Punto de partida
Tecfem.cl, la plataforma que busca técnicas mujeres
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Era un comentario que se repetía entre amigas y en redes sociales: mujeres que, al contratar un servicio técnico como gasfitería, electricidad o informática, se sentían disconformes en cuanto al trabajo realizado o inseguras ante la presencia de un hombre desconocido en sus casas.
Por otra parte, existe una tasa de desocupación laboral femenina que ha crecido en pandemia, además de una brecha de género que persiste en el ámbito de las carreras técnicas. Atendiendo a todos estos problemas nació Tecfem.cl, plataforma donde mujeres pueden publicar sus servicios y productos de manera gratuita.
La idea nació en 2016 como una inquietud compartida entre Susana Riquelme (36), administradora pública, y Carmen Gloria Iturra (36), ingeniera informática. “Un día me encuentro con una publicación de Carmen Gloria donde ofrecía asesoría gratis para quienes estuviesen armando negocios online para la creación de sus sitios web o marketing digital. Pensé: ¿de dónde salió este ángel?”, recuerda Susana, quien siempre ha trabajado en organizaciones sociales y en torno a temas de equidad de género. La contactó y le contó sobre su idea de crear una plataforma que funcionara como un espacio comunitario y laboral para mujeres. “Es lo que he buscado toda mi vida”, le respondió Carmen Gloria.
Un espacio seguro
Junto a un grupo de amigas voluntarias, echaron a andar Tecfem en 2016, de manera paralela a sus respectivas labores profesionales. El año pasado, producto de la pandemia, el proyecto cobró más fuerza y visibilidad, y en diciembre de 2020 se constituyeron como fundación.
Ya son más de 1.000 las mujeres inscritas en Tecfem.cl ofreciendo servicios que van desde gasfitería, carpintería, contabilidad, albañilería, computación, mecánica y jardinería, entre otros. “Muchas mujeres que se desempeñan en estos oficios no tenían cómo dar a conocer y promocionar sus servicios. Después de inscribirse en nuestra plataforma empezaron a ser contactadas y a trabajar. Para ellas fue un cambio de vida y eso lo valoramos mucho”, señalan las creadoras de la plataforma al explayarse sobre el espíritu de sororidad que trasciende al emprendimiento.
La plataforma ha crecido a ritmo acelerado los últimos meses, y han constatado que existe una demanda que busca contratar mujeres para distintos cargos con certificación técnica. “Hemos construido la fundación con puro amor y esfuerzo, y los resultados se han dado de manera orgánica: empresas grandes nos comenzaron a escribir a nosotras”, relatan.
El sitio ofrece una bolsa de trabajo femenina donde firmas como Engie, Bimbo, BCI, Walmart Chile, entre otras, publican sus ofertas laborales dirigidas a mujeres. Atendiendo a la implementación de la Norma Chilena 3262 de igualdad de género y conciliación de vida laboral, familiar y personal en empresas nacionales, Tecfem se convierte en un servicio que estas compañías requieren.
“Queremos atraer a mujeres de áreas STEM. Las necesitamos porque las están buscando las empresas y además ellas van a servir de ejemplo para que otras mujeres se motiven y para que niñas con esos intereses vean que existe campo laboral para ellas”, sostienen.
“Deconstrucción” técnica
Como ingeniera informática, Carmen Gloria relata su propia experiencia en una carrera “masculinizada”. Egresó de un colegio humanista y entró a estudiar Historia pero al poco tiempo optó por una mayor proyección laboral y se cambió a Informática en el Inacap.
“Primer día de clases: éramos 30 hombres y 2 mujeres. ¿Me habré equivocado? El profesor empezó a hablar y para mí era chino mandarín, pero como tengo personalidad extrovertida, me convertí en la más preguntona de mis compañeros, no me importó lo que pensara el resto”, dice la cofundadora de Tecfem.
Sí le afectó el sesgo y la discriminación cuando se empleó en una empresa informática. Tuvo una mala experiencia laboral de la cual salió con depresión diagnosticada. Una vez que logró recuperarse y recobrar su autoestima, decidió hacer algo por las demás mujeres: “Nuestro afán es crear este espacio para las mujeres y derribar las brechas de género”.
Ese trabajo debe comenzar desde la infancia, coinciden. Por lo mismo están trabajando en conjunto con instituciones educacionales y en alianza con distintas organizaciones como Mujeres Ingenieras, Umusa, Agenda de Género y Ella en obra.
Para que una mujer llegue a desarrollarse profesionalmente en el ámbito técnico, sostienen, generalmente debe haber tenido el anhelo desde niña, luego el ánimo de traspasar las barreras sociales que “masculinizan” ciertos oficios, estar dispuesta a ser minoría y superar diversos sesgos impuestos por el sistema. “¡Yo quiero a una trabajadora así conmigo! Una mujer que pase por todo eso, imagínate las ventajas cognitivas que tiene. Es bueno que las empresas cambien el chip y no vean la paridad como una imposición, sino como el momento de una gran oportunidad”, agrega Susana.
Menciona el síndrome del impostor(a) para explicar por qué las mujeres requieren de un impulso extra para aventurarse en ciertos campos laborales: “Solemos creer que somos menos capaces, o solo el complemento de un hombre, y nos autoexcluimos. Estudios señalan que las mujeres postulan a un empleo cuando cumplen con el 90% de los requisitos, a diferencia de los hombres que lo hacen con el 60%. Pero ahora existen más espacios seguros para las mujeres”.
“No nos vamos con chicas”
Otra dimensión que el confinamiento ha agudizado tiene que ver con las situaciones de violencia doméstica. Susana cuenta el caso de una gásfiter que se inscribió en la plataforma y consiguió reunir los fondos necesarios para arrendar su propio departamento y dejar atrás una relación violenta.
Ese tipo de historias son las que las motivan a dedicarle todas sus energías en Tecfem, aunque de momento los ingresos que generan son muy acotados. El servicio que entregan es absolutamente gratuito, no cobran por inscripción ni comisión. Al ser fundación debe pasar un año desde su constitución hasta que puedan recibir aportes a través de la Ley de donaciones.
Los costos operativos de la plataforma recaen sobre ellas, pero como son ingenieras informáticas, se absorben en su mayoría. Han realizado capacitaciones que les han significado pequeños ingresos, pero de momento todas mantienen sus otras ocupaciones laborales. Carmen Gloria cuenta que postularon y ganaron un fondo de 10 mil dólares mensuales de Google grants, beneficio que ofrece la compañía a organizaciones sin fines de lucro y que se traduce en un monto disponible para ser utilizado en publicidad de Google.
Así pueden promocionar en Internet y redes sociales los distintos servicios y productos que ofrecen las usuarias inscritas en Tecfem. También generaron un protocolo de seguridad con sugerencias como dejar por escrito los horarios y direcciones de los trabajos que realizarán durante la jornada, además de compartir su ubicación, y tienen plena libertad de rechazar una solicitud si esta les genera desconfianza.
“No nos vamos con chicas”, advierten al confirmar que tienen planes de internacionalizar Tecfem en el mediano plazo, pero señalan que quieren hacer las cosas bien y solidificar la base que están construyendo antes de abrirse a nuevos territorios.