Punto de partida
Chungungo, una plataforma para niños creada por dos apoderados
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
“La pandemia nos llevó a muchos padres a entrar en las salas de clases de nuestros hijos”, dice Concepción Quintana (38), periodista y mamá de Julián (5). A ella le tocó conectarse a las sesiones del Jardín Infantil Azulillo, donde hasta el año pasado asistía su hijo.
Por una parte, vino la experiencia de acompañar a los niños en el aprendizaje, ahora de manera directa, y por otra, como apoderada, la intención de apoyar a las educadoras del jardín a adaptar sus contenidos a esta nueva realidad digital, considerando que su metodología tiene un enfoque integral alejado de la tecnología.
Con su experiencia profesional -trabajó ocho años en la agencia de marketing Porta4- y la de su marido, Andrés Valdivia (45), ingeniero y creador de Noise Media, se ofrecieron para desarrollar un espacio online donde el contenido estuviese disponible para los niños en sus casas, pero sin replicar ni reemplazar al jardín infantil.
Espíritu azulillo
Santiago Mena, profesor y músico, y Guadalupe Rodríguez, diseñadora, crearon el jardín infantil Azulillo hace 30 años, cuando buscaban un establecimiento preescolar para sus propios hijos. Ubicado en Providencia se ha transformado en un referente educacional por su metodología de aprendizaje basada en la narrativa.
“Elegimos un tema para desarrollar anualmente, siempre relacionado con naturaleza, flora y fauna, o pueblos originarios. Trabajamos de lo más simple a lo más complejo, de lo mínimo a lo máximo. Respetamos a cada niño y creemos que ellos son creativos por esencia entonces no coartamos ni inhibimos esa creatividad”, explica Rodríguez, para sintetizar el espíritu de este tipo de enseñanza donde la simpleza es fundamental.
Lupe Rodríguez, en uno de los videos de Chungungo.com
Con el confinamiento se vieron enfrentados a la necesidad de traducir eso en la pantalla. La otra opción era abandonar a los niños lo que durase la pandemia e hibernar, como le sugirió una apoderada en su momento. Primó el ánimo de mantener el vínculo que existe con las 100 familias que actualmente son parte de la comunidad Azulillo y abrirse a nuevos formatos.
Así, en línea con la propuesta que les presentaron los apoderados Valdivia y Quintana, nació Chungungo.com, proyecto de extensión con el sello del jardín infantil, pero identidad propia, que funciona como complemento a la educación presencial. Es una plataforma, pensada para niños entre 2 y 6 años, que funciona con suscripción mensual, y ofrece cuentos, títeres, canciones, juegos de palabras, manualidades y talleres, en torno a un hilo conductor.
“Tuvimos una serie de reuniones que resultaron muy iluminadoras. La Concepción y Andrés fueron super asertivos. Esta semana un apoderado nos dijo que su hija ha recolectado una cantidad de experiencias significativas que la van a acompañar el resto de su vida”, comenta entusiasmada la fundadora del Azulillo.
Hacer cosas juntos
Del trabajo conjunto surgieron nociones intuitivas como que los niños pueden estar un máximo de 30 minutos frente a la pantalla o que los padres estaban sobrecargados y era mejor ofrecerles contenido on demand. La idea escaló rápidamente; dejaron de pensar en un servicio para los alumnos del Azulillo y se propusieron llegar a la mayor cantidad de niños posibles en sus casas y transformarse además en herramienta de apoyo para otros jardines infantiles.
“El propósito transversal es generar acceso general a esta metodología y responder una pregunta que los papás nos hacemos: ¿Qué hago con mi hijo/a? ¿Cómo ocupo el tiempo para tener una experiencia trivial pero significativa con él/ella? Los padres en general tienen poco acceso a curatoria pero deben ser creativos, entretenidos, sensatos. La invitación de Chungungo es a hacer cosas juntos”, resume Andrés Valdivia.
Experiencia piloto
La plataforma está diseñada como producto familiar y la suscripción mensual tiene un valor de $12.500 pero además la están adaptando para ser utilizada en aulas e incluso contemplan un acceso especial para educadores con una estructura de precios y funcionalidades específicas.
“Es tan desértico el terreno de contenido de calidad para la educación preescolar, que la versión básica de Chungungo ya es un gran apoyo para educadores”, asegura Valdivia. Ya han tenido algunas experiencias piloto, una de ellas fue en los jardines infantiles que dependen de la Fundación Cristo Vive, presidida por la religiosa Karoline Mayer. “Entendemos que las realidades son muy distintas. El acceso a internet y la deserción son problemas presentes y estamos trabajando en la mejor estrategia para cada caso”, plantea Concepción.
Su socio agrega: “Cuando nos llega el video de una niñita del Jardín Infantil Naciente de Recoleta contando un cuento de Chungungo, comprobamos que desde la simpleza se genera un impacto educativo que queremos escalar”. Otra instancia la realizaron en Fundación Casa Familia, hogar de acogida para menores con tratamiento oncológico: “Era un grupo de niños con sus padres siguiendo la plataforma. Terminaron todos jugando felices y sentimos que sucedía lo que buscábamos, fue muy emocionante”, relatan.
Números e hipótesis
Concepción es la directora ejecutiva del proyecto y trabaja en la programación de los contenidos junto con el equipo de Azulillo, además de velar por la imagen del sitio cuyo diseño está a cargo de los desarrolladores web Fabián Bravo y Raúl Aliaga, la diseñadora Gracia Fernández y el equipo audiovisual de Mumu Films.
Andrés en tanto es uno de los inversionistas, se encarga de la estrategia de marketing y forma parte de un directorio que sesiona quincenalmente y donde además de ellos dos están Guadalupe Rodríguez; María de la Paz Padilla, directora del Azulillo; Ana María Lyon de Fundación Astoreca y el cineasta Andrés Wood.
En los próximos días comenzarán una campaña de marketing digital que tiene la misión de dar a conocer Chungungo y estiman que en marzo de 2022 debiesen llegar a los 800 suscritos mensuales que le otorgarían flotabilidad financiera al proyecto, según los costos de un equipo que considera una actualización de contenidos quincenal.
La estrategia es que Chile sea el laboratorio para luego seguir un plan de expansión regional. Ya han registrado visitas al sitio desde Sao Paulo, Brasil, o Chihuahua, México, cuentan. Pero, insisten, no se trata de cuantificar suscriptores sino de generar una experiencia diferenciadora.
La hipótesis central, enfatiza Valdivia, parte de la base de ocupar la distribución digital para llegar a una audiencia más amplia, pero sin caer en las torpezas de la televisión, y que ha replicado luego el streaming, consistentes en atraer a la mayor cantidad de usuarios en simultáneo sin atender la calidad del contenido.
“Queremos dar vuelta ese modelo y construir una experiencia relevante. Lograr una vivencia física fuera de la pantalla. Si la pantalla se extiende al mundo físico, es infinita”, afirma el cofundador de la plataforma. O como reza una de las gráficas en el sitio: “Chungungo empieza en Internet y termina donde tú quieras y cuando tú quieras”.
El Chungungo es un animal que habita en toda la costa de nuestro país, es juguetón y cuenta con cuatro capas que lo ayudan a enfrentar la hostilidad de las olas y las rocas. Además, es una palabra rítmica, señalan los creadores de la plataforma para explicar la elección del nombre.