Cultura
Trama: la cultura como inversión
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
“Los nichos de cementerio” le decían los locatarios y vecinos al nuevo Mercado Municipal de Osorno. Su nueva versión dejó insatisfecha a la comunidad, compuesta en parte por varias generaciones de familias que por años habían trabajado en torno a ese espacio y que, hasta entonces, los identificaba.
Para recuperar esa conexión perdida, el municipio convocó a Trama. El resultado del trabajo fueron 46 murales creados en conjunto con la comunidad: locatarios, artistas locales y empresas se involucraron tanto en el diseño como en su ejecución.
Trama es una organización de gestión cultural que conecta a actores del mundo privado, artistas y sociedad civil para revalorizar el patrimonio y la historia de barrios y espacios urbanos, utilizando el arte no como un fin en sí mismo, sino como un medio para fomentar la colaboración, la innovación y la creatividad.
“El mercado era un espacio crítico, fue muy desafiante porque nuestra misión era generar imágenes de representación. Y no estaba esta idea cliché de que lo representativo de Osorno es una vaca y el volcán, lo más representativo es lo que genera emociones”, cuenta Natalia Stipo, socia y directora ejecutiva de Trama, quien además remarca la importancia de conectar a los distintos actores sectoriales del territorio.
Para lograrlo funcionan con un modelo mixto, a veces los contactan empresas y otras son ellos quienes salen a buscar apoyos; un trabajo que, hasta hoy, ha tenido un impacto directo en más de siete mil personas y suma una veintena de empresas y organizaciones como sus clientes, quienes valoran la visibilidad de los proyectos y, por lo mismo, su mayor alcance.
“La cultura no tiene por qué estar dentro de un plan de responsabilidad social corporativa para que se adopte como una herramienta que ayude a sensibilizar ideas o principios. Hoy se nos exige tener trabajadores innovadores y el arte es un medio poderosísimo para lograrlo, para generar enlaces virtuosos que permitan acercarse de manera más eficiente y sostenible a tus objetivos. La clave es adaptar los proyectos al territorio, no hacer un copy paste de la última tendencia para retribuir socialmente”, complementa Stipo.
Alianzas en urbanismo
La intersectorialidad es un enfoque presente desde hace años en las políticas públicas. Es, sin ir más lejos, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la hoja de ruta de Naciones Unidas para fomentar las alianzas, cerrar la brecha de género, fortalecer la paz y responder al cambio climático, entre otras metas. Este enfoque comenzó en el área de la salud y se fue expandiendo a otros sectores buscando resolver problemáticas que se han vuelto cada vez más complejas debido a aspectos como cambios demográficos, economías exigidas y la crisis climática. Una de esas áreas ha sido el urbanismo.
Para Paola Velásquez, doctora en Urbanismo del departamento de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile, este tipo de alianzas son algo incipiente en el área pero, al fin y al cabo, un avance: permiten aumentar las posibilidades de intervenir y, a la vez, sirven para probar modelos de gestión que luego puedan ser implementados en grandes proyectos urbanos.
Otro beneficio es su contribución a la cohesión social. Fue lo que ocurrió con el mural encargado por la embajada de Estados Unidos a Trama para conmemorar el bicentenario de las relaciones bilaterales con Chile. La obra se encuentra en uno de los muros exteriores del edificio y fue creada por el artista Javier Barriga en conjunto con las alumnas de la escuela Isabel Riquelme de San Bernardo.
Un año después, el equipo de Trama volvió al colegio y confirmaron lo que ellos intuían y la literatura respalda: la experiencia mejoró la convivencia escolar, dijeron las profesoras, y las estudiantes ya no se sentían solas en los recreos. Sobre este impacto en la cohesión social, Velásquez concuerda: “La intervención misma y los talleres de participación proveen nuevos espacios de encuentro, ponen en discusión los problemas de la comunidad. Eso hace que las personas se conozcan, se den cuenta que de manera colaborativa pueden producir cambios”.
Además de lo anterior, Velásquez es tajante respecto de otro punto: la única manera de lograr intervenciones que se mantengan en el tiempo es mediante procesos de participación ciudadana, sobre todo en barrios donde se ha perdido parte de ese tejido social. La clave es continuar el acompañamiento para que se logren transformaciones reales.
Desde Trama siempre recomiendan que no sean sólo las comunidades quienes participen, sino también todos los estamentos de empresas y organizaciones, ya que la inversión va más allá del aporte de recursos: “Queremos que las comunidades sepan que hay personas detrás de todo esto y eso es imposible de lograr si no se generan estos lazos necesarios para el tejido social. Si queremos lograr el impacto que están buscando, las empresas tienen que estar presentes en todas las etapas del proyecto”, finaliza Stipo.