Punto de partida
El IPO de Instacart, según los chilenos que trabajan en la startup de delivery
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Es el sueño de buena parte de los fundadores de startups. Hacer un IPO (abrir en bolsa en Estados Unidos) y tocar la campana del Nasdaq es el símbolo del éxito de una compañía tecnológica. Pero en los últimos 18 meses esa campana más bien había acumulado telarañas: con la caída de las valorizaciones de estas compañías, los emprendedores pospusieron -o desistieron de- ese gran hito.
Pero en septiembre la situación empezó a moverse. El día 14, ARM, inglesa que fabrica semiconductores y chips, concretó una oferta pública de acciones. El 18 la siguió la startup de mailing nacida en Boston Klaviyo, y la semana pasada fue el turno de Instacart, empresa ícono de delivery con sede en San Francisco que entrega un servicio de entrega y recogida de comestibles en Estados Unidos y Canadá. En esta última -que es descrita como “la inspiración de Cornershop”- hay seis chilenos que fueron testigos del acontecimiento.
MBA tech
Desde Palo Alto, Agustín Fermandois relata cómo han sido estos días en Instacart. El chileno de 32 años, al egresar de ingeniería civil de la Universidad Católica, fue reclutado por Arturo Tagle, fundador de la startup chilena Kunder, y trabajó por dos años en dicha fábrica de software. Tras ello entró a MACH, donde llegó a liderar un equipo de siete ingenieros. “Pero sentía que la experiencia de management la estaba teniendo muy temprano en mi carrera. Me faltaba algo para seguir creciendo. Desde el lado técnico, tres años no es suficiente, la industria crece y hay que saber lo que uno está haciendo para después dirigirlo. Todo apuntaba a que el próximo paso tenía que ser irse a Estados Unidos”, dice Fermandois.
Para trabajar en una de las grandes empresas tecnológicas norteamericanas, el formato es súper estándar, comenta el ingeniero. “Hay que comprarse los libros, preparar las entrevistas y buscar contactos. En la industria lo llamamos en broma el MBA tech”. Esto, porque a su parecer es equivalente a estudiar un Gmat, la prueba de admisión universitaria que se debe rendir en Estados Unidos para entrar a planteles académicos.
Durante cuatro meses Fermandois trabajaba de día y estudiaba de noche. Luego empezó el proceso de envío de curriculum y contacto con reclutadores. Dice el chileno que en total son cinco entrevistas: esto empieza con un reclutador experto quien, tras revisar el perfil de las personas postulantes, propone nombres a un comité. “Ahí tienes una primera entrevista”, señala. Si pasa esa primera barrera, las empresas invitan a oficinas durante un fin de semana, con todo pagado. “Y pasas por una ronda de al menos cuatro pruebas más. Si te va bien, conversas internamente con los equipos que estén contratando personal y si le gustas al equipo, recibes una oferta”, relata.
El chileno tuvo entrevistas con Facebook, Amazon, Google y además con Instacart. Recibió ofertas de tres de estas compañías y se decidió por la más pequeña. “Porque aunque suene cliché, quería un lugar donde pudiera marcar la diferencia, una empresa más desordenada por dentro, en crecimiento y con la opción de vivir un proceso de IPO”, confiesa Fermandois.
El primer intento
En mayo de 2022 el ingeniero aterrizó en San Francisco y un mes después empezó sus labores de senior software engineer en el equipo de procesamiento de pagos de esta startup fundada en 2012 por el indio-canadiense Apoorva Mehta, el estadounidense Max Mullen y Brandon Leonardo. Instacart recibió cerca de US$ 2,9 mil millones de inversión por parte de Andreessen Horowitz, Sequoia y Fidelity, entre otros venture capital íconos de esta industria. Previamente fue acelerada por Y Combinator.
La empresa estuvo cerca de abrir en bolsa en 2021, pero la caída de los mercados los hizo retroceder. En esa época pasó de una valorización de US$ 39 mil millones a una de US$ 10 mil millones.
Fermandois relata que internamente se hablaba de la opción de convertirse en una empresa líquida, y que muchos empleados con más de 10 años en la compañía estaban muy interesados en que esto sucediera. Por otro lado, esta opción no era demasiado creíble: ya habían estado cerca de que aquello ocurriera y finalmente no se materializó.
El IPO
Cuando la empresa que inspiró a Cornershop manifestó sus intenciones reales de salir en bolsa, hubo cambios internos y “procesos de transparencia con reportes detallados de datos”, recuerda Fermandois. En agosto de 2021, el fundador Apoorva Mehta dejó su puesto de CEO y, en su lugar, asumió la ex jefa de la aplicación de Meta y actual directora de Shopify, la francesa Fidji Simo. La profesional en su antiguo trabajo le reportaba directamente a Mark Zuckerberg, controlador de META.
Por su parte, en los canales internos de Instacart se comentaban a diario asuntos financieros y estimaciones de la recepción del mercado sobre el posible IPO. “El tema estaba muy presente el último año y todos querían que ocurriera”, destaca el ingeniero.
Durante el último mes, en que la startup hizo pública la noticia de que saldría en bolsa, comenzó un road show con inversionistas. Según el chileno “todos los medios hablaban de la empresa y analizaban sus estados financieros. El último mes fue muy especial, se comentaban los unit economics, se preguntaban si éramos rentables o no, que sí lo somos, y se esperaba con ansias el hito”.
El día en que se materializó el IPO, todas las acciones de la compañía pasaron a ser del mismo tipo y los empleados recibieron acciones comunes. Aquí, explica Fermandois, existían dos opciones. Stock options y RSU (restricted stock units), acciones que tienen condiciones para ser entregadas (vesting). En ambos casos, tienen que haber transcurrido una cantidad de días para poder deshacerse de ellas.
El viaje del Nasdaq a Instacart
Generalmente parte del equipo directivo viaja a Nueva York para tocar la campana del Nasdaq. Pero desde la pandemia el protocolo es diferente: es el Nasdaq el que se traslada a las oficinas centrales de la startup. Estén donde estén.
Así, uno de los seis pisos de las oficinas de Instacart en San Francisco se cerró y se transformó en un estudio del Nasdaq, idéntico a lo que se ve en Nueva York, relata el chileno. Y en lugar de la tradicional campana, aquí había un timbre. Fermandois se levantó a las 4:30 de la mañana, el evento empezaba a las 6 am en Palo Alto: el horario debía coincidir con la apertura de mercados en NY, a las 9 am.
“Era una fiesta total, bar abierto desde primera hora. Parecía matrimonio. Había champaña, Aperol, vino... por ocho horas fue pura fiesta”, describe el senior software engineer de Instacart. Nasdaq montó un escenario, abundaba el merchandising de la empresa y todo el círculo tech de la zona estuvo ahí. Esa semana se rumoreaba que un artista reconocido animaría la fiesta. A pesar del jolgorio, “uno celebra y trabaja al mismo tiempo. La aplicación no duerme”.
La CEO tomó la palabra y dijo algo como “este es un gran paso pero nuestra misión no está terminada, hay que seguir con hambre de crecer y seguir extendiendo el acceso a la comida a quienes no tienen tiempo de salir a comprarla”, recuerda el chileno. La penetración del mercado del grocery es de 12% y la penetración online aún es baja, grafica. A las 14 todos los empleados volvieron a sus casas.
Su sueño siempre fue emprender, pero “el camino que yo prefería era el de especializarme un poco, desarrollarme y luego lanzarme, creo que ese es mi norte”, concluye desde Palo Alto el chileno.
Los otros chilenos
- Santiago Martí - Senior Software Engineer
- Viviana Garrido - Mobile Engineer
- Daniel Jorquera - Senior Software Engineer
- Daniel Acuña - Software Engineer
- Sebastián Soto - Senior Staff Software Engineer