Cultura
Trayecto, un nuevo espacio cultural se instala en el Metro
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En el nivel -3 de la estación Los Leones, en medio de escaleras que comunican distintas líneas, está la librería Trayecto. Es la única tienda de libros que se encuentra en un local comercial de Metro. A un costado, donde hasta hace poco se ubicaba una panadería San Camilo, hoy hay una sala de amplios ventanales con sillas negras plegables, una pantalla de televisión y un papel mural que imita un gran librero. Es Espacio Trayecto, un lugar que acaba de abrir y donde se llevarán a cabo lanzamientos de libros, talleres, charlas, y más.
Relatos y editorial
Cinco años después, Felipe trabajaba en el Club Social y Deportivo Colo-Colo. Un día se encontró con Andrés González (38), excompañero de periodismo en la UDP, en el estadio. “Los dos somos colocolinos, eso es importante mencionarlo”, apunta Felipe. “Le dije ‘oye, tengo un proyecto, quiero hacer un libro de relatos de Colo-Colo. Ayúdame con el tema marketing´”, recuerda.
Ese fue el puntapié que los llevó a crear su propia editorial. Relatos populares (2015), proyecto literario con historias de hinchas, fue su primer libro, pero partieron en grande. “No eran 100 ejemplares. Hicimos 1.000, porque teníamos que distribuir de Arica a Punta Arenas. Es Colo-Colo, es todo Chile”. Tanto así que luego vinieron Relatos populares 2, 3 y 4. “Casi hicimos el quinto. Ha sido un hit, en total hemos vendido más de 30 mil ejemplares”, recalcan los socios, instalados en las nuevas sillas de Espacio Trayecto.
Con el libro aprendieron del negocio editorial y de marketing, y comenzaron a publicar libros bajo la marca Editorial Trayecto. En su catálogo, afirman, se encuentra de todo: novelas, fantasía, ciencia ficción, deporte, política, libros infantiles, juveniles, poesía. “Nosotros venimos a revolucionar la industria porque sentimos que las editoriales en general no se atrevían a más. Y dijimos ‘vamos con todo’. Llegaba alguien que quería hacer un libro sobre fútbol, y por qué no. Abrimos todas las categorías”. Ya suman un catálogo con más de 300 títulos.
En 2017 se les ocurrió abrir una librería, porque era la manera más efectiva de vender sus propios libros. Fue un desastre. “Esta parte es entretenida porque fracasamos”, enfatiza Briones riendo. “¿En qué fallamos? Ahora lo tenemos clarísimo: por ahí no pasaba gente”. Se refieren a un local ubicado en el segundo piso del strip center que está en la esquina de Nueva Costanera con Isabel Montt.
“Nos centramos mucho en la idea, pensamos en el negocio, teníamos los contactos con las editoriales, los autores. La librería la decoramos muy bien, quedó preciosa, pero no vendíamos”, cuenta Andrés. “Pero yo soy súper aguja”, interviene nuevamente Felipe, “y dije ‘¿cómo vamos a perder todo lo que hemos hecho? ¿Y si llamo a Metro?’ Con una amiga que trabajaba en la empresa me conseguí el mail de Mauricio Domínguez, del área comercial, y le escribí”.
Metro, aseguran, tiene varias condiciones al momento de arrendar los locales comerciales que están dentro de sus instalaciones, y no cualquiera puede instalar una tienda. Se debe ofrecer artículos de primera necesidad, como alimentación, o productos culturales, como libros. “Confiaron en nosotros”, señalan.
Librería al paso
Abrieron en 2019, esta vez con un flujo de transeúntes asegurado por el movimiento de los trenes subterráneos. “Siempre cuento que antes de abrir el local, yo me sentaba ahí al frente con mi viejo y contaba cuánta gente pasaba. Calculé ‘si pasan unas 100 personas por hora, con una que entre y compre un libro, ya es negocio’”, dice Felipe.
La instalación no fue del todo fácil: “Esto era sólo hormigón y vidrio, tuvimos que hacerlo todo, desde la conexión eléctrica en adelante. Sólo se podía trabajar de 23:00 a 06:00 am, fuera del horario de funcionamiento de Metro. Fue una gran inversión, pero lo logramos. El día del lanzamiento yo terminé llorando de puro estrés”, agrega el periodista.
Eso fue en julio de 2019. Tres meses después vino el estallido social, pero más allá de un par de veces que tuvieron que cerrar la librería por disturbios en la estación, esa contingencia no los afectó materialmente. “La pandemia sí fue la fiesta”, ironizan para graficar cómo el movimiento se detuvo radicalmente. “Ahí yo dije: ‘listo, quebramos’”, confiesa Briones.
Confinado en su casa, se puso a ver la película El pasante (2015), donde Anne Hathaway interpreta a una joven CEO que vende ropa online. “Paré la película y llamé a Andrés: ‘tenemos que vender libros online’”. Entonces no tenían sitio de ventas, era un proyecto a futuro que debieron activar en pocos días. Como Trayecto está dentro de las instalaciones de Metro pudieron mantener sus bodegas abiertas, a diferencia de las otras librerías que no tuvieron permiso para abrir durante la fase más estricta de medidas sanitarias.
“Teníamos como 10 mil libros en bodega y los cargamos al sitio en menos de una semana, integramos las plataformas de pago, el carro de compra, el sistema de envío, etcétera, una locura”, resume González. Su socio añade: “Andrés me decía: ‘pero tenemos que subir fotos de las portadas’. Y yo: ‘Después, la gente ahora está desesperada encerrada y necesita comprar libros’. Fue un golazo”.
Invirtieron en una campaña pagada para posicionarse en Google, se dispararon las ventas y pasaron de tener 4 mil seguidores en Instagram a 40 mil. La demanda sólo crecía y tuvieron que contratar más personal, ingeniársela para rellenar stock y turnarse para ir a la bodega a armar los paquetes de envío. “Fue como un milagro, nos transformamos en una mega librería online”.
Punto de encuentro
Andrés González y Felipe Briones, socios de Trayecto.
Antes realizaban los lanzamientos de libros a la salida de la librería; instalaban un micrófono, un parlante y un par de sillas para los autores y presentadores, pero tenían que cumplir con los horarios de Metro y evitar las horas punta, por lo que generalmente realizaban las actividades los fines de semana. Con el fondo montaron este nuevo espacio cultural en el local pegado a la librería que acababan de liberar sus antiguos vecinos de la panadería San Camilo.
“Con esto cerramos el triángulo. Somos editorial, librería y ahora espacio cultural. Lo más importante es que tenemos lugar para hacer nuestros lanzamientos, conversatorios, grabar entrevistas con los autores, etcétera. Y además ganamos visibilidad porque más gente transita por las escaleras de ese lado, ven nuestra vitrina y se dan la vuelta para entrar a la librería”.
La semana pasada inauguraron la sala, que tiene capacidad para unas 40 personas. “Mira, fíjate cómo la gente pasa y se quedan mirando hasta que entran. Eso no lo teníamos antes”, comentan durante la entrevista. Calculan que sólo con los lanzamientos de títulos de su propia editorial, tendrán programación para unos tres días a la semana.
También quieren agregar actividades para niños, como cuentacuentos. Para eso tienen un muro de pizarra, mientras otra de las paredes sirve de fondo tipo late show para las entrevistas web.
- ¿Y ahora qué?¿Piensan abrir una nueva librería?
“Esa es la pregunta que siempre viene. La verdad es que no. Todos mis amigos ingenieros me dicen: ‘abre otra’. Pero en verdad es mucha pega y queremos cuidar nuestra marca. También nos han propuesto franquiciar, pero por el momento hemos decidido que no. Mira, tengo esta pulsera que dice ‘Nosotros amamos los libros tanto como tú’. No es una frase cliché, es porque nosotros somos lectores. Ahora estamos dedicados a la parte creativa, tenemos muchas cosas por hacer en este espacio y eso nos encanta”.