Fue en junio del año pasado cuando autoridades de la Fundación Democracia Viva le solicitaron a la psicóloga social, académica de la Usach, especializada en temas de asimetría de poder, ser parte del Consejo Asesor externo de la fundación, liderada por Daniel Andrade, pareja de la diputada Catalina Pérez, ambos militantes de Revolución Democrática (RD).

Era un trabajo ad honorem cuyo propósito era ponerle ojo a un proyecto, en el que iba a participar gente joven, de trabajo ciudadano a nivel local, con un fuerte componente de uso de herramientas artísticas.

“Los consejeros son externos, no tienen un vínculo de pertenencia con las organizaciones y no participan en la administración ni gestión de los proyectos”, dice Kathya Araujo, en escala en Auckland camino a Australia.

 Doris Pinto, la asesora de la Subtel que fundó la cuestionada fundación Democracia Viva

De hecho, los consejeros opinan cuando son convocados a partir de la información que se les entrega. Ella, asistió a una sola reunión cuando se instaló en junio del 2022. “No pude asistir a una siguiente convocatoria, y tampoco recibí ningún documento escrito informativo en este periodo.

"La fundación recién tiene un año, así es que aún no había un informe anual”, dice Araujo, una de las voces más escuchadas para entender los movimientos de la sociedad, porque lleva años poniendo atención a las distintas voces que la cruzan.

“No tenía esta información de los convenios, como tampoco del tipo de trabajo que se estaba desarrollando. Me enteré por la prensa. Apenas me informé y me hice una idea de lo que había pasado decidí renunciar”, concluye en medio del caso que ha generado un terremoto político en la Moneda.