Punto de partida
Renunciaron a Cornershop para fundar la startup de ropa usada "Sotos"
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“Por eso me gusta venir acá. Me da nostalgia”, dice Daniel López, conocido como Danito, desde una silla de Elephant Coffee, a un costado del edificio de Consorcio, en Las Condes.
Ese sentimiento, añade, tiene un origen: desde la terraza de ese recinto se puede ver la primera oficina de Cornershop, ubicada en Callao, cuando la firma era recién un incipiente proyecto, lejos de los levantamientos de capital millonarios, de ser unicornio. Lejos, también, de las ofertas de compra de Uber, de los premios, de la masificación en Chile y México.
López, informático del Duoc, está sentado y viste ropa retro: un gorro Carhartt, un chaleco Acne Studios y zapatillas New Balance 2002R protection pack. Se muestra feliz porque, dice, está a pocas semanas de lanzar su primera startup: Sotos, una firma tecnológica dedicada a la venta de ropa de segunda mano. El camino hasta acá, añade, fue largo y lleno de hitos. Él, sin dudarlo, establece el origen de todo hace 16 años.
En 2008 López escuchó un panel de Webprendedor en el que estaban Daniel Undurraga, Oskar Hjertonsson y Paolo Colonnello. “Me quedé enganchado, los encontré súper inteligentes, y dije: ‘Qué bacán sería trabajar con ellos’”.
Tiempo después le dijo a un amigo que postulara a Needish, un portal que prometía que cualquier tipo de necesidad podía ser resuelta, y que era fundada por Hjertonsson, Undurraga y Juan Pablo Cuevas. Pero su compañero no quedó. López, en cambio, creía no tener las capacidades para entrar a la empresa, pero era un usuario activo de la incipiente red social. Así que un día publicó que estaba buscando trabajo.
Al poco tiempo lo contactó Undurraga y lo citó a una entrevista. Era julio de ese año. “Me dijo: ‘Mira, el puesto todavía no lo abrimos porque no tenemos plata, pero en tres meses lo vamos a abrir y te llamamos. Yo pensé que era la típica estrategia. Me entrevistó solamente porque es el fundador y quería que supiera que funcionaba bien la empresa”.
Tres meses después se tragó sus palabras: Undurraga lo llamó para contratarlo. En ese entonces eran ocho personas en Needish.
Antes de que terminara 2008, recuerda López, “los cabros se fueron a levantar plata a San Francisco y llegaron diciendo que no había plata, pero que existía otra empresa llamada Groupon y que la podíamos hacer en Chile”.
Así nació Clandescuento. “No pudimos lanzar por el terremoto, pero esperamos unos meses y el primer día vendió más de lo que había vendido Needish en toda su historia”, afirma López. Al poco tiempo, los compró Groupon.
El llamado de JP Cuevas
Danito era el encargado de las redes sociales de Groupon, y en 2013 decidió hacer su propio camino. Renunció para crear una red social que agrupaba todos los “me gusta” que uno ponía en diferentes plataformas (en esa época no existía la opción de guardar). Su socio era el también ex Groupon y fundador de Xepelin Carlos Veloso (hoy en 42X). “Nos fue horriblemente mal”, confiesa. Al año cerraron las operaciones.
Tras cerrar otro emprendimiento -un club de suscripción de café de especialidad-, López decidió irse a Londres con su pareja. Pero un llamado cambió la estadía. “Dos semanas antes de irme me llama Chaq (Juan Pablo Cuevas) y me dice: ‘Me voy mañana de vacaciones, ¿quieres hacer servicio al cliente mientras no esté? Pero tienes que venir a la oficina, porque no nos gusta el trabajo remoto’”. López aceptó y también se hizo cargo de las redes sociales de Cornershop. La startup tenía meses de vida.
A su vuelta, Cuevas le propuso que siguiera a cargo de esa área y negoció para poder hacerlo desde Londres. “Ahí entré oficialmente a Cornershop”, rememora el programador, quien trabajó cerca de un año y medio desde Europa. Su trabajo era redes sociales y escribir los correos, pero con el tiempo, cayeron nuevas responsabilidades.
“Soy creativo y bueno para molestar”, se define Danito, “entonces empecé a hacer chistes en las bolsas, en las poleras. Oskar tiene un humor muy raro, envidiable para los que trabajan en creatividad, porque de repente yo hacía algo muy loco, me iba en la volada, se lo mostraba y me decía: ‘Hazlo más raro, sube de tono, dale no más’”.
Así nacieron las famosas bolsas de Cornershop, esas que se paseaban por los supermercados con consignas como “nuez tes triste”, “verano sin sandía, es como noche sin día”, y “no hay piña que por bien no venga”.
“Eso fue un trabajo en equipo”, dice el emprendedor. Sin embargo, hay consenso en la startup de que López fue el cerebro creativo de ellas. “Estábamos un día aburridos en la oficina y las bolsas tenían un texto súper fome. Entonces, empezamos a jugar con canciones: así salió ‘hablame de ti bella cebolla’, ‘tengo todo excepto ají’ y muchas otras letras de Luis Miguel, Juan Gabriel y artistas que pegaban en Chile y México”.
“No cachamos lo buenas que eran las bolsas hasta cinco años después”, confiesa. “Y creo que esa fue una de las claves del éxito de Cornershop: hacíamos cosas que nos hacían sentido a nosotros, no necesariamente viendo métricas”.
En 2017 Danito le propuso a los socios crear el área editorial “y me mandaron a la cresta. Yo siempre era el de las redes sociales y quería desmarcarme un poco de eso. Sentía que era mucho más”. Siguió insistiendo y a los seis meses lo logró, destaca.
“Yo gano por cansancio más que por inteligencia”. Terminó siendo un equipo de 60 personas donde él era el director creativo. Todo lo que salía de Cornershop lo escribían en su área.
¿Gucci? ¿Prada? No, Sotos
Con la llegada de Uber “los primeros años fueron todos igual que antes. Fue bacán la noticia”, recuerda López. Pero “cuando empezó el tema de la migración y supe que iban a matar la marca, quise emprender. Yo siempre trabajé en marca, en creatividad, y Uber ya estaba creado por alguien. Tenía poco que hacer”, agrega.
En octubre de 2023 dejó Cornershop tras casi 10 años con una idea en mente: un marketplace de ropa usada de marca.
Esa historia se la contestó la ex country manager de Cornershop Canadá, Teresita Romo, quien también dejó la firma ese mes. “Bienvenido al mundo sin Slack ni correo corporativo”, le dijo ella. “Ya tengo Slack y correo corporativo nuevo”, contestó López. Así, mientras él caminaba al cowork donde creaba su nueva startup, acordaron que ella se uniría como socia.
Levantaron US$ 300 mil con los fundadores de Cornershop, ex empleados de la startup y los fundadores de Phage Lab, y armaron un equipo de siete personas.
La aplicación está desarrollada y será lanzada en julio. La nombraron Sotos. ¿La razón? “Queríamos que fuera más una marca de ropa que una startup de tecnología. Empezamos a jugar como los nombres de marcas europeas, que son apellidos, pero como son italianos son bonitos: Balenciaga, Gucci, Dior. Pero allá quizás son apellidos comunes. Jugamos con González, López y, al final, nos decidimos por ‘Sotos’. Es super común en Chile y México y es como una tribu: los Sotos. Es nuestra ironía para reírnos de lo que pasa en Europa”, asegura su CEO.
Sus referentes son la europea Depop (adquirida por Etsy en US$ 1,6 mil millones) y la norteamericana Grailed.
Su post de despedida de Cornershop “Jamás pensé que haberme criado viendo a Los Atletas de la Risa me iba a dar una carrera, pero acá estamos, varios años después, haciendo chistes en bolsas y post checkouts.
A veces creo que ni una empresa me hubiese dado la oportunidad, pero por suerte cuando Oskar Hjertonsson me entrevistó hace como 14 años, él no cachaba tanto español y yo jamás había visto a alguien rubio. Fue confuso e impactante para ambos, así que quizás por eso quedé.
Haber visto crecer esa guagua (que ahora es un viejo de 90 años postrado) es sin duda lo más importante que me ha pasado profesional y también personalmente. Y digo esto porque pa mí esto nunca fue una simple pega. Fue todo, le di mis pulmones, energía, y hasta salud mental.
Por eso mismo cuando supe que la marca iba a desaparecer, caché que mi momento se venía bien rápido (quería hacer un chiste con esta última frase pero temía que afectara mi finiquito). Y nada, hoy como último día en Cornershop, me despido.
Muchas gracias al equipo creativo por ser tan bacanes y por ser los responsables en las sombras de muchas cosas que marcaron la diferencia en la industria. Muchas gracias también a los founders por dejarnos hacer prácticamente lo que quisiéramos porque confiaban mucho en nuestro juicio y creatividad. Gracias a todxs los que están desde el principio y los que llegaron en el camino con ganas de aportar por el bien común, y no con ganas de brillar solos.
Cornershop es bacán. Adios Cornershopito, stay weird”.