Cultura
Las tres creadoras chilenas que trabajan con los colores de la naturaleza
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Micaela Larraín estudió diseño de vestuario y textiles y, mientras estaba en la universidad, empezó a cuestionarse todos los problemas que acarrea la industria textil que, hace 10 años, casi no se hablaban.Quise escapar, irme hacia el arte, pero después me di cuenta que contribuía mucho más si me enfocaba en la búsqueda de prácticas no contaminantes dentro del textil”, cuenta.
Fue así como llegó a la tintorería natural, una disciplina que investiga la creación de tintes y colores a partir de plantas y flores. “Es una práctica que tiene muchísimo de botánica, de investigación, de química. Hay mucho estudio detrás. Antiguamente era un oficio, y poco a poco se ha ido perdiendo”, explica.
Entusiasmada con estos procesos, Micaela lleva 11 años perfeccionándose y aprendiendo. Estudió en Perú y en Chile las técnicas ancestrales de tintorería, luego siguió su formación en Indonesia y los últimos estudios fueron en la escuela española The Dyer’s House. Además, en 2018, creó ELA (@ela.textil), su propio laboratorio de diseño textil. “Actualmente estoy vinculándome fuertemente con el territorio y con las mujeres que están realizando el oficio”, cuenta Larraín, quien además está participando en la formación de una red de tintoreras a nivel nacional.
Con su laboratorio tiene varias líneas de acción: una enfocada en la creación de pequeñas colecciones de vestuario, otra que ofrece el servicio de tintorería natural en textiles, fibras, hilos, lanas y encargos específicos, y también en la creación de arte textil por encargo.
Después de todos estos años, Micaela cuenta que hoy ha aumentado muchísimo el interés por este oficio. “Está agarrando mucha fuerza en Chile, lo que me motiva muchísimo. En los últimos tres años ha habido un boom de los colores naturales, sobre todo ligado a la ecología. Cada vez hay más formadoras, investigadoras y también una revalorización de la tintorería natural. El oficio ha estado ahí hace muchos años, en nuestras tradiciones, pero no se había visibilizado”, explica.
La diseñadora Javiera Palma descubrió este oficio hace dos años y al poco tiempo creó Aurora Botánica (@aurorabotanica.cl), su propia marca. “Llegué casi por casualidad a un curso de teñido natural y desde ahí no dejé de experimentar y explorar. Creo que la motivación nace a partir de mi admiración y respeto por la naturaleza. Antes de comenzar con Aurora Botánica, me interesaba mucho todo lo relacionado con el cuidado del medio ambiente, así que encontrar este oficio fue unir mis intereses y gustos en un solo lugar. Además, hasta el día de hoy, nunca he dejado de asombrarme al extraer colores de la naturaleza y poder hacer tantas cosas con ello. Realmente las posibilidades son infinitas”, señala la diseñadora.
Lo que partió como un espacio para la experimentación, se transformó también un espacio para enseñar: el año pasado Javiera armó sus primeros cursos online. “El público son en su mayoría mujeres que buscan aprender técnicas más amigables con el medio ambiente para llevarlas a sus propios emprendimientos o marcas, o mujeres amantes del arte, la naturaleza y de las manualidades”, cuenta.
Micaela y Javiera coinciden en el gran potencial que tiene nuestro país para desarrollar la tintorería natural. “Tenemos una vegetación única, una diversidad única y eso quiere decir que tenemos colores únicos que no se pueden encontrar en ninguna otra parte. Por eso hay que fomentar que esto se siga investigando, desde una mirada sustentable”, dice Micaela Larraín. Palma agrega: “Con la crisis climática que estamos viviendo, ha aumentado el interés por este oficio, ya que hay una necesidad de volver a procesos amigables con la naturaleza”.
Colores minerales
Pero los tintes no se extraen sólo de plantas y flores, sino también de distintos minerales. La artista e ilustradora botánica Geraldine MacKinnon crea sus propias acuarelas (@piedrasy_agua) usando pigmentos y minerales extraídos de la tierra de forma artesanal. Aunque todavía usa materia prima que importa desde otros países, está trabajando en una línea hecha con minerales chilenos.
“He ido avanzando lento, pero seguro. Afortunadamente el mundo del color hecho a mano ha tenido un gran impulso en los últimos años, y Chile es parte de ese movimiento. En este momento estoy creando alianzas –y amistad– con grupos y mujeres que están extrayendo pigmentos locales y con su ayuda podremos ir materializando esta idea”, explica Geraldine, quien destaca el trabajo del colectivo multidisciplinario de mujeres Aúna Tierra Diversa, del Valle del Aconcagua.
“Es una lástima que la industria minera en nuestro país no se de cuenta de que el mundo del color es una forma de transformar muchos de los materiales que ellos desechan. Y no es algo nuevo, pues en el resto del mundo es una industria antiquísima. El Imperio Romano estaba lleno de tiendas de pigmentos donde la gente iba a comprar los colores que usaban para pintar sus casas”, comenta.