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Cultura

Una Fotonovela del Metro

Una Fotonovela del Metro

Y Descubrimos la Belleza se llama la exposición fotográfica y textual de Justine Graham, que además da vida a un libro homónimo, y que muestra el ejercicio creativo de más de 530 trabajadores y trabajadoras de la empresa estatal de transporte en su lugar de trabajo, pero creando escenas de ficción muy alejadas de sus quehaceres cotidianos.

Por: POR sofia garcía-huidobro foto: verónica ortiz | Publicado: Viernes 25 de noviembre de 2022 a las 09:22
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Medio día del caluroso miércoles y las puertas de la Galería Gabriela Mistral, ubicada en la Alameda a pocos metros de La Moneda, están abiertas. Adentro montaje en plena acción porque quedan pocas horas para la primera inauguración con invitados del Metro de Santiago.

Justine Graham (46) detiene el trajín para conversar con DF MAS pero cada tanto debe atender alguna llamada o dar una instrucción. En la sala cuelgan 49 fotografías y sobre ellas una caja de luz recorre las paredes simulando la franja al interior de los carros donde se ubica el trazado de las líneas y sus estaciones.

En una esquina hay ocho asientos de Metro con el clásico diseño naranja con gris de plástico, este será un espacio dedicado a la lectura porque la muestra también incluye un libro que recopila 380 imágenes y textos. 

En diciembre de 2017 la artista francesa estadounidense, residente en Chile hace 17 años, tocó las puertas de la empresa estatal y les propuso realizar una residencia artística. Su idea era trabajar directamente con empleados de la empresa a través de un proceso participativo.

“La invitación era a actuar y romper el retrato tradicional del trabajador, ir en contra de esa imagen corporativa e interactuar de manera creativa. Es una excusa para navegar en el espacio”, explica Justine.

El mecanismo fue a partir del ejercicio conocido como cadáver exquisito creado por los surrealistas en 1925 y en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel doblando esta de manera que cada jugador debe escribir sus líneas basadas en el escrito del participante anterior, creando así un relato colectivo.

Después, con cada texto, se creó una escena que la fotógrafa retrató, donde posan individuos o grupos de las diversas áreas de la empresa. Operadores, cajeros, guardias de seguridad, jefes de línea, secretarias, ingenieros, en oficinas, salas de máquinas, estaciones, túneles, carros, figuran en imágenes cargadas de humor y dramatismo estético. 


El momento estallido
No es la primera vez que la artista, que estudió Cultura y Política en Georgetown University y un Master en estudios urbanos de la London School of Economics and Political Science, Inglaterra, trabaja con grupos numerosos.

En La Fisonomía del Sentido (2014) presentó un retrato visual y de 300 estudiantes y docentes de una Facultad de Medicina y en Un Estudio del Retrato Escolar (2013) fotografió a más de 500 alumnos y profesores de un colegio en Washington.

“Me interesa estudiar identidades grupales y había trabajado con grupos en contextos académicos y escolares, pero ahora quería entrar a una entidad pública. Develar una red humana detrás de un sistema de transporte que hace funcionar la ciudad, pero está escondido bajo tierra. Quería darles a ellos una nueva manera de verse y explorar esa identidad individual pero también corporativa”, señala.

Sus trabajos exploran terrenos antropológicos, ella misma reconoce que viene de tres mundos: cultural, urbano y visual, y comenta que en esta exposición están los tres entremezclados. 

Las fotos las tomó durante 2018 y hasta junio de 2019. A mediados de octubre la maqueta del libro estaba lista para entrar a imprenta y entonces, la noche del 18, literalmente ardió el Metro.

“Fue muy duro ver esas imágenes luego de haber conocido cercanamente a la familia “metrina”, conocí a 530 trabajadores, el 10% del total. Entiendo ese mundo y sé que cada estación afectada está a cargo de pocas personas que deben haberse sentido tan vulnerables. Fue muy heavy para mí de imaginar”, recuerda.

Tres años quedó el proyecto en el congelador. “La red estaba creciendo, vienen tres líneas nuevas, entonces fue un inmenso remezón cuando pasaban a otro nivel. Y después llegó la pandemia y el uso bajó a 30%. Hacer una exposición de Metro hoy tiene una connotación distinta, y a pesar de la frustración, estoy contenta. Pienso que esta muestra tiene un aspecto sanador”, afirma Graham. 


Diversión artística

A las 19.00 horas de ese mismo día asistirán a la inauguración de la exposición -que estará abierta hasta el 29 de diciembre- los protagonistas de las fotos, representantes del sindicato de trabajadores de Metro; el actual gerente general de la empresa, Felipe Bravo, el gerente corporativo de personas, Patricio Baronti; la gerenta de clientes y sostenibilidad, Paulina del Campo; y su “embajador” -como dice la artista- el director de la Corporación Cultural de Metro, Javier Pinto, entre otros ejecutivos. 

“Uno no se da cuenta, pero suceden cosas mágicas en el Metro”, dice una Jefa de estación en un video de 12 minutos proyectado en la sala contigua y que complementa la exposición y que muestra el backstage del trabajo fotográfico en terreno, además de testimonios de algunos de los trabajadores.

El libro, Y Descubrimos la Belleza: Una fotonovela, tiene 467 páginas, fue diseñado por Sergio Ramírez, y además de una versión extendida de fotos y textos, incluye dos ensayos, uno del crítico argentino Rodrigo Alonso y otro de la propia Graham. Todo en español e inglés.

El texto será de distribución interna, y uno de los grandes triunfos de la artista es que consiguió que 4.500 ejemplares sean repartidos a todos los trabajadores de Metro.

“Esa es la meta de la obra, que este proyecto llegara a ellos y que lleven el libro a sus casas y se lo muestren a su gente: ‘Este soy yo, ese es mi jefe, con ella almuerzo’”, afirma mientras recorre las fotos y va contando anécdotas. “En esta aparecen tres supervisores de línea que quisieron montar una escena de golf en la oficina”. “Aquí ves a un operador en una máquina, pero atrás mío había 15 compañeros chacoteando mientras yo le sacaba fotos, ese momento fue muy entretenido”. “Ella es ingeniera de residuos tóxicos y quiso posar sobre bolsas de basura”.

Justine cuenta que algunos tuvieron que vencer la vergüenza, otros tenían clarísimo cómo posar: “Esta obra utiliza el juego como un mecanismo serio de práctica artística. Hacerlo “divertido” es un punto de entrada para repensar el rol, identidad y conexión de cada uno con sus lugares y gente”. 


Otra Graham, 200 años después
Llegó a vivir en nuestro país porque se casó con un chileno. Su próximo libro, a publicarse el primer semestre de 2022 con editorial Puro Chile y gracias a un Fondart, tiene que ver con su experiencia de extranjera y tiene como background el Diario de una residencia en Chile de Maria Graham, de 1822.

“Ella tiene una mirada crítica sobre el ejercicio colonial español en las américas que siento aplica al Chile de hoy. Ese es el hilo conductor”, contextualiza la artista. 200 años después y con el mismo apellido Justine decidió crear Diario Visual de mi Residencia en Chile.

“Es un gran proyecto, mi mega guagua, y tiene 17 capítulos no lineales sobre Chile. Son cosas que quería contar sobre paisajes, educación, salud, política. He visto un país cambiar muy fuertemente en relación al consumo, como urbanista reflejo eso a través de fotos de Google earth que muestran ubicación de los malls”. También hay un capítulo de legislación en torno a la muerte y que trata de nuevas leyes como Ley Zamudio, Ley Gabriela y Ley Emilia, entre otras.

Y otro donde retrató a 106 exconstituyentes, mientras estaban en periodo de convención. Cada uno tenía que elegir un concepto que le parecía debía estar presente en una nueva Constitución y expresarlo frente a la cámara en lenguaje de señas. El resultado es un retrato y una mano en movimiento representando un ideal.

“Si alguien se encuentra mi libro en 200 años más, verá que esos eran los conceptos de este momento”, proyecta. “Es un trabajo ambicioso, después de esto, me jubilo”, agrega riendo.

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