Punto de partida
De Patronato a Europa: la historia del chileno que conquistó el mundo del denim
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Cuando Richard Cuevas (48) trata de recordar sus comienzos en la industria de la moda, no menciona muchas fechas ni detalles. Lo que sí cuenta es su cercanía con su madre, que en la década de los ‘90 administraba diversas tiendas de ropa en San Antonio. Fue ahí, dice, cuando tuvo su primer acercamiento al negocio: aprendió a confeccionar, agregar valor y vender a buen precio. El segundo episodio fue cuando conoció a un ejecutivo de la desaparecida Ricciardi, una empresa nacional dedicada a la producción de jeans, que lo introdujo por primera vez al rubro del denim.
En 1995, cuando estudiaba Agronomía, Cuevas confeccionó sus primeros ocho pantalones, los que vendió en las tiendas de su madre. Tres años después se salió de la universidad y viajó con su hermano a Santiago para comenzar un negocio propio. Invirtieron $ 20 millones y se instalaron en Patronato, en la esquina de Santa Filomena con Río de Janeiro. Bautizaron a la tienda como Mohicano Jeans. “A esa intersección le decían el “Triángulo de las Bermudas” porque todos los locales que se instalaban terminaban desapareciendo por las bajas ventas. Pero nosotros no. Después de 20 años seguimos ahí, es como una cábala”, cuenta el ejecutivo a DF MAS.
Y justo cuando comenzaron con el negocio, las multinacionales de la industria empezaron a cerrar sus operaciones en Chile. Fue ahí cuando Cuevas se acercó a Levi’s y les compró sus distintas máquinas para la producción de pantalones. En un par de años ya eran líderes de la industria nacional.
La compañía realiza todo el proceso productivo en Chile: cortan, confeccionan y venden. Producen 180 mil pantalones al año y tienen 120 trabajadores. Cuentan con tres fábricas, las cuales suman 3.500 metros cuadrados totales. Además, administran una red de 180 distribuidores de Arica a Puerto Williams y venden por Paris y Ripley; cuatro tiendas físicas y su página web. Ahora, eso sí, preparan el gran salto: Estados Unidos y Europa.
Según Cuevas, todo cambió cuando tomó un avión y se fue Milán a su primera feria de la industria de la moda. Fue a principios de los 2000 y llegó sin saber italiano ni inglés. “Ahí conocí las telas con tecnología y aprendí sobre las nuevas tendencias”, afirma. En esos eventos se relacionó con los ejecutivos de las grandes empresas de moda, como Inditex (holding de Amancio Ortega que controla compañías como Zara, Pull & Bear y Bershka). “Era el único chileno ahí”, recuerda, y afirma que en un año normal viajaba entre cuatro a seis veces a Milán, Barcelona y Los Ángeles.
En esas mismas ferias se enteró de la contaminación de la industria textil. “En los países desarrollados se hablaba del gasto de agua y de las emisiones. Ahí conocí las mejores máquinas del mundo en términos de sustentabilidad, unas italianas llamadas Tonello (en la foto). Era como comprarse un Ferrari”, cuenta Cuevas, quien afirma que con esas máquinas se logran gastar 10 litros de agua por cada pantalón, en vez de los 100 litros promedio que ocupa una máquina tradicional. Ahora su objetivo es reducir el consumo a 8 litros. “En Chile muy pocas personas se preocupan del impacto ambiental de la industria de la moda”, critica.
Su última novedad son los jeans anti-Covid-19, que cuentan con una tecnología antibacterial con nanopartículas que está certificada en laboratorios de Alemania y Suiza. Esta tendencia, que ya implementaron otras compañías como Diesel, la lanzará en las próximas semanas. Con esto Cuevas espera reactivar las ventas, las cuales se vieron muy perjudicadas durante el año pasado.
“Fue una época complicada. No estábamos preparados para esa tormenta. Los distribuidores internacionales cancelaron todos los pedidos. Empezamos a apostar por la venta online y tratar de vender por nuestros canales un 30% de la producción total. Las ventas cayeron un 70% durante los peores meses de la crisis sanitaria”, recuerda.
La fábrica de denim más austral del mundo
Hace cinco años Cuevas tuvo una idea. Levantar una tercera fábrica en el sur de Chile para comenzar el proyecto de internacionalización. Y así lo hizo. En 2016 la construyó y quedó emplazada en Porvenir, en Tierra del Fuego. El objetivo era tener acceso directo al Estrecho de Magallanes y ocuparlo como un “hub” para llegar a Europa y Estados Unidos. Además, le permite acogerse a la Ley Navarino, que reduce la carga de impuestos a través de una franquicia tributaria. “Es la fábrica de denim más austral del mundo”, cuenta.
Y si bien el proceso de exportación de ropa no es fácil, afirma que los trámites están muy avanzados. “Hemos hecho focus group en España, Brasil y Perú. También realizamos campañas comerciales en Nueva York, Milán y Los Ángeles. En Estados Unidos ya fuimos aprobados, por medio de ProChile, para vender en Amazon. Además estamos en proceso de patentar la marca allá”, adelanta Cuevas, quien afirma que en los últimos años se ha juntado con diversos ejecutivos de las compañías más influyentes del rubro del denim, como Benetton y AG.
Eso sí, mientras sigan las restricciones sanitarias continuarán reconstruyendo su estructura comercial en Chile, la cual se vio debilitada por la pandemia. Una vez que las cortapisas se levanten, Cuevas afirma que reactivarán el plan de internacionalización.