millones y hoy, además de dirigir Medina Capital (empresa de capital privado enfocada en tecnologías de ciberseguridad emergentes), preside eMerge Americas, el principal evento tecnológico que conecta EEUU con América Latina y Europa.
Cada vez que por negocios le tocaba viajar a Brasil o Colombia y estaba con profesionales tecnológicos, le decían que su sueño era migrar a Silicon Valley o Boston. ¿Y Miami? Cero posibilidad. Entonces decidió crear un movimiento en 2013 que conectara a las universidades, con los privados y el estado para empujar a la ciudad como sede tecnológica.
Por eso, dice, cuando el Covid llegó, ya había una base: la conferencia de eMerge de 2019 convocó a 16 mil participantes de 60 países.
“En Miami siempre ha habido burbujas que crecen, luego explotan. Ahora es distinto, porque las sedes de las empresas se están trasladando completas; los fundadores se están viniendo a vivir, no es que solamente estén poniendo su capital”, dice.
“Mientras en San Francisco ya no está de moda ser techie, y que Nueva York no quiso que Amazon se pusiera en la ciudad, aquí es lo contrario. Este es el crecimiento que quiere Miami: es limpio, los salarios son 30% más altos, etc.”.
Hasta la llegada del alcalde Suarez, la innovación y tecnología no eran temas que interesaran a los políticos, asegura Manny. Antes todo era restoranes, el puerto o la industria inmobiliaria. “Francis ha sido vital”, dice.
El cubano-americano, la primera vez que viajó fuera de EEUU, fue a Chile. Vivió durante seis meses en el hotel Sheraton San Cristóbal. “Chile tenía tanto éxito, que los negocios no necesitaban salir del país. Desgraciadamente para ustedes, positivamente para nosotros, la migración a Miami ha crecido y hoy se ve una presencia importante de chilenos”, añade.
Cafecito con el alcalde
El trabajo del alcalde de Miami es part time. Francis Suarez dedica la otra mitad de su tiempo como abogado litigante en el estudio Quinn Emanuel Urquhart & Sullivan.
Moreno, alto, musculoso, el “mayor” -como aquí le llaman al edil- ha tomado la innovación como bandera. Creó Venture Miami para conectar y apoyar al sector, donde una de las cosas que hace es un programa llamado Cafecito Talk, en el que entrevista semanalmente a algún emprendedor, y luego lo viraliza en todas sus redes sociales.
44 años, republicano, opositor a Donald Trump, hijo del exalcalde Xavier Suarez, y padre de dos hijas, Francis es el presidente nacional de los alcaldes de EEUU, por lo que las medidas que toma han sido replicadas en otros estados, como cuando creó la MiamiCoin, y Austin y Nueva York anunciaron que harían lo mismo.
Pese al desplome crypto, Suarez cobra su sueldo de alcalde en Bitcoin.
“Creo fuertemente que Miami debe ser la capital mundial de las criptomonedas. Aun cuando el valor del Bitcoin caiga, las inversiones en Miami relacionadas a blockchain sobrepasan las expectativas. Las ofertas de blockchain con sede en Miami aumentaron un 2.000% año tras año, y se invirtieron más de US$ 800 millones en nuevas empresas de criptomonedas con sede en Miami durante el año pasado. Todo esto es para decir que la criptomoneda llegó para quedarse y Miami está consolidando su lugar como la ciudad que liderará la economía del futuro”, asegura.
Cuando se le pregunta por la fórmula para convertir a la ciudad en un polo tecnológico, dice que son tres elementos: mantener los impuestos bajos, aumentar los recursos para la policía y apoyarse en la innovación.
“Nuestro objetivo es simple: construir un Miami que esté aquí para siempre y que funcione para todos. Al seguir esta fórmula, hemos permitido que nuestros residentes mantengan más dinero en sus bolsillos, se sientan seguros y protegidos, y sean parte de la nueva era de nuestra economía que está en transición desde la era industrial a una impulsada por la tecnología”, señala.
Y añade: “Nuestros niveles de homicidios están en su nivel más bajo desde la década de 1950, nuestros impuestos están en su nivel más bajo desde la década de 1960 y nuestras tasas de personas sin hogar también son minúsculas, actualmente en su nivel más bajo desde 2015. Nuestra receta para el éxito ha jugado un papel tremendo en todos estos logros que en última instancia se traducen en tener una ciudad que cumple para todos”.
-¿Cómo está preparada la ciudad ante una inminente recesión económica?
-La economía de Miami es sólida y el crecimiento que hemos presenciado en los últimos dos años ha proporcionado un viento de cola para que nuestra ciudad se prepare para una posible recesión. Dicho esto, todavía estamos siguiendo nuestra fórmula para el éxito, ya que anunciamos en julio que Miami tendrá la tasa de impuestos más baja en la historia reciente, lo que permitirá a nuestros residentes conservar una mayor parte de su dinero mientras hacen frente a los crecientes costos de vida. De hecho, nuestros ingresos como ciudad han aumentado sin aumentar ningún impuesto, y continuamos ofreciendo excelentes servicios a nuestra comunidad y seguimos trabajando para ampliar las oportunidades de empleo para todos.
Los chilenos, ¿dónde se instalan?
Si hasta hace dos años había pocos chilenos viviendo en Miami, ahora Weston “parece un barrio de Santiago”, dice Juan Pablo Capello.
Doral es otra de las zonas donde llegan, la clave está en que haya buenos colegios e instalaciones públicas. Los más artistas escogen Wynwood o Miami Beach, añade, el que quiere campo se instala en Homested.
“También hay chilenos instalándose en Southwest Kendall”, dice, que son barrios económicamente más accesibles. Ahí el perfil es de trabajadores de hospitales, industria de servicios, hoteles, y otras labores que cobran por hora. Los fundadores de startups escogen Key Biscayne o Coral Gables, agrega, que son barrios de lujo.
“En Weston ves founders que han hecho sus rondas serie A, pero no los que han levantado US$ 50 o 100 millones”, añade.
En las dos décadas que lleva viviendo acá, Capello ha sido uno de los impulsores del emprendimiento: creó el cowork tecnológico The Lab Miami, en Wynwood; el grupo Miami Angels, que hoy tiene más de 300 inversionistas acreditados que viven en Miami e invierten más de US$ 10 millones al año en su conjunto en empresas que tienen vínculo con sur de Florida (o “la” Florida, como le llaman los locales).
Además, fundó el fondo Lab Ventures “y empezamos a tratar de convencer a instituciones como Endeavor a que se mudaran acá”, relata.
“Chile hace dos años no era relevante en Miami, pero ahora ha agarrado protagonismo importante, lo que ha sido bueno para ambos, porque los emprendedores que vienen siguen teniendo lazos fuertes con el país -dejan generalmente el 80% del equipo allá, e internacionalizan el 20%-, y a su vez Chile se está nutriendo con las mejores prácticas internacionales que están viviendo esos emprendedores”.
Germán Rocca, encargado comercial de ProChile durante el gobierno de Sebastián Piñera -el cargo está vacante actualmente-, complementa que antes de la pandemia, en 2018, Chile definió Miami como puerto de entrada para empresas de base tecnológica.
Para eso se hizo con Corfo el programa Go Global, desde donde salieron cerca de 60 startups, entre las cuales destacan Genosur (que fue uno de los pioneros en los PCR rápidos) y Lazarillo (app para guiar a personas con discapacidad en la ciudad). Rocca se quedó en Miami y ahora a través de la consultora NecDot, junto al chileno Pedro Mingo, ayuda a las empresas chilenas a entrar al sistema norteamericano.