Tecno
Rivian, la startup de vehículos eléctricos que se convirtió en la favorita de los mercados
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Hay un nuevo chico “cool” en los mercados: Robert “RJ” Scaringe. Lo curioso es que Scaringe, de 36 años, no hace ningún esfuerzo por serlo. Nada de chaquetas de cuero, ni atrevidos tuits, nada de memes para millones de seguidores, a la Elon Musk. Más que Tony Stark (a quien Musk admira), Scaringe parece Clark Kent, con lentes y corte de cabello tradicional incluidos. Casado y padre de tres hijos, con una familia muy bajo perfil.
No, Scaringe es el nuevo “chico cool” de los mercados porque su startup, la fabricante de vehículos eléctricos Rivian, protagonizó este mes la apertura a bolsa más grande del año, por US$ 12 mil millones.
En los primeros cinco días, las acciones de Rivian saltaron de US$ 78 a US$ 146. Tras el alza, alcanzó una capitalización de mercado de US$ 125 mil millones. El monto no se compara con los US$ 1,1 billones que vale Tesla, pero supera al valor de mercado de gigantes como Volkswagen (US$ 121 mil millones) o Ford (US$ 80 mil millones).
Más admirable aún es que Rivian todavía no ha declarado ni ingresos ni ventas. Así es, la empresa que hoy vale más que Volkswagen aún no ha vendido ni uno de sus SUV o camionetas eléctricas. Solo ha entregado 42 vehículos entre sus empleados y, según reportes, también a Jeff Bezos, uno de sus inversionistas más entusiastas.
Es entendible entonces que el rally de Rivian haya sido tema recurrente entre los podcasts de finanzas y tecnología esta semana. Pero más interesante que escuchar hablar de Rivian, es escuchar al propio RJ hablar de los inicios de la empresa y sus planes.
El año pasado WLEI, el podcast mensual del Lean Enterprise Institute, publicó una entrevista de más de una hora con Scaringer y Jim Morgan, su ex Chief Operator Officer.
Morgan es un ex alto ejecutivo de Ford y al igual que él, Scaringe se ha rodeado de otros veteranos de la industria automovolística. Después de todo, Rivian surgió del amor de Scaringer no por emprender o armar cosas, sino de su amor por los autos.
“Me gustan los autos desde que era un niño. Me encantaban. Me involucré en la restauración de autos clásicos y ha sido una de mis principales pasiones”, relata Scaringer, quien ya desde adolescente se planteó la idea de crear su propia línea de vehículos.
RJ fundó Rivian en 2009, con apenas 26 años, tras obtener un doctorado en ingeniería mecánica en el MIT. Para entonces, el movimiento medioambientalista estaba en ciernes, pero Scaringe asegura que fue el darse cuenta que “una de las cosas que más amaba era al mismo tiempo responsable de dañar el lugar en el que vivimos”.
Para entonces, Tesla ya tenía seis años y había comenzado el diseño de su primer modelo. Tras dos años, Scaringe se dio cuenta de que debía apuntar a otro mercado diferente al sedán que desarrollaba la empresa de Musk.
“Fue realmente el nexo de cómo crear vehículos que son a la vez emocionantes y que inspiren a la gente de la misma manera que los autos me inspiraron a mí cuando era niño, pero que también permitan disfrutar y promover salir al aire libre, que es otra de mis pasiones”, explica Scaringe sobre la decisión de apostar por SUV y camionetas.
Desde su IPO, Rivian ha sido llamada “la próxima Tesla” o su competidor más serio hasta ahora. Musk ha recogido el guante, criticando la alta valoración de Rivian, a pesar de no haber vendido comercialmente ni un solo vehículo.
RJ es muy diferente a Musk y ha dedicado los últimos 12 años en construir Rivian casi en silencio. En conversación con WLEI, Scaringe explica que apostaron por desarrollar las diferentes aristas (tecnología, diseño, distribución, etc…) antes de hacer públicos sus vehículos R1T y R1S, con un precio en torno a US$ 70.000.
“Estás comenzando a oír la música de esta orquesta. Todos los instrumentos están ahora allí. Están escuchando la música de una orquesta que tomó mucho tiempo en construir y poner todos los instrumentos en el lugar correcto”.
Rivian reporta tener órdenes por 55.000 de sus SUV y lo que convenció a sus inversionistas y al mercado es la orden de Amazon por una flota de 100.000 vans a entregar hasta 2030.
No son solo las vans. Pregunten a cualquier inversionista que apuesta por Rivian y repetirá el discurso de Scaringe: a diferencia de Tesla, Rivian no solo venderá sus vehículos, también venderá su tecnología (la plataforma física así como el software) para que otros puedan adaptarla y crear todo tipo de vehículos. La apuesta de Scaringe no es el ahora, sino el mercado en 10 años.