Coffee break
US$ 3 millones: la inversión detrás de Buriana, la nueva apuesta gastronómica en Vitacura
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Se le llama “buriana” a un viento que sopla hacia Italia desde el noreste de Europa, y que en pocos minutos puede transformar un día de verano en una breve, pero intensa tormenta. Pero tras su paso, siempre vuelve a salir el sol.
Así se llama el nuevo restorán italiano en Alonso de Córdova, que abrió sus puertas el jueves pasado. “Lo bautizamos así justamente por ese fenómeno meteorológico, porque representa hacer las cosas distintas”, comenta a DF MAS el empresario gastronómico Francesco Vannucci (dueño del Brunapoli), sentado en su local.
El chef a cargo es el italiano Stefano Ligeri, a quien Vannucci conoció en Dubái, mientras ejercía como director comercial en la multinacional europea Prysmian Group. La primera vez que lo invitó formalmente para el proyecto fue en diciembre de 2016. Lo hizo en un correo electrónico, donde detalló todas las condiciones contractuales del negocio. Dos años después aceptó, y en septiembre de 2019 llegó a Santiago.
Eso sí, el cocinero -que antes había trabajado en La Brughiera en Italia, Sicilia Restaurant en Dubái y Lido Complex en el hotel Mandarin de Bermudas- tuvo que esperar más de tres años para abrir Buriana. “Llegó el estallido social, luego la pandemia, fue difícil. A Stefano, de chef ejecutivo lo tuve haciendo pizza (para el Brunapoli) durante la pandemia”, recuerda el empresario.
“Acá uno debe ser valiente, tenaz y resiliente. Tuvimos que endeudarnos más (producto de la pandemia), me han pasado muchísimas cosas de ese tipo”, complementa.
El menú de Buriana consta de dos partes: la primera es la cocina tradicional italiana, con antipastos, pastas, carnes (o pescados) y postres típicos. La segunda son innovaciones que desarrollaron Ligeri y Vannucci, como french toast de ternera y salsa de vitello tonnato, dim sum relleno con carbonara, y un katsu sando de filete y pesto de rúcula. “Nadie inventa nada. Todos se inspiran y hay que ser creativos. Y ahí está el riesgo”, comenta el dueño del local, que, en solo una semana, ha recibido a conocidos personajes del mundo de los negocios y cultura. “Es el local del momento”, se escucha en distintos círculos.
La inversión para levantar Buriana consistió entre US$ 2,5 y US$ 3 millones financiados con banca y aumentos de capital de inversionistas externos. El principal financista es Rodrigo González, un empresario mexicano que fue jefe de Vannucci en México entre 2003 y 2008. También está Alessandro Starccolli, ex socio de BCG. Enrique Concha estuvo a cargo de la ambientación.
La idea de Vannucci es armar un grupo gastronómico con cuatro propuestas: pizzas, trattoría y familiar (Brunapoli); cafetería y panadería (Bru); cocina tradicional italiana (Buriana) y, próximamente, heladerías. Y luego, si todo sale bien, expandir algunas marcas al extranjero, tanto a Estados Unidos o Europa. “Eso podría ocurrir en dos o tres años más”, explica.