Cultura
Javier Arrey, el barítono chileno de nivel mundial
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Su primera aproximación a la música fue desde la religión, pues desde los 7 años, Javier Arrey participó del coro del Templo cristiano al que acudía junto a su familia. Luego estudió en la Escuela de Música Juan Sebastián Bach en Valdivia y constató que le apasionaba la música, pero no sabía en qué área de esa disciplina quería profundizar. Lo tuvo claro cuando el director del Coro de la Universidad Austral de Chile (UACh) le sugirió estudiar canto para posteriormente hacer un postítulo.
Con ese consejo decidió entrar a la Universidad de Chile y estudió licenciatura en artes con mención en interpretación superior en canto lírico. “Rescato principalmente el valioso tiempo de aprendizaje que tuve junto a mi maestro de canto Hans Stein”, recuerda ahora Arrey, quien, en su segundo año de carrera profesional de canto, postuló a un cupo en el Teatro Municipal para ser parte del coro profesional. “Fue mi primera pega fija como cantante”, dice el intérprete hoy residente en Maryland, Estados Unidos.
Su padrino Plácido
Un personaje determinante en su carrera fue Plácido Domingo. En 2007, el afamado tenor se presentó en el Teatro Municipal de Santiago, y Arrey se empeñó en conocerlo.
“Es un referente, por lo menos tengo que darle un saludo y pedirle un consejo”, se dijo. Grabó un disco y se infiltró en un ensayo que el maestro realizaba en el Municipal. “Me colé en el backstage y cuando concluyó la práctica, me acerqué con el CD y le solicité el consejo”.
Domingo le preguntó su edad y le mencionó que no le gustaban los CDs, pero le pidió que le cantara algo ahí mismo. Al día siguiente, Andrés Rodríguez, entonces director del teatro, le comentó que Plácido Domingo quería que participara en Operalia, concurso internacional fundado por el tenor en 1993. Así fue.
Meses después, el barítono chileno viajó a París invitado y apadrinado por el maestro español, y llegó a la semifinal del certamen. A continuación, Plácido Domingo le ofreció participar en un curso de tres años de ópera especializada, en Washington DC. Según explica Arrey, este programa es para artistas jóvenes que comienzan a trabajar en teatros: “Vendría a ser el equivalente a un posgrado o doctorado en el ámbito académico”.
El rol
El barítono se ha presentado en el Metropolitan Opera House, la Ópera Nacional de Washington, el Teatro Estatal de Praga y la Ópera de Montecarlo, entre otros prestigiosos escenarios. En ellos ha sobresalido por interpretar a importantes personajes de destacadas obras.
En 2014 representó a Lescaut en una versión de Manon Lescaut de Puccini, junto a la orquesta del Palau de Les Arts de Valencia, con la dirección de su mentor Plácido Domingo y en la cual Andrea Bocelli interpretó a Des Grieux. A lo largo de su carrera, también ha interpretado a Jago en Otello, Valentin en Fausto y Malatesta en Don Pasquale, entre otros.
Recientemente realizó el papel de Ping en Turandot, que Arrey destaca como un personaje muy difícil, no solo desde el punto vocal, sino también actoral. Según Javier, este tipo de roles siempre suponen el riesgo de caer en clichés, y agrega que afortunadamente él tuvo un maravilloso preparador, con quien aprendió cada detalle de ese rol, de manera de entregar una interpretación verosímil y más profunda.
El barítono resalta que “más allá de los detalles musicales, tiene que ser algo que el público crea y ahí está el desafío más grande para un intérprete”. La recepción y las críticas fueron muy favorables para el chileno, que recalca además el crecimiento profesional que implicó el largo y complejo proceso.
Volver al sur
Dentro de los reconocimientos que ha recibido durante su carrera, destaca el CultuArte Prize entregado en el Operalia Competition en Moscú en 2011. Y en 2017, Arrey recibió la “Medalla de Honor del Congreso”, entregada por el poder legislativo por su trayectoria artística y labor social.
Durante la pandemia, en junio de 2020, Arrey organizó la gala online “Compartiendo música, compartiendo amor” (“Sharing Music, Sharing Love”), que se transmitió desde Nueva York por el canal de Youtube del barítono, y se mostró aquí en Chile a niños, niñas y adolescentes del Sename.
Después de tres años sin visitar Chile, en enero el intérprete volvió a su tierra natal. Durante su estadía participó del proyecto Música en Los Ríos en el Teatro Cervantes y de una actividad en un hogar de ancianos. Desde Valdivia se trasladó a Panguipulli para presentarse en la Casona Cultural de la Corporación de Adelanto de esa localidad. El barítono además pasó a ser miembro del Consejo asesor del Teatro Cervantes, en calidad de figura ilustre.
Actualmente, Arrey está preparando Réquiem de Johannes Brahms y estudiando al Conde en Las bodas de Fígaro, “que es un papel demandante y complejo”. Además, planea volver al país para interpretar la Traviata en el Teatro Municipal de Santiago y adelanta “un proyecto sorpresa”, que consiste en una ópera de cámara con montaje y orquesta que itineraría por las zonas donde no siempre llegan esos espectáculos. “Eso me tiene bien contento”, afirma.