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Inversiones para abordar la brecha de salud femenina aumentarían el PIB chileno en US$ 4.500 millones anuales para 2040
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Un nuevo estudio del McKinsey Health Institute (MHI) señala que las inversiones que abordan la brecha de desigualdad en la salud de las mujeres pueden aumentar el PIB chileno en US$ 4.500 millones anualmente para 2040. Si bien las mujeres viven más tiempo que los hombres, en Chile ellas pasan un 28% más de sus vidas en malas condiciones de salud.
Abordar estas deficiencias en el país permitiría agregar un promedio de 7 días de vida saludable por año a cada mujer, lo que totalizaría más de 500 días sanos extras durante sus vidas. Mejorar la salud femenina chilena podría ayudar a 10 millones de mujeres, lo que aumentaría su participación en la fuerza laboral, impulsando la economía nacional en al menos USD $4.5 mil millones anualmente, según datos de Javier Valenzuela, Socio de McKinsey & Company y líder del McKinsey Health Institute para Latinoamérica.
En el reporte se identifican cuatro áreas principales que necesitan ser resueltas para acabar con la desigualdad de salud entre mujeres y hombres. Una de estas es la ciencia: “El estudio de la biología humana se basa en el cuerpo masculino, lo que dificulta la comprensión de las diferencias biológicas basadas en el sexo y resulta en menos tratamientos disponibles y menos efectivos para las mujeres”.
Otro ámbito es el de los datos que se usan para entender la salud de las mujeres, donde sistemáticamente se excluyen o subestiman condiciones importantes para ellas, por lo que no se están viendo todos los problemas que enfrentan, especialmente en comunidades vulnerables. Una tercera línea de pensamiento a considerar es que las mujeres tienen más probabilidades de encontrar barreras al momento de recibir atención, por lo que experimentan retrasos en sus diagnósticos y/o tratamientos subóptimos.
La cuarta área para abordar tiene que ver con la menor inversión que hubo en condiciones de salud femeninas en relación con su prevalencia. “Esto impulsa un ciclo de refuerzo de una comprensión científica más débil sobre los cuerpos de las mujeres y datos limitados para reducir el riesgo de nuevas inversiones”, señalan desde McKinsey.
Para solucionar esta problemática proponen cinco acciones claves:
- Invertir en todo el continuum de investigación y desarrollo (I+D) centrado en las mujeres para cubrir las brechas en condiciones específicas de ellas, a menudo no diagnosticas, así como enfermedades que las afectan de manera diferente o desproporcionada (por ejemplo, problemas cardiovasculares).
- Fortalecer la recopilación, análisis y presentación sistemática de datos específicos por sexo y género para establecer una representación más precisa de la carga de salud de las mujeres y evaluar el impacto de diferentes intervenciones.
- Aumentar el acceso a la atención específica para mujeres en todas las áreas, desde la prevención hasta el tratamiento.
- Crear incentivos para la inversión en áreas de innovación en salud de las mujeres y desarrollar nuevos modelos de financiamiento.
- Implementar políticas que apoyen la salud femenina, como adaptar los planes de estudio de las escuelas de medicina y crear espacios de trabajo amigables para el embarazo y la menopausia por parte de los empleadores.