Punto de partida
El despegue del fondo biotech que une a Endurance y la Fundación Ciencia y vida
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Este martes, los cinco directores de Zentynel Frontier Investments se reunieron por Zoom. En la pantalla estaban conectados Roberto Loehnert y Pablo Fernández, de Endurance; Bernardita Méndez, Pablo Valenzuela y Cristián Hernández, de la Fundación Ciencia y Vida.
Tras tres horas de conversación, decidieron aprobar el ingreso de dos nuevas empresas al fondo. Con ellas son tres las startups biotecnológicas en las que el recién armado Venture Capital invertirá en una primera etapa.
Esto a través de un fondo de US$ 60 millones, que se terminará de estructurar en Delaware en los próximos días y donde las familias Del Río y Luksic ya se han sumado como inversionistas. Zentynel, adelantan los socios, será el mayor VC de la región enfocado en biotech.
¿Por qué crear un fondo de venture capital siendo científicos?
¿Y por qué no?, responde el Premio Nacional de Ciencias Pablo Valenzuela. “Acá en Silicon Valley, la conexión con los fondos de inversión es de lo más natural del mundo. Hemos visto que existe un vínculo virtuoso entre investigadores e inversionistas. Ellos son los que aportan el capital para acercar los beneficios del trabajo científico a la sociedad”.
El cruce
El término biológico es “evolución convergente”: cuando dos organismos o especies evolucionan de la misma manera por caminos separados. Eso, dice Cristián Hernández, director de Zentynel, es lo que les ocurrió a la Fundación Ciencia y Vida y a la administradora de fondos Endurance.
Por un lado, la entidad que preside Bernardita Méndez estaba dedicando demasiado tiempo a crear empresas y conseguirles financiamiento a partir de las investigaciones que ellos desarrollaban.
“Semanalmente aparecía un científico que nos decía ‘necesito armar mi compañía’”, explica Hernández, director de negocios de la fundación. Cada oportunidad que llegaba se evaluaba, luego se estructuraba una empresa, se le conseguía financiamiento, se le protegía su propiedad intelectual. Y así una y otra vez, desde cero.
Hasta que en una sesión de directorio -por 2019-, Valenzuela, Méndez, Hernández y Tomás Pérez conversaron sobre la poca eficiencia del sistema. “Lo más lógico es crear un fondo”, dijeron. “Ingenuos”, reflexiona ahora Hernández.
“Creíamos que llamábamos a un abogado y listo”. Sorpresa: había que crear una organización especial y constituir una administradora. Algo imposible para los científicos.
Entonces salieron al mercado a tocar puertas. Una de ellas, Endurance Investments, fundada por Santiago Valdés, Antonio Zegers y Roberto Loehnert, quienes se habían acercado antes para invertir en Andes AG, startup ligada a Ciencia y Vida. La administradora contaba con un área de VC que cuatro años atrás había creado el fondo Alerce –de US$ 16 millones con Corfo- enfocada en cuatro verticales, una de ellas biotech.
“Me parece interesante, pero se queda chico si lo enfocamos solo en el portafolio de la fundación”, le respondió Loehnert. “Si lo hacemos, tiene que ser un fondo de VC relevante, con escala latinoamericana”.
Endurance estaba en planes de crear un nuevo fondo, grande, especializado solamente en ciencias, cuando les tocaron la puerta. Esto es lo que Cristián Hernández llama evolución cognitiva.
Foco Latinoamérica
Armaron un plan de negocios y se lo presentaron a Juan Andrés Camus, presidente de la Bolsa de Santiago, para sumarlo como asesor del directorio. El fundador de Celfin Capital, que invierte en ciencias desde hace al menos 10 años, no dudó en unirse.
“Los apoyo en todo el proceso de evaluación de inversiones, aportando mi conocimiento del lado financiero, y en las relaciones internacionales. Además participo como inversionista”, asegura a DF MAS.
También asesoran a la compañía el científico chileno César Hidalgo, académico de la U. de Toulouse; el brasileño Guillermo Emrich, socio de FIR Capital; el exministro de Salud Digital portugués Henrique Martins; y el investment manager de E Squared Capital en Wall Street, Les Funtleyder.
“Estamos mal acostumbrados a pensar que solo en los países desarrollados se crean buenas ideas", señala Valenzuela.
En diciembre de 2020 anunciaron la creación del fondo de riesgo, y comenzaron contactar a emprendedores y potenciales inversionistas para empezar a construir relaciones.
En paralelo reclutaron a cuatro socios operacionales, personas insertas en el ecosistema biotech de sus países: Eduardo Emrich en Brazil; Matías Peire en Argentina, Ramphis Castro en EEUU para Centro América y Carmen Contreras en Colombia. “Sin ellos, desde Chile no podríamos tener acceso a todas las oportunidades regionales”, dice el socio de Endurance.
“Estamos mal acostumbrados a pensar que solo en los países desarrollados se crean buenas ideas. En América Latina se crean ideas igual de buenas que en el primer mundo, lo que falta es poder conectarlas con el capital para poder hacerlas realidad. Con nuestro fondo esperamos acortar en algo esa brecha”, añade Valenzuela.
Tres apuestas
Decidieron enfocarse en startups cuyos fundadores tuvieran algún vínculo con la región, o en compañías que operaran en Latam. Eso para el 95% de las inversiones. Un 5% sería libre. Y ahí, en la excepción, es donde detectaron la primera oportunidad de negocio en agosto: la sueca Learning to sleep.
El único link con Latinoamérica de la app de salud digital que combate el insomnio -cuyo uso en Suecia es financiado por el sistema público de salud- fue la persona que les contó de su existencia: el científico chileno Eduardo Villablanca, que reside en ese país.
Desde Ciencia y Vida contactaron a la empresa, pero ésta estaba a dos semanas de cerrar la ronda de inversión y Zentynel aún no estaba constituida, por lo que le recomendaron la apuesta a António Murta, CEO del VC europeo Pathena, quien a su vez se dio cuenta de que la sueca iba a salir a la bolsa a fines de 2021.
“Es demasiado atractivo, ¿me dejarías negociar con ellos para que los dejen entrar”?, le respondió. Entonces los socios de Zentynel decidieron cambiar de estrategia, armaron un Single Purpose Vehicle (SPV) -vehículo de inversión que se crea con el fin de hacer una única inversión- que les permitiría entrar al deal junto a Pathena.
En eso apareció una nueva oportunidad. Los contactó el fundador de la brasilera Cell Vaxs, dedicada al tratamiento del cáncer con la terapia celular, para contarles que estrenaría la compañía en el Nasdaq, y quería pedirle ayuda a uno de sus asesores: el estadounidense Les Funtleyder.
En el directorio de Zentynel, Loehnert se percató de que el CEO de la startup había sido su compañero en Stanford. A los pocos días, la empresa los invitó a participar en una ronda exclusiva para ellos, previa al IPO. Esa inversión -vía SPV- se concretó este martes.
Y ese mismo día, en la reunión de directorio, acordaron el tercer “vamos”: Autem Medical, un resonador de bolsillo que emite ondas que sincronizan la tasa de división celular de los tumores, para que las células sean más susceptibles a las quimioterapias, radioterapias e inmunoterapias.
“Con esto, las personas o reaccionan mejor a los tratamientos o necesitan ciclos más distendidos. Funciona bien en la cabeza y en el abdomen”, explica Hernández. Cuando la firma -creada por el oncólogo Fred Costa- fue a la FDA en 2017, el organismo estadounidense les dio una breakthrough designation, lo que les permitirá una tramitación prioritaria en su aprobación final.
En los próximos días el fondo Zentynel se terminará de estructurar y cerrar. Con ello pasará a ser el primero de Chile -Aurus tuvo uno- y el mayor VC de la región enfocado 100% en biotecnología. El objetivo es invertir en unas 10 empresas en Serie A. Para eso traspasará primero las tres ya hechas a través de SVP.
Y ya tienen en la mira varias oportunidades, entre ellas, empresas de nuevos dispositivos médicos para apoyar sistemas de rescate o de emergencia (ambulancias, helicópteros u hospitales de terreno); dispositivos de monitoreo de desbalance hormonal no invasivos; de diagnósticos en cáncer, enfermedades neurológicas o inflamatorias; fitofármacos para enfermedades oncológicas, etc.