Punto de partida
Carolina Rossi: "Quiero ser puente entre los emprendedores y Europa"
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En marzo Carolina Rossi (33) no pudo volver a Chile. Tras quedar varada en Europa, cuando la pandemia cerró las fronteras, decidió pasar cuatro meses en Estocolmo -país que tenía más flexibilidad- y luego asentarse unos meses en el pueblo de su familia genovesa en Liguria.
Como tiene nacionalidad italiana, dice que no estaba en la lista prioritaria para embarcase al país. "Tenía dos opciones: desesperarme esperando mi turno, o verlo como una oportunidad", relata por videoconferencia desde Roma. Optó por lo segundo.
"Sí, se puede"
Para Carolina Rossi, el empujón llegó en la universidad. En 2009, mientras estudiaba periodismo en la Finis Terrae ganó el primer lugar del Venture Challenge de la Universidad de Harvard -fue de las tres chilenas que participó- por un proyecto social para disminuir la trata de blancas en América Latina. Se llamó "Unidas" y recibió 3 mil dólares para echar a andar la iniciativa. Dice que lo que más ganó entonces fue otra cosa. "Aprendizaje", asegura la joven profesional.
"Una cosa es creer y querer. Y otra cosa es comprobar que sí se puede dar el salto, y que sí se puede desde Latinoamérica. Y, más aún, desde una carrera que no es comercial", explica. Pese a que no participó en todo el piloto que se ejecutó en Ecuador y México -estuvo el primer año y medio y luego se fue para terminar sus estudios-, la experiencia le dio herramientas para decisiones futuras.
La escuela y el salto a Irlanda
Su primer trabajo fue en Start-Up Chile, en 2011, junto a la primera generación que integró la aceleradora de negocios que creó el entonces ministro de Economía el gobierno de Sebastián Piñera 1, Juan Andrés Fontaine junto a Nicolás Shea, hoy presidente de G-100. "Lo que pasó con Start Up chile fue mágico. Éramos un equipo muy joven. Y a muchos de los que estuvimos en la génesis de este proyecto, nos entregó validación personal y dijimos; 'Esto me gusta, aquí me veo'", asegura Rossi, quien fue la encargada de desarrollo de negocio, que implicaba crear redes y conexiones internacionales.
En 2014 dejó el puesto para armar su propia empresa: Yebame, primer carpool chileno que se gestionaba a través de una página web. "Fue mi salto a la independencia, al emprendimiento", señala. La inversión inicial fue de $16 millones y lo lanzó el 4 de agosto. El 15 de noviembre de ese año, a raíz de un paro de Metro, la firma apareció como una opción de transporte y se convirtió en una de las 10 aplicaciones más descargadas en Chile (existía Uber Black y Cabify que era aún una alternativa premium).
Con ello, el fondo SOS Ventures -el mismo que le puso plata a NotCo y que es inversionista de Netflix- se contactó con ella. "Nos contaron que abrirían una aceleradora en Irlanda de transporte y logística y nos invitaron a postular", recuerda Rossi. Le fue bien: les pusieron $50 mil dólares y el equipo -ella y otros cuatro- se intaló en Cork por cuatro meses -de enero a abril del 2015- junto a ocho startups del mundo para participar en un programa intensivo con mentores y metas concretas.
"Pasar de ser empleada a fundadora y participar en reuniones con Sean O'Sullivan (creador de SOSV) todos los lunes, fue enorme. Entendí de gobierno coporativo y la responsabilidad de que un inversionista apueste por tu idea", reflexiona. Llegaron ahí funcionando como Uber, y se fueron con un modelo similar a la francesa BlaBlaCar (carpool).
El fracaso
Yebame llegó a tener 5 mil usuarios al mes, se hicieron conocidos pero no ganaban plata. "Es una opción como fundador seguir levantando plata, ir a otro país, o sincerar el Excel. Si los números no dan, no dan", indica. Lo habló con Sullivan y cerró. Era diciembre del 2015.
"Fue un fracaso. No lo pudimos hacer pese a que teníamos un equipo con gente muy inteligente y un inversionista internacional de gran nivel. Hoy lo veo con otros ojos", reconoce. ¿Qué hago ahora?, pensó. Mientras craneaba ideas, en 2016, se le acercó Leo Meyer, periodista. "Tengo un proyecto. Se llama InnovaRock. Hagámoslo crecer en conjunto".
InnovaRock en Chile Day, Londres 2018
Días de nave
Lo que Meyer le propuso entonces fue armar un programa de radio y convertirlo en una empresa que tuviese comunidad y que saliera de las fronteras locales. "Leo es de las personas más creativas que me ha tocado conocer y aprendí muchísimo trabajando a su lado. Transformamos InnovaRock en referente Latinoamericano en términos de impacto, método y difusión", señala Rossi. Crearon la Nave InnovaRock cuyos podcast sobre el mundo tech e innovación de la región se transmitían por Radio Futuro.
El 60% de sus ingresos venía de los eventos que organizaban -alcanzaron a facturar más de $100 millones al año-, de los cuales el hito ocurrió en el 18 mayo de 2018, cuando organizaron un encuentro en Miami con la comunidad de chilenos que emprendía en la ciudad norteamericana. Su comunidad online llegó a los 35.000 y el BID los nominó como una de los proyectos de industrias creativas más potentes en LATAM en 2019.
En octubre de ese año empezó el declive: tras la crisis social no pudieron organizar reuniones presenciales, y su modelo de negocios se vino abajo. Empezaron las diferencias con su socio, y en enero del 2020 Rossi partió a Austria al World Summit Awards -desde 2018 es miembro del directorio-, donde elijen a las mejores startups del mundo-, a un viaje que pretendía ser de un mes, pero que terminó en uno sin retorno. En marzo, tras la pandemia decidió quedarse en Europa -se reunió seis meses después con su marido- y en abril cerraron InnovaRock.
Desde Italia
Postuló a una beca para un MBA en la Luiss Guido Carli University -quedó seleccionada para el cupo que se le dan a los emprendedores- y en paralelo Redbull la eligió como una de sus 20 mentoras globales. "Estoy a cargo de los pitch, y por lo mismo, hago muchas mentorías al año con diversos emprendedores de todo el mundo", explica.
Este año trabajó con emprendedores de Chile, Canadá, Rusia y Kenya. Esta faceta la llevó, en agosto, a crear su nuevo camino: lo bautizó como Moon Advisors, y, dice: "Nace como una manera formal de generar un puente entre Europa, Chile y América Latina". "El mundo de startups está poco desarrollado acá. Hay avance en Inglaterra, pero en el resto de los países no. Por eso quiero unir a emprendedores con el mercado europeo", señala.
"Lo que he aprendido, y lo que mejor sé hacer, es armar empresas. En eso tengo que ayudar", reconoce. Su socio es Carlos Cruz -MBA UC, ex asesor de Segpres de Sebastián Piñera 1 y se está doctorando en Ciencias Políticas en Italia- y operan oficialmente desde Roma. Ya tienen un cliente que armó un negocio en el Viejo Continente: la startup de tecnología en salud, Keirón.