Cultura
Artista visual Sebastián Riffo Montenegro: El NTF “ha ido perdiendo el espíritu de anarquismo digital”
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Tiene 42 años, pero su recorrido artístico es reciente. Aunque siempre le interesó el arte y entró a estudiar la carrera en la Universidad de Chile, después de un año decidió salirse -“apenas tuve clases porque siempre estaban en paro”-, y se cambió a Diseño para luego trabajar durante 15 años en el mundo de la publicidad.
“Los últimos años ya estaba aburrido de intentar vender cosas que la gente no necesita y generar necesidad de consumo, es cierto que se usa la creatividad, pero con un fin comercial. Me quería dedicar a lo que realmente siempre me gustó, que es el arte”. Después de un par de años combinando las dos cosas, finalmente abandonó el mundo de la publicidad, se fue a vivir a Maitencillo y se dedicó a la pintura.
Fue unos meses antes de que sucediera el estallido social y luego el Covid. “Me tiré a la piscina”, dice.
Pinta cuadros y también crea obras de arte digital. Instagram ha sido una gran herramienta para dar a conocer su trabajo y también para vender obras. Durante la pandemia incluso crecieron las ventas, comenta. “Yo creo que gente que está acostumbrada a viajar, se dedicó a decorar sus casas y a cierto nivel eso ya significa comprar arte. Vendí obras originales y también impresiones”, cuenta.
Como diseñador se preocupa de estar mandando correos a galerías y de tener su portafolio bien armado, “ese trabajo más formal le gusta a las galerías de afuera. En Chile no me va muy bien, como no estudié arte y no estoy en el circuito, me va mejor afuera. Acá hay un mundillo donde hay que ser amigo de galeristas, que no es de mi interés. Trabajo en mi taller, mando mis cuadros, y no soy muy de ir a inauguraciones. Así se me han ido dando las cosas”, cuenta.
Este fue un gran año internacional para él, agrega. A principios de año participó de tres muestras colectivas en Europa, una en B Galerie en Hamburgo, otra en Goldshteyn Saatort Gallery en París y The Arx Gallery en Londres. Y aprovechando la ocasión viajó al viejo continente dos meses. Este 2022 también expuso obras en GR Gallery en Nueva York y Artplex Gallery en Los Angeles.
El lenguaje NFT
A finales de septiembre participó de Criptografía, una muestra colectiva de arte digital NFT organizada por Gallery Weekend, donde 28 artistas nacionales, seleccionados entre 200 postulaciones, mostraron distintas piezas de criptoarte. En esa oportunidad Riffo presentó dos obras modeladas en 3D, una de ellas representa la figura de una Virgen con cuerpo de envase de Coca-Cola, simbolizando cómo el consumo ha pasado a ser la nueva religión de las sociedades contemporáneas.
“Hago mini esculturas virtuales en 360°. Como diseñador manejo esas herramientas y el NFT (non fungible tokens) es una herramienta de venta que ha permitido que muchos artistas o desarrolladores digitales se metan en el mundo del arte digital, que antes no tenía mucha exposición y ahora ha tenido un boom súper grande”, afirma.
Uno de los temas centrales que le interesa desarrollar como artista es el del consumo, y las tecnologías de blockchain en ese sentido le parecen especialmente interesantes. “Me parece genial que no haya dinero real. El dinero en sí ya es especulación, pero al menos en blockchain es más sincero, nace 100% desde ahí. No hay bancos, ni políticas monetarias ni Estados”, argumenta Riffo.
Hay muchos artistas haciendo arte digital con la intención de vender NFTs, pero, afirma, muchos compradores lo valoran solo desde el punto de vista de la inversión, sin apreciar el arte en sí mismo. “Me gustaba el concepto democrático, pero creo que ha ido perdiendo el espíritu de anarquismo digital. Es como las modas. O como Banksy, que era un artista under y ahora se hacen grandes exposiciones con sus reproducciones por todo el mundo”, asevera. Él no tiene criptomonedas, y sus ventas por NFT las canaliza a través de galerías o agencias.
Acaba de recibir un encargo de Benetton: a propósito de un nuevo perfume de la marca llamado We are Tribe que tiene forma de hoodie o canguro, creó una obra digital coleccionable en NFT que se rifará entre los seguidores que se inscriban, y cuya pieza propone una vista 360° del emblema de la fragancia.
Las chaquetas misteriosas
Lleva un buen tiempo pintando una serie de cuadros con coloridas chaquetas en colores brillantes que visten seres invisibles. “Representan cómo nos envolvemos y enmascaramos en nuestras convenciones sociales y vivimos vidas más artificiales en ausencia de personas”, explica.
Sus pinturas generalmente son a escala real y parecen hiperrealistas, pero al acercarse se aprecian pinceladas y trazos. Eso también tiene una intencionalidad: “al acercarse las cosas no siempre son lo que parecen, tal y como en la publicidad”. Es autodidacta y su técnica consiste primero en tomar una fotografía, editarla y luego pintar a partir de esa imagen.
Trabaja en acrílico con aguadas y varias capas. “Otros artistas me dicen: ‘a ti nadie te enseñó a pintar así porque así no se pinta’. Pero yo me ido armando mis propias técnicas”, afirma. En Maitencillo intercala su tiempo dedicado al arte, con otros encargos de diseño o fotografía para amigos de la zona, y deporte. Y evita los viajes a Santiago. Llegó a los 40 y decidió hacer lo que quiere.