Punto de partida
La cruzada verde de Gisselle Bracamonte en la minería chilena
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Hace poco más de dos años, sentada en un sillón frente a la televisión mientras trabajaba en el computador, Gisselle Bracamonte Endre (47) sintió vergüenza cuando, en medio de un reportaje sobre vertederos, una fotografía acaparó su atención: al centro de una montaña de residuos destacaba una botella plástica con la etiqueta de su empresa.
“Debo hacerme cargo”, se dijo y se dedicó a desarrollar una solución con la que asegurara que el plástico generado por su línea de productos premium More Chile regresara a sus manos para ser reciclado y aprovechado en la producción de nuevos envases. Una ruta circular que llamó More Green Recycle.
La ruta estaba clara, pero faltaba afinar la logística y en ese proceso advirtió que el retail y las cadenas en las que se comercializaba el agua embotellada no podían satisfacer su requerimiento de poder acceder al plástico después del consumo. Así fue cómo reenfocó la estrategia y tomó una decisión.
Tras más de 10 años de un arduo trabajo posicionando en el mercado local e internacional sus productos gourmet -primero fue el aceite de oliva que llevó a Latinoamérica, EEUU y Japón y luego la producción de un agua mineral con tres veces más oxígeno- la diseñadora industrial cambió el retail por tres sectores: la minería, la hotelería y la salud, que garantizan consumo masivo y la seguridad de recuperar el 100% de sus envases.
El mundo de la minería siempre ha sido parte de su entorno. Su padre, Luis Bracamonte, trabajó por aproximadamente 40 años en el área de Recursos Humanos de Codelco. Gisselle fue criada en Chuquicamata y fue testigo de cómo es la vida en los campamentos mineros.
“Conozco la poca conciencia de los colaboradores de la industria. Crecí con eso, por eso fue la primera respuesta a la pregunta de dónde debía enfocarme”, asegura.
Cruzó los datos del alto consumo de agua (por normativa cada minero debe consumir al menos seis litros de agua a diario) y constató que gran parte del plástico PET que genera la industria (aproximadamente 1.600 toneladas mensuales) va a parar a vertederos y rellenos sanitarios.
Ahí partió su modelo de economía circular: se convirtió en proveedora de agua mineral para la industria y, al mismo tiempo, facilita la gestión de reciclaje con que las mineras obtienen una certificación y participan del circuito de reutilización de la resina PET que sirve para hacer nuevos envases, cascos y equipos mineros.
“No solo retiro mis envases, también reciclo plástico PET de otras marcas, y con eso certifico a las mineras con cero residuos de este tipo”, explica.
El proyecto de triple impacto
More Green Recycle opera en seis mineras de Tarapacá, con una capacidad de recolección de 10 toneladas PET al mes. Pero la meta es alcanzar un flujo mínimo de recolección de 100 toneladas por zona. Para eso desarrolló una política de trabajo contributivo que involucra comunidades, alcaldías, gobernaciones, sector minero y a los ministerios de Minería, del Medioambiente y de la Mujer, para concientizar y definir estrategias para la gestión de residuos.
Con esta multiplicación de esfuerzos es que Bracamonte tiene en mente cumplir con un segundo hito para 2023: inaugurar una planta de reciclaje y una fábrica que se encargue de procesar la resina PET y entregar nuevos productos.
Canalizar el plástico de la industria en la zona de Diego de Almagro, en Copiapó -donde trabajan activamente-, facilitará la concreción de otro gran objetivo: que esta comuna sea “cero residuos” para el próximo año.
Bracamonte, que tiene varios diplomas relacionados con sustentabilidad y que ahora cursa una maestría de gestión ambiental en la Universidad Católica, está convencida de que la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) no debe limitarse a ser un destino final para las empresas, sino un punto de partida.
“La ley REP nos exige un mínimo, pero no es suficiente. Creo que es necesario avanzar en esta materia. Y aquí está la oportunidad de repensar la logística, de reinventar e innovar generando una iniciativa de alto impacto internalizando, ojalá en todas las industrias, la economía circular como una medida básica”, enfatiza.
Bajo esta premisa es que procura que el modelo circular que gestiona tenga triple impacto: generar nuevos empleos a mujeres y familias de las zonas en las que tienen presencia, favorecer a la minería a través de la recolección gratuita de sus residuos, y mejorar las condiciones del medioambiente para las comunidades.
“La idea es ayudar a la industria a disminuir su huella de carbono e ir replicando estas actividades a lo largo del país”, sostiene.
La experiencia en la Expo Dubái
En su visita a la Expo Dubái, donde fue invitada por la exministra Monica Zalaquett junto a un grupo de seis empresarias, Bracamonte tuvo la oportunidad de presentar su modelo de economía circular, y la sorprendió saber de primera mano que la visión que tiene el mundo respecto a Chile es que el país está muy avanzado en temas de sustentabilidad.
En el pabellón de Dubai, la contactaron representantes de mineras canadienses y australianas y la invitaron a dar una charla en Canadá para explicar las maneras en las que se puede aplicar este modelo. Lo que quiere Bracamonte es diseñar un manual para traspasar este modelo a los proveedores de líquidos de estas industrias en otros países.