Cultura
Al rescate patrimonial de Puerto Octay
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Jamie Honour llegó a Puerto Varas hace 20 años, “siempre enamorada de la cuenca del lago Llanquihue y su patrimonio natural y arquitectónico”, como cuenta. Lleva 10 años ligada al oficio de la madera y el interiorismo a través de su empresa Surdeco y por varios años estuvo atenta a una casa en Puerto Octay, que estaba abandonada y deteriorada: la Casa Werner, construida en 1906.
“Tuvimos la oportunidad de comprarla principalmente para no ver una casa más desarmada y vendida por partes, a la suerte de lo olvidado. Nos embarcamos en la restauración de esta casa como un proyecto familiar, donde el financiamiento privado ha sido el principal, además de la ayuda de un Fondo del Patrimonio, que nos ayudó a avanzar bastante. Hemos restaurado los cimientos, la estructura, la fachada y el interior, sin embargo nos queda harto por hacer”, cuenta Jamie.
Agrega que el proceso de restauración ha sido arduo, pero muy reconfortante: “Aún más en estos tiempos en que es más fácil demoler y olvidar, éste es un gran ejemplo de que todo se puede recuperar”. La idea es que la casa se convierta en un lugar abierto a la comunidad, con talleres de oficios, exposiciones y encuentros.
Así como esta casa, hay varios ejemplos en Puerto Octay, una pequeña localidad en la región de Los Lagos –con 3.000 habitantes en su parte baja y sólo 10.000 en la comuna completa– que, para muchos, parece estar casi detenida en el tiempo, y con un patrimonio arquitectónico que le valió el reconocimiento de Zona Típica por parte de la Ley de Monumentos Nacionales en 2010.
Vecina de ciudades que han visto un tremendo crecimiento durante los últimos años, como Puerto Varas y Frutillar, en Puerto Octay hay una preocupación por lograr un desarrollo sostenible y orgánico de la comuna. Con ese objetivo en mente, en 2018 se creó la Corporación Plan Octay (PLOC), que busca cuidar el patrimonio y planificar, diseñar y ejecutar iniciativas en pro del desarrollo sostenible de la comuna.
“Está todo este patrimonio construido y ciertamente una mezcla entre la construcción y la escena geográfica, que es bastante especial, que constituyen lo que es hoy Puerto Octay”, cuenta Rodrigo Puchi, parte del directorio de PLOC. “La corporación parte con ese primer gesto de querer cuidar el patrimonio y que ése sea de alguna manera el gancho de riqueza para poder seguir avanzando, entendiendo el patrimonio con sus dos caras: el construido y el natural”, cuenta Puchi, quien agrega que además esta comuna tiene una característica muy particular dentro de la cuenca del Lago Llanquihue: es uno de los pocos lugares que todavía mantiene una identidad muy fuerte de la colonización alemana en la zona.
Además de su participación en el PLOC, Rodrigo Puchi tiene una larga relación con Puerto Octay: vive ahí hace 15 años y es uno de los dueños del Mesón Carpintero, una cafetería que también nace a partir de un proyecto de restauración importante en un punto central de la comuna. “Fue un galpón que estuvo botado durante mucho tiempo y que al arreglarlo se generó un espacio de encuentro que antes no existía. Como ejemplo de un proyecto de mejoramiento patrimonial, que busca innovar, que tiene un uso distinto al original, para mí el café es un súper buen ejemplo y la gente lo valora”, explica.
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Otro lugar que llama la atención en la comuna es la Casa Klagges, una casona alemana del 1900 que fue restaurada hace poco por sus dueños. “La casa estaba totalmente deformada por la podredumbre de sus inmensas vigas, por lo que el proceso de restauración consistió en desarmar parte de ella, reparar los elementos estructurales defectuosos, raspar las maderas y limpiar los muros hasta rescatar el laurel, propio de las construcciones de esa época. Este proceso tomó tres años, durante los cuales la casa sirvió también de base para la producción de la cerveza Klagges, otro de los sellos de Octay”, cuenta Magdalena Ibañez, directora del colegio Montessori La Redonda, que desde principios de este año ocupa la casona junto a sus 16 estudiantes.
Para Ibañez, estar en medio de la ciudad era clave en el proyecto del colegio, que tiene como pilares metodológicos el aprendizaje en la vida. “Lo que hay fuera de las puertas del colegio es también una gran oportunidad de aprendizaje: lo natural, como los bosques, playas, lago, volcanes y parques, que visitamos mensualmente, y también lo cultural, como la biblioteca municipal, la plaza de la Costanera y también los oficios locales”, cuenta la directora de La Redonda.
Para Jamie Honour, quien lidera el proyecto de la Casa Werner, en Puerto Octay hoy hay varias iniciativas que comparten la misma visión de crecimiento sustentable y de respeto con la historia de la comuna y su patrimonio, como el restorán Espantapájaros, la cervecería Klagges y los ex galpones de Anasac, hoy Galpones de Octay.
Dice Honour: “Estamos aún a tiempo de desarrollar todo su potencial en forma consciente y con respeto tanto a la naturaleza como al crecimiento urbano, aspectos que no han sido bien respetados en otras comunas del Lago Llanquihue, donde el crecimiento explosivo no ha ido de la mano con una buena planificación”.