Cultura
Hamburgo- SCL: La travesía del nuevo piano del Teatro Municipal de Santiago
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“La verdad es que casi no podía respirar. Durante los primeros minutos estaba como en shock”, describe el pianista chileno Jorge Hevia.
Se refiere a la emoción que sintió el pasado 15 de febrero enfrentado a la sala inmensa con tres hileras de pianos de cola en la fábrica de la reconocida marca Steinway & Sons en Hamburgo, con la misión de elegir aquel que se convertiría en el nuevo piano de conciertos del Teatro Municipal de Santiago gracias a la generosa donación de un privado anónimo.
A unos 20 minutos del centro de la ciudad alemana, el edificio de ladrillos rojos alberga el lugar donde la materia prima -una selección de las mejores maderas del mundo de acuerdo a su peso, grano y dirección de crecimiento- se deja reposar durante dos años antes de cortarlas, ensamblarlas y pulirlas hasta la absoluta precisión. Este proceso de fabricación se remonta a unos 150 años atrás y contempla 12 mil piezas, un trabajo artesanal que tiene como resultado un sonido inimitable: el de un piano de cola Steinway & Sons.
Durante unas cuatro horas, el pianista residente del Municipal se desplazó entre piano y piano, hasta finalmente decidirse por un modelo D de ébano.
“Hice una primera vuelta y me di cuenta de que todos eran fantásticos. Entonces al principio estaba un poco abrumado, porque es difícil encontrar la sutileza. Pero luego fui haciendo una selección y dejé dos que eran los que más me gustaban. Había uno, el último que toqué, que me enamoró. Compartí mi apreciación con el vendedor a cargo, y él me dijo: ‘Estoy totalmente de acuerdo’. Es un instrumento de un nivel de calidad que realmente te inspira”, relata Hevia, quien es un experimentado músico (ver recuadro final).
¿Qué piezas interpretó mientras probaba los distintos pianos? “Chopin, Rachmaninoff, Debussy… generalmente el repertorio romántico es el que le da más exigencia al instrumento. Uno no va a tocar una obra contemporánea. Y te encuentras con un piano con el que puedes decir mucho, es como hablar en varias lenguas o en un lenguaje universal”.
Los datos técnicos que dan cuenta de la excelencia del instrumento son muchos: el aro está formado por hasta 20 capas de arce y caoba, prensadas entre sí para proporcionar la integridad estructural que permite a un piano Steinway & Sons perdurar durante generaciones.
Sus cuerdas, instaladas en un marco metálico de hierro fundido con forma de cúpula con una tensión de más de 20 mil kilos. en todo momento, son de acero sueco de alta resistencia en los agudos y están recubiertas de cobre puro en los graves. El corazón del piano, finalmente, es su caja de resonancia diafragmática.
“Tocar un instrumento así debe ser como manejar un auto de la Fórmula 1. Uno goza como si fuera un niño. Luego como pianista uno comienza a evaluar y sobre todo a buscar la exigencia en particular que se le quiere imprimir a ese instrumento: de intensidad del volumen, de cuán aguda o cuán profundas son las notas, una evaluación técnica de distintas apreciaciones. Pero te digo, uno puede tener un PowerPoint de todos los pianos, y al final de cuentas se trata de un enamoramiento con el instrumento. Éste es perfecto”, comparte emocionado el pianista.
Agrega: “Hay instrumentos que te abren una nueva paleta de colores y que te dan ganas de llevar tu imaginación a lugares nunca explorados. Eso es fascinante”.
El viaje
Tras su elección, este piano de 157x274 cm y 500 kilos, viajó por avión a Chile, en un complejo sistema de embalaje. Aterrizó el 11 de abril en suelo nacional para luego ser trasladado al Teatro Municipal de Santiago. Ahí fue sometido a un trabajo técnico por parte de un especialista, antes de estar listo para su uso formal.
Un proceso que consistió en corregir las variaciones que pudieron haberse producido en el piano durante su traslado y aclimatación, así como en corroborar que su mecanismo funcione correctamente.
“Cuando el afinador lo tocó, me dijo ‘wow’. No podía creer el instrumento que había llegado, realmente te asombra el nivel de calidad y de precisión que tienen estos pianos, es realmente alucinante”, confidencia Hevia.
El valor de un piano de estas características puede superar los $ 250.000 dólares, calcula el pianista, y considerando además los costos de los traslados y el impuesto de internación, el total de la operación podría rondar los $300.000 dólares (284 millones de pesos).
Dedos para el piano
La presentación en sociedad de la nueva joya del Municipal será el próximo sábado 6 de julio junto con el debut en Chile de uno de los mejores pianistas del mundo: el ruso Daniil Trifonov, quien con 33 años cuenta con seis nominaciones y un premio Grammy, un contrato con Deutsche Grammophon y presentaciones junto a las principales orquestas y teatros del mundo.
“Si uno invita artistas de primer nivel, como Trifonov, quieres que éste disponga de todas las herramientas para inspirar y fascinar a la gente y dar un gran espectáculo sin limitaciones”, comenta el pianista residente del teatro.
Sobre el pianista ruso, añade: “Lo único que puedo decir que es un pianista que te asombra, que sorprende. Uno puede haber escuchado cientos de interpretaciones de ciertas piezas, pero hay músicos que son capaces de decirte ‘Escucha mi versión, va a ser algo honesto que te va a emocionar y no tiene parangón con otra edición’, como si la descubrieras por primera vez. Eso es lo más fascinante de tener un pianista de tan alto nivel, es que son artistas que te actualizan al presente. Sientes que la tradición es algo vivo”.
Para Hevia, recibir una donación para poder adquirir un piano así “es mejor que ganarse la lotería, porque es algo que tú vas a compartir con el público. Es una emoción que realmente no se puede expresar. Qué maravilla que todavía hay gente que pueda hacer donaciones pensando en la cultura”.
- Parece que todavía existe el amor al arte.
- Sí. La gente tiene tantas necesidades, siempre habrá problemas y dramas, pero si tienes acceso al arte hay algo de felicidad que le da sentido a la vida. Hace que las nuevas generaciones y quienes aman la música se inspiren y sientan que todo es posible. Aquí en Chile es posible tener calidad y arte de primer nivel.
En el concierto de la próxima semana, Trifonov abordará un programa que contempla obras de Jean Philippe Rameau; Wolfang Amadeus Mozart; Serguei Rachmaninoff; y de Ludwig van Beethoven.
“La gente realmente se va a sorprender y a disfrutar. Cuando haces música creas una comunión con cientos o miles de personas que están en ese concierto. Tú puedes transmitir emociones que van directamente de corazón a corazón y que permiten que seamos seres que podamos soñar, imaginar, llorar. Sentir todas esas emociones en un concierto, hasta ahora no lo pueden hacer las máquinas”, concluye Hevia.
La Música de Hevia
Jorge Hevia tiene una destacada carrera como pianista. Desde sus inicios se ha destacado por sus presentaciones en teatros nacionales e internacionales, con las que ha obtenido premios como solista y también en el campo del Lied. Ha ofrecido conciertos en Italia, España, Argentina y Brasil, y ha participado en concursos internacionales como Francisco Viñas y Cardiff.
En Chile se ha presentado en las Semanas Musicales de Frutillar, y en giras y conciertos junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago y a destacados cantantes de la lírica nacional e internacional. Como solista, ha tenido presentaciones junto a importantes orquestas como la Sinfónica de Chile, Filarmónica de Santiago, Orquesta Juvenil de Chile y la Orquesta de la U. Católica. Desde 2001 es pianista estable del Teatro Municipal de Santiago y también es pianista del Young Artist Program de la Fundación Ibáñez Atkinson (FIA-YAP).