Punto de partida
Acelerados por Techstars y con una inversión de US$ 1 millón, cómo Code GPT se hizo viral
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No buscaban crear una startup. El objetivo de Daniel Ávila era simplificar su trabajo -era desarrollador del emprendimiento de su mujer-, y para eso creó una extensión que facilitara la creación de código. Sin darse cuenta, su herramienta llegó a cientos de miles de usuarios y se convirtió en una firma por sí sola. Fue invitado a exponer a Corea del Sur y ya tienen un equipo de 12 personas.
En menos de un año Code GPT estuvo ad portas de ser adquirida por un emprendedor sueco por US$ 500 mil, pasó por la aceleradora norteamericana Techstars, llegó al millón de usuarios y levantó US$ 1 millón. Además, estuvo en las pantallas de Times Square. Bastante de esta historia, dice, ocurrió por una casualidad. Sus fundadores, Ávila y su socio Gustavo Espíndola, sólo querían que su trabajo fuera más fácil.
“Afuera hay tormenta”, cuenta Ávila por videollamada. La nieve abunda en Michigan, donde vive. Desde este lado, el calor es insoportable. En la otra pantalla, aparece Álvaro Chávez, es el fundador de Opencasa, una proptech chilena. Él vive en Miami. ¿Cómo llegaron a estar conversando sobre la misma startup? Esta es su historia.
El 25 de diciembre del 2022 Ávila y Espíndola crearon una herramienta que ayudaba a los programadores a usar inteligencia artificial en su trabajo. La lógica era optimizar sus procesos y programar más rápido, hasta que “medio en broma lo publicamos en Visual Studio Code Marketplace (el editor de código desarrollado por Microsoft). Fue tan potente que se hizo viral”, recuerda Ávila.
Lo empezaron a usar de todas partes del mundo -aseguran-. Ávila lo publicaba en LinkedIn, Twitter y en grupos de expertos. Cada mes sumaba 100 mil descargas y le fueron agregando funcionalidades, como interactuar con un PDF (algo que hoy no suena muy loco).
“En uno de esos post, vi que Daniel publicó cómo este robot resumía las comunicaciones del colegio de su hija, y al poco tiempo publicó un video de ella hablando con el robot para programar una página web. Ese se hizo viral”, dice Chávez. Era marzo del 2023 y el mundo no era indiferente a los alcances de la inteligencia artificial. Ya tenían cerca de 300 mil descargas.
Posterior a eso, Chávez -con quién se habían conocido hace cerca de cinco años-, lo llamó. “Armemos algo”, le propuso el COO de Opencasa. Días antes Code GPT había recibido una oferta de US$ 500 mil para ser adquirida, sin siquiera un plan de negocio.
Chávez le recomendó que no aceptara la oferta, “a pesar de que mi señora me decía que vendamos sí o sí”, comenta entre risas el fundador de Code GPT. Hizo caso a Chávez.
Al poco tiempo sumaron a Daniel Atik como jefe de producto (CPO), español con paso en diversas empresas tecnológicas y fundador de El Club de la IA, una comunidad de habla hispana en torno a la inteligencia artificial. Así, fueron explorando cómo podían monetizar esta herramienta. Ya son 12 personas y el 100% de los empleados son técnicos, todos saben programar, aseguran.
Postularon a Techstars Miami, la aceleradora por la que han pasado más de 9 mil fundadores y que ha entregado US$ 26 mil millones de capital en total. Quedaron en el programa. Ávila viajó desde Michigan y Espíndola desde Chile para vivir por un mes en Miami.
Posterior a su paso por la aceleradora, levantaron US$ 1 millón con Manutara (fondo de Cristián Olea y Ricardo Donoso e inversionistas de Open Casa) y otros inversionistas ángeles como Ramón Heredia (Digital Bank Latam) y Luis Felipe Ross (Matrix Consulting). A la fecha, tienen un millón de descargas en 180 países.
Ávila siguió publicando en sus redes sociales y lo invitaron a dar charlas sobre inteligencia artificial a Microsoft y Google. Incluso, Code GPT apareció en un libro coreano. Tras ello, el chileno recibió un llamado del escritor asiático. “Me encanta tu historia, me están preguntando mucho por ti. Hay un congreso en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang, Corea del Sur. Tengo presupuesto para invitarte, ¿quieres ir?”, le planteó a Ávila.
El 21 de noviembre pescó sus cosas y partió. “No sabía muy bien a qué iba, di una charla en inglés y con el horario cambiado. Eran las 3 de la mañana de mi reloj”, rememora el chileno. No dimensionó la importancia de la cita, que inauguró un equipo del gobierno coreano y a la que también estaban invitados un profesor de Mongolia y un emprendedor japonés.
“Me pagaron el viaje y la estadía, me alojé en un hotel dentro de la universidad. Nunca había ido a Asia y fue increíble. Cuando llegué me llevaron a comer a Seúl y al día siguiente a Pohang. Entrando a la conferencia había un cartel gigante con mi foto. Ahí dije ‘uff, soy el invitado principal’, no tenía idea”.
“Code GPT es una plataforma SaaS de IA que ayuda a miles de ingenieros de software y empresas tecnológicas a crear código más rápido y escalable, proporcionando una API y una solución de asistente de código. Ayudamos a los desarrolladores a ser 10 veces más productivos, permitiéndoles crear soluciones basadas en IA que transforman meses de trabajo en minutos”, dicen desde la startup.
En el camino, han aprendido a monetizar el millón de descargas y hoy se dividen en tres planes de US$ 9,99; US$ 19,99 y US$ 49,99. En octubre del 2023 empezaron a cobrar y ya tienen cerca de mil usuarios pagando, principalmente empresas.
Ávila cuenta que Microsoft ha sido fundamental en este camino, e incluso hace unas semanas participó en un programa interno de la empresa fundada por Bill Gates en el que la jefa de Visual Studio Code y de GitHub Copilot (ambas herramientas para programadores) fue su mentora. Lo seleccionaron junto a otras cuatro startups de todo el mundo para ver cómo integrar la tecnología de GPT a su producto y cómo podían acercarse más a Microsoft.