Punto de partida
El recorrido de la cervecería LOA para vender medio millón de litros al año
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Nicolás Forti y Javier Cueto eran compañeros del colegio. Desde esa época soñaban con hacer un proyecto juntos, pero no tenían una idea clara. No fue hasta salidos de la universidad cuando dijeron “¿y si hacemos cervezas?”. “No sabíamos nada en ese minuto, muy poco”, confiesan.
Llegaron a la Cervecería La Montaña en la provincia del Maipo, probaron una receta con ellos y partieron emprendiendo. Maquilaban en Buin, vendían sus barriles exclusivamemte en Pichilemu y vivían en Santiago. “Todo mal”, recuerdan entre risas. “Nos fuimos dando cuenta de que con pasión y aprendiendo en el camino, podíamos escalar y hacer algo interesante”, añaden.
A su cerveza la llamaron LOA, que viene del verbo loar, alabar. Lo explica Forti: “Una alabanza al rubro cervecero, al buen trabajo y profesionalismo, el arte de cada cerveza y la cultura en torno a esta industria”. Salían a tocar puertas en distintos bares y restaurantes y ofrecían su barril de cerveza artesanal. Casi medio año fueron sólo ellos dos los únicos socios.
Barriles rodando en la carretera
En este periodo de aprendizaje hubo muchas anécdotas, una de ellas generó problemas en la carretera. “Tuvimos que ir cuatro días seguidos a Pichilemu por el día porque la máquina schopera estaba goteando, no entendíamos nada, aprendimos a instalar la máquina instalándola”, recuerda Forti. En otra ocasión, en medio del recorrido se les abrió el camión en el que transportaban los barriles y éstos rodaron por la vía. “Dejamos la cagada”, reconocen.
El 2019 fue 100% de aprendizaje, y se dieron cuenta de que querían hacer algo más grande. Llegó la pandemia y se cerraron los bares. Durante ese año, el 2020, investigaron más de la industria y el mercado, se asesoraron con cerveceros argentinos, mexicanos y la marca de equipamiento norteamericana ABE, la que los invitó a Nebraska para visitar clientes con tamaño y aspiraciones similares. “Fue la primera vez que nos dimos cuenta de lo que realmente íbamos a hacer, y descubrimos todo lo que nos faltaba por hacer para lograr poner en marcha la cervecería”, dice Forti.
“Creo que lo más importante en un emprendimiento es la venta. Sin la venta no baila el mono, sobre todo en un negocio tan tradicional como el negocio de la cerveza”, destaca Cueto. Por eso, armaron un equipo de marketing y pasaron de vender cinco mil litros mensuales en aquella época a cerca de 60 mil litros al mes actualmente, logrando una producción anual de medio millón de litros. Actualmente son 23 personas en LOA.
En medio de la pandemia encontraron un lugar adecuado en Quilicura, un galpón de más de mil metros cuadrados. Al crédito sumaron capital de familiares y amigos y empezaron a construir. El 8 de abril del 2021 cocinaron su primer lote de cerveza en la nueva casa de LOA. Todo bajo la supervisión del maestro cervecero brasileño Rodrigo Santos, quien hoy trabaja 100% en la empresa y tiene recorrido en Alemania y República Checa.
En ese entonces tenían dos fermentadores de mil litros, hoy se ven 12 de éstos, de seis mil litros cada uno.
“¿Cómo te llamas?”
El salto se dio en mayo de este año. En un viaje a Nashville, Estados unidos, a la CBC (Craft Brewers Conference), la feria más grande de ese país y donde participan los cerveceros independientes que imponen las tendencias. Viajaron los dos socios y el maestro cervecero, sin conocer a nadie.
Relata Forti que fue eso lo que los hizo tener éxito, “nos preguntaban de dónde éramos y decíamos ‘Chile’, muchos no tenían idea de dónde quedaba Chile”; y el golpe de suerte fue en una mesa de charlas: “estaba sentado y al lado mío estaba Mark VanAtta, empecé a conversar con él sin saber quién era, le pregunté su nombre y todos los presentes miraron con cara de asombro, era el Financial Manager de Tree House Brewing Co”. Explican los socios que esta cervecería es una de las líderes del mercado, con un modelo de negocios único en el cual venden más de medio millón de litros directos de forma única y exclusiva en sus seis locales. En verano hay filas de horas en sus bares y el consumo se limita a tres vasos por persona, para así generar la rotación. Un 24 pack cuesta US$ 100.
Fue tanto lo que le llamó la atención a VanAtta que éste mismo lo llevó a presentarse a los otros stands, y gracias a esta ignorancia consiguieron sus lúpulos, con los que hoy producen sus cervezas. En ese mismo viaje visitaron más de 50 cervecerías de distintos tamaños en Nebraska y California.
Una lata 100% reciclable y un bar
También conectaron con Ball, la empresa líder en el mundo en producción de latas de aluminio. Les contaron su sueño: ser la cervecería artesanal más grande de Chile en cinco años. Su apuesta era hacerlo de manera sustentable y con diseños llamativos.
En abril de este año cerraron un acuerdo y recientemente sacaron su primera producción. Son la primera cervecería craft de Chile en comercializar su producto en latas 100% reciclables. Esto, gracias a la tecnología de Ball que imprime en las latas (en lugar de imprimir etiquetas). Con ello, pueden jugar con sus diseños, dice Forti. “En una buena infraestructura, con muy buenos insumos, se hace una cerveza espectacular. Pero una cerveza espectacular que no está bien vestida, no sirve de nada”, comenta.
Forti y Cueto adelantan que para el 2024 buscan llegar al millón de litros anuales, sin perder su calidad. Para eso han invertido en tecnología y hoy día trabajan con medidor de oxígeno disuelto y centrifugadora, ya que la cerveza se puede afectar por “oxígeno, luz y temperatura”, señalan. Venden 70 mil latas mensuales, lo que representa un 35% de su producción.
Asimismo, el próximo año esperan inaugurar el primer Bar LOA y sueñan con un festival de música. Aspiran a ser la cervecería más grande de Chile en su categoría en cinco años de vida. Con dos años en el mercado, aseguran ya estar en el top tres. Este año ganaron nueve medallas internacionales.