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Cultura

Francisco Krebs y su debut como director de ópera con Tosca: “Es un sueño hecho realidad”

Francisco Krebs y su debut como director de ópera con Tosca: “Es un sueño hecho realidad”

Se cumplen 100 años de la muerte de Giacomo Puccini y el Teatro Municipal de Santiago lo conmemora con una gran producción de su célebre ópera que se estrena este 14 de agosto. Será la ocasión además para que el actor, dramaturgo y director de teatro, debute como director escénico. Pocos días antes, Krebs asegura: “Ya no me estreso”.

Por: Sofía García-Huidobro - Foto: Verónica Ortiz | Publicado: Viernes 9 de agosto de 2024 a las 10:33
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Hace 10 años el actor y director de teatro asistió al Municipal de Santiago a ver la ópera Katia Kabanova dirigida por el cineasta Pablo Larraín. Francisco Krebs (45) pensó entonces: “Mira tú, hay un chileno que hace cine y está dirigiendo una ópera, qué buena. Es algo que uno podría hacer”.

No imaginó que una década después estaría a punto de estrenar Tosca. “Encontrarme hoy día haciéndolo es bacán. Me siento agradecido, afortunado”, comenta el director escénico sentado en una pequeña sala del teatro mientras en el escenario principal arranca el inmenso montaje del clásico de Giacomo Puccini. Dice no estar nervioso. 

- ¿No te resulta intimidante dirigir una obra como Tosca?
 - Para nada. Es muy placentero. Es entender que se trata de un espacio de privilegio poder trabajar en estas condiciones tan únicas. Y también es algo que se ha ido dando consistentemente. Es mucho trabajo durante muchos años que han llevado a esto, pero es un sueño hecho realidad. 

Basada en la obra dramática La Tosca, escrita por el dramaturgo francés Victorien Sardou, este clásico de la ópera fue estrenado en el Teatro Costanzi de Roma el 14 de enero de 1900. Puccini asistió a una función teatral donde la famosa actriz francesa Sarah Bernhardt interpretaba a Floria Tosca. Se enamoró de la obra y luchó por obtener los derechos, empecinado en hacerla ópera.

La trama de este clásico verista se inicia cuando un prisionero político prófugo se esconde en una iglesia donde se encuentra con Cavaradossi, un pintor que lo ayuda a escapar. Mientras tanto, la novia del artista, la cantante Floria Tosca, cree que su prometido la engaña. Luego aparece Scarpia, el villano jefe de la policía que busca atrapar al prófugo y a su cómplice para quedarse además con Tosca. Siguen persecuciones, engaños, chantaje, traición y tragedia.

En el montaje, que se estrenará el próximo miércoles, hay nueve personajes solistas -algunos de ellos interpretados por distintos cantantes en un doble elenco- además de un coro de 45 adultos y 16 niños y niñas. En total hasta unas 70 personas en escena a los que se suman quienes se encargan de las labores tras bambalinas durante la función de tres actos: cambios de vestuarios y escenografía. Y la orquesta, dirigida por Roberto Rizzi Brignoli, a los pies del escenario. 

“Es una escala muy grande. Todo hay que calcularlo y cronometrarlo muy bien. Hay cosas parecidas al teatro, pero es un espectáculo de mayor envergadura. Existe todo un entramado de personas conectadas con audífonos porque hay muchas indicaciones sobre la marcha; un stage manager adentro con todas las instrucciones de lo ensayado y maestros que van dando las marcas: ‘¡ahora!, ¡entra!’ Es un trabajo muy entretenido”. 

Krebs ya tiene experiencia como director artístico de espectáculos de gran formato. En 2020 estuvo a cargo de la Obertura del Festival Internacional de Viña del Mar (que en el contexto del estallido social y por razones de seguridad, se presentó la noche de cierre): “Esa adrenalina de la televisión yo la asemejo con la Fórmula 1. Todos conectados: “ahora esto, esto”. A mí me encanta esa sensación de adrenalina. Es muy agradable lo que ocurre. Hay una cantidad de personas que uno no ve y que es fundamental su trabajo. Mi labor no tiene que ver sólo con lo que pasa en escena, sino también generar ese compromiso. Que todos sintamos: ‘Así queremos contar esta historia’”. 


Oficio y disciplina

Francisco “Pancho” Krebs Brahm nació en Puerto Montt en 1978. Tiene dos hermanas mujeres y su familia es la dueña de Funerales Krebs, funeraria creada por su bisabuelo Guillermo en 1912. Bueno para los deportes, creció jugando básquetbol, fútbol, tenis bajo techo, por la lluvia. “Pero crecí también muy vinculado a lo audiovisual. Mis recuerdos de infancia son siempre mi papá con una cámara gigante filmando”, relata.

También fue muy fanático del cine, pero no tuvo particular cercanía con el teatro. Cuando estaba por salir del colegio sus compañeros le insistían que estudiara teatro. Después de dar la Prueba Aptitud Académica postuló a varias carreras -como funcionaba en ese entonces-. Quedó en Literatura en la Universidad Católica y en Derecho en la UC de Valparaíso. Entró a Teatro en la Arcis. 

“Llegar a vivir a Santiago y estudiar teatro fue descubrir un mundo. No tenía idea en qué me estaba metiendo. Lo pasé increíble en la escuela. Ya en segundo año estaba haciendo teatro profesional, porque un director profesor me llamó. Eso me dio la experiencia de entender el mundo profesional y no perder tiempo en tonteras. Comprender que si uno quiere vivir de esto tiene que trabajar muchísimo porque no es magia. Yo no tengo una visión romántica, para mí este es un oficio que requiere de mucho tiempo y disciplina. Si no, es imposible”, 

- ¿Te consideras disciplinado? 
- Sí. Soy bien alemán en ese sentido. Hay una cuestión cultural que me inculcaron de chico. 
- ¿Y cómo te relacionas con la autoexigencia?
- Bien. Felizmente ya no corre esa figura cliché del director dictatorial que grita.Cuando tenía 30 años era demasiado exigente conmigo mismo y he ido aprendiendo a no estresarme de más por ciertas cosas que naturalmente se van a ir dando en la medida que uno arme equipos de trabajo en los cuales pueda confiar y delegar. Eso me lo ha dado la experiencia. Ya no me estreso. 

Como actor fue miembro fundador del Teatro de la Dramaturgia Corporal, compañía dirigida por Amilcar Borges donde se mantuvo una década. Como director teatral, desde el 2008 ha estado a cargo de varias obras como La UP, Santiago High Tech, El amor de Fedra, Réplica, Muerte accidental de un anarquista, Random, y quizás la más reconocida, Déjate perder.

En 2017 dirigió en el Teatro del Lago, en Frutillar, Love Lenny, obra basada en el personaje de Leonard Bernstein. Entonces la directora de ese espacio era Carmen Gloria Larenas, la actual cabeza del Teatro Municipal de Santiago. Fue ahí donde comenzó una relación profesional que en 2022 se tradujo en una invitación de Larenas a Krebs para que hiciera una residencia en el Municipal.

Ésta marcó el regreso del teatro a la sala Arrau con el montaje de Arrau, el último emperador, dirigida por Francisco. Continuó con la dirección dramática de La traviata y la dirección artística de Don Pasquale en 2023. Este año se corona con la dirección escénica de Tosca. “Esta será mi primera dirección de una ópera escenificada y full stage. Ha sido un paso bastante natural, orgánico y me he sentido como muy cómodo. Ha sido un privilegio trabajar estos años acá, entendiendo cómo funciona todo”, apunta. 

Ensayo de Tosca con escenografía, foto Patricio Cortés

Los clásicos no mueren

En el escenario principal se está comenzando a montar la inmensa escenografía de Tosca y mientras posa para las fotos, Francisco va comentando algunas de las acciones y detalles de lo que ocurrirá en escena. Como las marcas que se deben instalar en el piso para que los cantantes se sitúen en el lugar preciso según la iluminación y la participación del Coro Mawünko de niños y niñas. 

Tal y como supuso el director, asumir la régie, o dirección escénica, de Tosca ha sido una labor larga y de mucha dedicación. “Necesito llegar al primer ensayo con todo armado, como una especie de storyboard de la ópera completa”, cuenta. Eso toma tiempo. 

La versión que prepara no se aleja demasiado del original, adelanta Krebs. “Es una obra con acciones que acontecen prácticamente en tiempo real, con mínimas elipsis. Resulta difícil escapar hacia espacios más surrealistas o metafóricos. No tiene sentido ponerse muy vanguardista o súper loco. Pero hay transiciones musicales o enfoques, donde sí hay mayor libertad”, agrega. 

“A propósito de este trabajo investigué desde dónde nació Puccini y qué le gustaba cuando chico, hasta cómo surge la idea de transformar Tosca en ópera”. Explica Krebs que el compositor italiano realizó un trabajo importante de síntesis en la adaptación de la obra: quitó aspectos más periféricos, concentró la acción y lo volvió una experiencia con una intensidad dramática mayor. “En Puccini aparecen elementos de lo que luego se transformarían en las bandas sonoras del cine. Hay un viaje narrativo a través de la música que acompaña la acción y los estados emocionales de los personajes”, señala.  

- Se cumplen 100 años de la muerte de Puccini. Una característica de los clásicos es su capacidad de mantenerse vigentes. En el caso de Tosca, ¿cómo se conecta con la actualidad? 
-Como todos los clásicos, no sólo permiten que los volvamos a leer y entender desde nuestro contexto, también nos interpelan. Hay arquetipos universales, temas que no pasan de moda y los clásicos logran trascender su época justamente por eso. Tosca no es sólo una historia de amor. Tiene que ver con las luchas por ciertos ideales, por ideas de justicia o por resistirse al abuso de poder, que en la obra representa Scarpia, el jefe de la policía secreta que opera casi como dictador. Hay ciertas lecturas que lamentablemente no pasan nunca de moda, ¿no? Hoy vemos que tanto en Latinoamérica como en otros lugares hay pueblos luchando contra situaciones de opresión. Uno puede generar un paralelismo que va más allá de lo político y aplica a las luchas individuales. En Tosca es muy intenso todo lo que pasa. En cada ensayo, cuando llegamos a ciertos momentos, es imposible que no se te paren los pelos. 

Aunque no forme parte de sus obligaciones, Francisco cuenta que disfruta yendo a ver los ensayos musicales, a cargo del director musical Roberto Rizzi Brignoli: “Así entiendo qué le pide él a los cantantes y me sirve para incorporarlo a mi trabajo. Tenemos un diálogo muy directo y es muy grato trabajar con él. Tiene una disposición maravillosa. Además, como el texto original es en italiano y tenemos un elenco internacional con cantantes rusos, estadounidenses, polacos, y Roberto es italiano, permite corregir temas de pronunciación o de entender mejor algunos textos”. 


Sin dejar de explorar

Además de actor, dramaturgo y director, Krebs es profesor. Se desempeña como docente en la Universidad Católica y en la Finis Terrae y tiene un Magíster en Artes. La experiencia de actuar y hacer teatro físico le ha servido para hacer clases, cuenta.

“El trabajo físico es fundamental en teatro. Y tener la conciencia de haberlo hecho ayuda a comprender cómo dar ciertas indicaciones o cómo conseguir lo que uno quiere ver. A mí me gusta mucho el trabajo visual, mi manera de dirigir tiene que ver también con entender no sólo acciones, también cuadros o imágenes que se van construyendo y que desde ahí hay un nivel de precisión que se requiere”.

- ¿Te dan ganas de volver al escenario? 
- No mucho. Dejé de actuar hace tanto tiempo, como 15 años. A veces me dan ganas, porque actuar involucra menos responsabilidades. Dirigir una ópera como Tosca en el Municipal es un lujo. Pero cuando uno trabaja en teatro, que es lo que hago habitualmente, es todo mucho más precario. Dirigir una obra es producir desde dónde vamos a ensayar y quién va a hacer el vestuario, hasta gestionar los recursos. 

Hace 12 años, cuenta, luego del éxito de Déjate perder, tomó la decisión de explorar otros formatos. “Creo que me he transformado más como un director de proyectos. No me encasillo en un formato, me gusta el trabajo exploratorio. Dejé de actuar porque me agotaba entender el teatro desde un solo lugar. Por eso me metí a estudiar un magíster en Artes Visuales, porque la concepción estética me interesaba incluso más que la historia que se contaba. Me atraen también otros lenguajes más audiovisuales. Soy bastante inquieto, me interesa ir ampliando territorios o cruzando disciplinas”. 

Por lo mismo, no descarta en un futuro incursionar en cine. Durante la pandemia, recuerda, montó Random, una obra de teatro que dado el confinamiento se transformó en una pieza audiovisual. “Terminamos haciendo una película de manera improvisada”, dice. 

Hay un proyecto, de hecho, cuyo material tiene guardado hace años. Se trata de un trabajo de stop motion que realizó en una visita a la casa de sus padres en Puerto Montt y que protagoniza un sobrino, que entonces tenía 12 años, con la funeraria familiar como contexto. “Es un material que en algún momento pretendo mostrar. Pero no he tenido el tiempo de sentarme a terminarlo porque toma un par de meses musicalizar, editar, etcétera”, comenta. 

La ópera, pese a ser un espacio más tradicional, comenta el director, es un territorio donde le gustaría seguir desarrollándose como director de escena: “Consolidar lo que parte con Tosca para ir corriendo ciertos límites y proponer ciertas cosas más innovadoras que podrían refrescar la escena y las audiencias”. 

-¿Te gustaría que llegue más gente joven a Tosca?
- Creo que nuestra pega como “artistas jóvenes” es ayudar a acercar otros públicos. Es importante entender que la ópera no es necesariamente de elite, que puede ser mucho más transversal y que es una experiencia transformadora y muy emocionante. Esta en particular, y no porque la esté dirigiendo yo, es muy conmovedora. A mí me cuesta dirigirla porque hay momentos en que es muy emocionante.


La magia del sur



“Puerto Montt ha crecido mucho, ya no es como el pueblo que era cuando yo era chico, pero todavía conservo esa nostalgia por el sur y en especial por sus paisajes”, dice Francisco Krebs sobre su ciudad natal. Trata de ir todos los años y al menos pasar las vacaciones allá. Le ha tocado presentar allá algunas de sus obras como parte de la programación del festival Temporales teatrales y también de montar funciones en el Teatro del Lago en Frutillar. “Es muy emocionante también que pueda ir gente de allá, amigos de infancia y familia. También personas que no tienen cotidianamente acceso a obras de teatro todo el tiempo, descentralizar un poco”, apunta.

Sobre descentralización reconoce que se ha avanzado mucho en el ámbito cultural, aunque siempre es posible más. “Hay varios teatros de calidad en ciudades del sur. Eso ha ayudado a generar un circuito de obras que no sólo viajan, sino que también se generan desde esos lugares. Es bacán que haya creadores y creadoras locales que hagan el viaje desde el sur hacia acá”, recalca.

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