Punto de partida
Korb, el supermercado chileno de las PYME que aspira convertirse en unicornio
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Úrsula Tiselj (33) dice que ha sido emprendedora toda la vida. Su inclinación por los negocios, relata desde una sucursal de Korb en Colina, partió a los 8 años cuando instaló un puesto en la calle, donde vendía queques y bebidas en La Florida, a pasos de su casa.
“De ahí en adelante no paré. Y como no podía pagarlo, me esforcé por conseguir una beca en la universidad para estudiar algo relacionado a esto”, recuerda la ingeniera comercial de la UDD, quien además tiene un postgrado en comercio internacional en la Universidad de Chile.
En paralelo, trabajó como promotora de eventos. Y, dice, “quedé súper metida en el mundo del marketing”. Entonces, a los 21 años, fundó USH, su propia agencia, en la que tenía como clientes a la Asociación Chilena de Seguridad, Red Salud, Yapo, entre otros.
El primer tiempo de la empresa fue un éxito y ella incluso fue reconocida como Emprendedora Endeavor 2011, Premio 5 emprendedores Sub25 del 2011 y “100 mujeres líderes” el 2013, sin embargo ese mismo año tuvo un tropiezo societario, que la dejó en bancarrota y con deudas millonarias.
Se reinventó y en 2014 fundó una nueva agencia por su cuenta y sin socios, la bautizó como USH 360, aludiendo al radical cambio de su antigua empresa. “Requirió mucho trabajo y esfuerzo, pero no estaba dispuesta a rendirme”, recuerda la emprendedora, quien logró saldar sus deudas.
En paralelo a ello creó una fábrica llamada Stand360 que se dedica a armar puestos de ferias para todo tipo de eventos. Algunos de los que organizó fueron Expomin, una de las ferias de minería más grandes del mundo; Expocorma, feria Internacional Forestal organizada; y además era la proveedora oficial de la COP 25 de Chile. “Pero lamentablemente, no pudo concretarse”, recuerda.
Empezar a importar
Durante la conversación, Úrsula reflexiona: “Un emprendedor siempre tiene que tener un negocio con el que le va bien y otro para la filantropía”. En este, el de las ferias, era el exitoso, reconoce. Con lo que ahí recaudó -más la colaboración de un inversionista ángel-, juntó $ 200 millones y se lanzó nuevamente.
“El 2019 me tiré a la piscina con una importadora de productos premium y sin entender mucho del negocio me lancé con todo”, reconoce. Nuevamente lo hizo sola, sin socios, y bautizó la importadora como Monteverdi y a principios de ese año partió a Europa con el fin de, a través de ella, abastecer a las grandes cadenas de supermercados chilenas.
“Una vez dentro de esta industria descubrí cómo era realmente el mundo de las importaciones”, comenta la ingeniera comercial. Según su experiencia, entrar en los canales de distribución de los grandes supermercados “era algo prácticamente imposible para un emprendedor”.
Y explica: “Se demoraron meses en atenderme y una vez que logré entrar a un supermercado me cobraron por todo tipos de cosas como reponedores, despacho, sistema de inventarios, y rapel (derecho de estar en la repisa). Me aburrí”. Y optó por hacer su propio supermercado. Corría el año 2020 y la fábrica Stand360 había quedado congelada como consecuencia de la pandemia. Entonces, creó Korb con un equipo de 7 personas.
“Era mi turno de apoyar a emprendedores”
Korb -que en alemán significa canasta- partió siendo una especie de supermercado de productos europeos premium como pasta, bebidas, vinos y quesos importados principalmente de Italia. Pero cuando la crisis social y la pandemia trajeron desabastecimiento, ella vio una oportunidad.
“Se me ocurrió comenzar a traer insumos básicos y en el 2020 empecé a traer todo tipo de productos desde Europa”. Y amplió la mercadería: son 100 marcas que van desde detergentes a ropa para niños.
La marca entró a Cornershop y las PYME vieron ahí una oportunidad: varias se acercaron al equipo para ofrecer sus productos. “Al principio dije que no, porque se supone que éramos un supermercado exclusivo de marcas europeas. Pero después pensé que no podía ser tan inconsecuente, que yo también había pasado por lo mismo que estos emprendedores y que tenía que apoyarlos”.
Korb se convirtió en un marketplace de PYME de Chile y del mundo con la idea de ofrecer distintos productos en un solo lugar. El tema del precio, explica ella, era crucial: “Margen justo es igual a precio justo”.
Según cuenta, un detergente alemán de Unilever de tres litros cuesta casi nueve mil pesos mientras que el envase de litro y medio del mismo producto se encuentra a diez mil pesos en las repisas de un supermercado tradicional. “Puedo asegurar que el mayor porcentaje de ese precio va directo al supermercado”, recalca.
A diferencia de los tradicionales marketplace, el modelo de negocio de Korb funciona a través del stock: el supermercado compra los diferentes productos a las PYME al por mayor y los vende individualmente. Pero también existe la alternativa de consignación para las PYME. Es decir, si las marcas tienen exceso de algunos productos, Korb los mostrará en su página web.
Su meta: ser unicornio
Durante noviembre Korb contaba con más de 300 productos en stock, pero para diciembre esperan tener al menos mil en sus bodegas para ofrecer a los clientes. La emprendedora cree que en dos años el crecimiento se traducirá en que será el único canal de venta para PYME. El plan comercial de la firma estima que en el 2026 será la primera y más grande cadena de supermercados con productos europeos, con locales en todo Chile y al menos uno en Perú.
Pero hay que ir paso a paso. En concreto, la próxima semana será el lanzamiento de su nueva página web, que según dice contará con un software de última tecnología y estrenará una nueva solución para sus clientes corporativos.
Para ello invirtió 1.000 UF y la iniciativa consiste en la creación de un crédito que reemplaza las cajas corporativas para aguinaldo -el producto estrella de Korb en estas fechas- por una especie de gift card digital.
“Pienso que es más personal esto que regalar una gift card de una gran cadena”, explica la fundadora, quien asegura que para esta etapa de crecimiento no contempla aumento de capital de terceros. “No me interesa meterme con rondas de inversiones, porque yo sé para dónde voy: estoy segura de que seré la primera mujer en hacer un startup unicornio”, concluye.