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Cultura

Musicales a sala llena: el exitoso camino de Francisco Olavarría en la escena nacional

Musicales a sala llena: el exitoso camino de Francisco Olavarría en la escena nacional

Viñamarino, ingeniero comercial y sin ningún vínculo con el mundo del teatro, un día a Francisco Olavarría se le ocurrió lanzarse a producir musicales. Una década después es el director de Cultura Capital y responsable de 25 obras vistas por más de 450.000 espectadores a lo largo del país.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Viernes 25 de marzo de 2022 a las 13:00
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Piaf, John, Sinatra, Mercury, Bowie, Cerati, Las Madonnas, Morir de Amor, Vivo por ella, Avalancha, Bambalinas de sangre, Romeo y Julieta, son solo algunos de los títulos musicales de Cultura Capital que se han transformado en éxito de público.

Ajeno al teatro, Francisco Olavarría (44) cuenta que sí tuvo una aproximación a la música siendo niño. Recuerda que entre tercero y séptimo básico participó de varios conciertos y actividades musicales organizadas por su colegio, y esa experiencia lo marcó. “Quizás forma parte de lo que hago ahora”, reflexiona.

Estudió Ingeniería comercial en Viña del Mar y trabajó durante cuatro años como Subdirector de Administración y Finanzas en el Duoc. En 2006, cuando tenía 27 años, viajó a Santiago con ganas de ver una obra de teatro. Ni siquiera recuerda bien cuál fue, pero entonces consideró que sería una buena idea armar una productora de teatro. Ese año llevó Gemelos de la compañía La Troppa a presentarse en el Teatro Municipal de Viña del Mar. Éxito total, se agotaron las entradas. Luego fue Gulliver, de la misma compañía.

Olavarría comenzó a trasladarse todos los fines de semana a Santiago para ver teatro. Conoció a la actriz Emilia Noguera y se hicieron muy amigos. Ella, cuenta, lo introdujo en ese mundo y lo hizo ver de todo, desde obras comerciales a teatro de autor.

“Me di cuenta de que no había un teatro familiar. Había oferta para adultos, con harto contenido político, y teatro de cabros chicos, para papás y niños los sábados en la mañana. Mis amigos, por ejemplo, no estaban conectados con ninguna de esas alternativas. Y un día, de la nada, caminando por Providencia, se me ocurrió: teatro musical”.

Su hermano, Felipe “Pipo” Olavarría, es educador diferencial y fundador de la ONG Miradas Compartidas, que trabaja con jóvenes con discapacidades cognitivas. En 2008 vivía en Madrid, donde había estrenado Gusano, una obra en la que actuaban miembros de la fundación. A Francisco se le ocurrió replicar la obra en Chile con actores conocidos. No era común entonces que rostros de televisión participaran de producciones infantiles.

“Fue un bombazo”, rememora. Lo contactó un gerente de Minera Escondida que había visto la obra y le ofreció financiamiento para producir nuevos títulos. Desde entonces, Cultura Capital no paró más.

Una nueva escena
“Tengo la confianza de compartir el mismo lenguaje con los gerentes de empresas. Soy ingeniero comercial, mi mundo es mucho más frio. No hablo desde la pasión desbordada, transmito una idea. Entonces los puedo convencer de que hay muy buenos artistas, pero una gran precariedad en producciones donde muchas veces el mismo director sale a cortar los boletos”, ejemplifica Olavarría para explicar su estrategia al momento de buscar financiamiento en el mundo privado. Uno de sus principales clientes a lo largo de estos años es Caja Los Andes.

La propuesta diferenciadora fue convocar a las familias completas al teatro a través de la música. Piaf la iban a ver abuelos con sus nietos, cuenta el productor, y así se fue dando en los otros montajes mientras iban creciendo también los elencos.

Héctor Noguera, Paola Volpato, Dayana Amigo, Gabriel Cañas, Carmen Gloria Bresky, Felipe Castro, Elisa Zulueta, Carmen Zabala, Antonia Santa María, Gabriel Urzúa, son algunos de la lista inmensa de actores que han participado de obras producidas por Cultura Capital. En la parte creativa, guion y dirección, destaca también la dupla de Los Contadores Auditores, Natalia Grez y Pepa San Martín.

Experiencia 360°
“Creo que abrimos un espacio distinto de espectáculo. Además, acercamos a personajes como John Lennon y Freddie Mercury", sostiene.

Y agrega: "Yo me centré en la opinión del público. La crítica hacia el teatro comercial la fui entendiendo en el camino, como vengo de otro mundo, no entendía que fuera un insulto. Es comercial porque lo financia una empresa. Es comercial porque pagamos buenos sueldos. Es comercial porque podemos salir de gira por Chile. Esa es mi pega”, comenta el productor acerca de los prejuicios que existen en el mundo del teatro frente a propuestas de entretención para un público masivo.

Recalca que el trabajo que hay detrás de cada obra es arduo, los equipos demoran unos seis meses en preparar cada montaje.Mercury es super fácil de “vender”, pero el intérprete tiene que estar a la altura. Gabriel Cañas estuvo un año entrenándose vocalmente, tomó clases de piano y de guitarra”, ejemplifica.

“Nunca he sido pretencioso en lo que quiero contar. Pero me interesa tener teatros llenos, elencos felices y empresas contentas. Es una pega 360°”, agrega Francisco. Enfatiza que para él es fundamental conseguir buenas condiciones para los equipos: “No vamos a ir en bus a Antofagasta para abaratar costos, porque vamos a trabajar. Al artista se le respeta. Prefiero hacer menos, pero bien. Nos sacamos la cresta y la gente lo pasa bien”.

En un país donde hay poco espacio para la cultura en el mundo empresarial, dice Olavarría, asume la responsabilidad de hacer las cosas bien para que crezcan las oportunidades en la industria.

Sobrevivir más allá
La pandemia, se ha dicho en incontables ocasiones y el productor concuerda, dejó en evidencia la vulnerabilidad del sector. En Cultura Capital tuvieron más trabajo que nunca ante la necesidad de inventar nuevos formatos. “Como soy competitivo y me gusta diferenciarme del resto, fue duro, porque sentí que empatamos todos en un mismo lugar”.

Además, explica, las empresas se entusiasmaron con las funciones por Zoom que permitían llegar a todas partes con presupuesto mínimo. “Teníamos que pensar cómo salir de ahí porque era ganar ahora para perder después”, afirma.

Las respuestas fueron variadas y cada vez más vinculadas al cine: conciertos online, videoclips y obras sin público transmitidas por streaming. Títulos como Avalancha, también protagonizada por Gabriel Cañas, Bambalinas de sangre con María Gracia Omegna y Los días que te amé, de Natalia Grez y protagonizada por Coca Guazzini, Josefina Fiebelkorn y Pedro Fontaine.

“Pudimos diferenciarnos y apostar por una calidad distinta. Nos fue muy bien en crítica y ventas online”.

El gran retorno a la presencialidad fue en octubre de 2021 con Romeo y Julieta de Shakespeare, musicalizada con los Beatles, en el Teatro Nescafé de las Artes. Protagonizada por Vivianne Dietz y Andrew Bargsted, contó además con la actuación de Héctor Noguera, Paola Volpato y Gabriel Urzúa, entre otros.

“Era un desafío gigante. Pensé: O vendo mi departamento o demostramos que la gente quiere a las salas. Vendimos 600 entradas en un día, fue una locura”, afirma.

Critica que sean los teatros los que sigan más afectados en cuanto a la exigencia de aforos reducidos, comparados con otros rubros. “El manejo de la cultura en Chile no tiene mucho sentido. Hay visiones muy a corto plazo. Se inauguran teatros, pero no hay presupuesto para contenidos”.

Además, mantiene el trabajo conjunto con su hermano Felipe y Miradas Compartidas, el año pasado se repuso la exitosa obra Super Down y estrenaron Un cuento de Navidad con elenco inclusivo. Lo próximo en cartelera es La incondicional, con música de Luis Miguel. “Hay mucho por hacer”, asegura Olavarría.

-¿Cómo ves Cultura Capital en 10 años más?
Vivo el día a día, porque el mundo cultural es intenso. He aprendido a dialogar y trabajar en equipo, pero no he parado en 11 años. Me siento un outsider que ha tenido la suerte de trabajar con los mejores actores del país. A veces me dan ganas de meterme al mundo del fútbol, sumarme a un negocio o hacer películas. Ando pensando todo el tiempo.


-¿Tu obra favorita de esta primera década?
Lennon fue especial para mí porque soy fanático, y la Natalia Grez y la Pepa San Martín tradujeron perfecto lo que quería. Fue la primera vez que me emocioné. Y Mercury, que a mí parecer, es el musical más impresionante que se ha montado en Chile. Hemos hecho más de 100 funciones y sigue siendo euforia. Es como el Brasil del fútbol.

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