Punto de partida
Emprendedores usan burbujas para rescatar el suelo marino
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Un amigo en común presentó a José Pablo Puga (38), ingeniero civil Mecánico, Magister en Ciencias de la Ingeniería, con el abogado de la Universidad de Los Andes, Tomás Bravo (36), a fines de 2017. Los dos vivían en Frutillar, ambos habían hecho postgrados en Londres, y tenían un propósito en común: hacer más sustentable la industria salmonera. Puga era entonces jefe de proyectos de Sealand Aquaculture y Bravo tenía experiencia en desarrollo de negocios en el área minera. En marzo de 2018 emprendieron con una consultora enfocada en eficiencia energética y sustentabilidad.
Los impulsores del proyecto veían que la salmonicultura presentaba importantes oportunidades para la implementación de soluciones tecnológicas, en particular, relacionadas a la reducción de costos y del impacto ambiental. Analizando compañías donde ofrecer sus servicios conocieron a Paulo Jorquera (42) ingeniero ambiental de la Universidad de la Frontera, quien se desempeñaba como jefe de concesiones, medio ambiente, certificación y seguridad de Salmones Blumar.
Su expertise en protección de suelo marino y del exigente sistema regulatorio de la acuicultura convenció a la dupla que debían sumarlo al equipo. Así, en diciembre de 2018 Jorquera asumió la gerencia de medio ambiente, Puga quedó como gerente general y Bravo tomó las riendas de la administración y finanzas. Bautizaron la firma como ChucaoTec, el nombre de un pájaro típico de la zona y "porque nos interesaba darle un sabor local, con la idea de que quede claro que se puede hacer tecnología en la región", afirma Puga.
Evitar perder 4.ooo toneladas de salmón
Lo primero que Paulo Jorquera advirtió a sus socios es que el problema del futuro más próximo para las empresas de cultivo de salmón era la protección del suelo marino. Para poder sembrar en el mar, las empresas necesitan cumplir con ciertas normativas ambientales, que indican que los fondos marinos bajo sus concesiones deben estar en condiciones aeróbicas, es decir, con óptimos niveles por ejemplo de oxígeno, ph y materia orgánica, entre otros.
Para que se pueda volver a "usar" ese espacio de mar, por sí sólo el suelo tarda entre 3 a 8 meses en recuperar su biodiversidad. Algunos nunca se recuperan y quedan para siempre catalogados como anaeróbicos. "Existe un componente económico también muy potente que es la incertidumbre del comportamiento de estos fondos porque no puedes predecir cuánto tiempo tomará y en eso se te puede ir una producción entera de salmones", advierte Jorquera. Perder un espacio de "siembra" producto de las condiciones ambientales puede llegar a significar para una empresa la imposibilidad de engordar 4.000 toneladas de salmones. Eso equivale a más de 14 millones de dólares.
José Pablo Puga había conocido una tecnología japonesa -el país de mayor expertise en materia acuícola- que a través de la inyección de oxígeno en forma de nano burbujas limpian de manera eficiente y sustentable las condiciones del lecho marino. Se pusieron de cabeza en implementar la idea, primero trayendo de Estados Unidos un generador de nano burbujas que les sirvió para crear su propio prototipo gracias a un préstamo que un amigo de Puga les hizo por $10 millones. Con la tecnología adoptada, empezaron a asesorar a sus clientes desde la etapa inicial del proyecto, que consiste en la tramitación de los permisos ambientales necesarios, hasta el monitoreo de la condición resultante -sedimentos, fecas y desechos- de los centros de cultivo.
250 millones de burbujas
El primer cliente fue Marine Farm, productora de salmones de Aysén y Los Lagos. "En nuestra primera aplicación, logramos revertir la situación anaeróbica de un centro en operación en poco más de un mes", comenta José Pablo Puga. Hoy operan de manera permanente en 5 centros, con 14 equipos y 20 difusores. Este año, a pesar de la pandemia, su crecimiento ha sido de 400%. "Nuestro servicio permite generar los escenarios necesarios para que el fondo marino se pueda regenerar de forma natural, permitiendo así lograr el cumplimiento de las condiciones que exige el servicio," señala Bravo.
Definieron que el modelo de negocio sería a través de contratos anticipados y contratación directa lo que les permitía lograr el flujo para proveer el servicio, tramitar los permisos y autorizaciones del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), la autoridad marítima y la Subsecretaría de Pesca, arrendar barcazas para trasladar los equipos y aplicar el sistema de difusión. Esto es, sumergir el generador hasta 150 metros bajo el mar y llegar a producir 250 MM de nano burbujas por mililitro de agua. Esta cifra, certificada por la Universidad de Chile, los pone en la categoría del servicio con mayor concentración de nano burbujas. Aún más que firmas de la competencia que operan en Estados Unidos, Japón y Canadá.
El generador propio
Desde su oficina en Puerto Varas supervisan la operación 19 empleados que controlan sus 10 clientes -equivalente al 60% de la industria- en las regiones de Magallanes, Aysén y Los Lagos. Uno de ellos es Salmones Blumar. "Chucaotec nos ofrece una alternativa eficiente para el mejoramiento de los fondos marinos, además de ser sustentable con el medio ambiente. Esto último es muy relevante, ya que no utilizan químicos para hacer su trabajo", comenta David Zaviezo, subgerente de Medio Ambiente, Concesiones y Certificaciones de dicha compañia.
En agosto de este año crearon su propio generador al que bautizaron "Quetrox", haciendo alusión a Queto -un pato típico del lugar- y a la oxigenación, para seguir con la tradición de bautizar sus creaciones con nombres de pájaros. En un par de semanas echarán al mar su primera embarcación que está en pleno proceso de fabricación en un astillero en Puerto Montt que llevará los generadores a los centros de cultivo. También será bautizado como ave local. "Hemos ido integrándonos verticalmente para mejorar nuestros procesos, así como nuestro margen operacional", señalan.
Actualmente parte importante del foco de desarrollo es la puesta en marcha de una solución permanente de oxigenación de fondos marinos, que asegure a las empresas productoras de salmón mantener niveles de oxígeno tales que permitan la degradación natural de sus emisiones de carbono y la mantención de las condiciones aeróbicas bajo sus concesiones. La idea es enfocarse en la prevención en lugar de la recuperación de centros que se encuentran anaeróbicos.
En los próximos 3 meses, dicen, estarán en condiciones para implementar esta solución la cual actualmente está finalizando su fase de diseño y próximos a ingresar para obtener las autorizaciones respectivas. "Lo importante de este modelo es que es una solución escalable y de bajo costo operativo", dice Bravo. Y añade: "Pero, sobre todo, da seguridad de eliminar los impactos al fondo marino y entrega mayor certeza al rubro en cuanto a la disponibilidad de centros de engorda".