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Benjamin Netanyahu, ¿protector de Israel o el líder que desperdició la oportunidad para alcanzar la paz?

Benjamin Netanyahu, ¿protector de Israel o el líder que desperdició la oportunidad para alcanzar la paz?

Tras el ataque de Hamás el 7 de octubre y la represalia israelita en Gaza, el biógrafo no autorizado del primer ministro israelí, Anshel Pfeffer, confirma sus temores: “Netanyahu siempre ha puesto su propia supervivencia política por encima de todo".

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 21 de octubre de 2023 a las 04:00
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Cuestionado sobre el legado que Benjamin Netanyahu dejaría tras más de tres décadas de carrera política, su biógrafo (no autorizado), Anshel Pfeffer, respondió: “Será el líder que desperdició la oportunidad para alcanzar la paz”.

Era entonces 2018 y Pfeffer acababa de publicar la que hasta ahora es la biografía más completa sobre el primer ministro israelí, tras más de dos décadas cubriendo sus pasos. Hoy, tras el ataque de Hamás el 7 de octubre y la represalia israelita en Gaza, Pfeffer confirma sus temores: “Netanyahu siempre ha puesto su propia supervivencia política por encima de todo. Y parece seguir haciéndolo incluso en medio de una guerra”, escribe.

Líder de una coalición de derecha cada vez más radical, nacionalista y religiosa, Netanyahu, sin embargo, no tenía entre sus planes pasar a la historia como el líder de Israel en una guerra. Pfeffer y otros analistas coinciden en que a pesar de venir de una tradición zionista bastante radical, durante sus casi 16 años como Primer Ministro, Netanyahu ha evitado confrontamientos bélicos frontales.

En su lugar ha optado por operaciones puntuales, construir la famosa “Muralla de hierro” en el límite con Gaza, y una relación estratégica con la Autoridad Nacional Palestina mientras avanza con los asentamientos en zonas ocupadas.

Un informe de las Naciones Unidas cifra en 34% el aumento de asentamientos israelíes en estos territorios durante la gestión de Netanyahu.

Según Daniel Levy, presidente del Proyecto EE.UU./Medio Oriente, el escenario que describe como la “explosión de una situación insostenible” es producto precisamente de la estrategia de Netanyahu.

“Él ha aplastado cualquier esperanza política (de un acuerdo con Palestina), pero eso no significa que esperara conscientemente llegar a este punto. No, porque ahora su legado será el haber formado la coalición de gobierno más incompetente, que estaba en los tribunales enfrentándose a cargos criminales (por corrupción) cuando se produjo el mayor fracaso de inteligencia israelí de la historia. Por eso ahora hará todo lo posible para cambiar ese legado a través de la guerra, porque esta es su última oportunidad. Él no quería esto”, explica a DFMAS Levy, quien fue negociador de paz israelí en los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993 y 1995.

Fue un momento histórico. Los Acuerdos crearon la Autoridad Nacional Palestina, y aunque fueron criticados por los grupos más radicales de ambas naciones, incluyendo el propio Netanyahu, se trató de la instancia más cercana a lograr un acuerdo definitivo de convivencia.

Cuando asumió por primera vez como Primer Ministro en 1996, Netanyahu heredó los Acuerdos, pero poco hizo para su implementación. “Tanto Netanyahu como (Mahmoud) Abbas (Presidente de Palestina), usualmente ambos, encuentran siempre una razón para descarrilar las negociaciones en momentos cruciales. Ambos han hecho esto por más de 20 años. Ambos están interesados en mantener el status quo”, escribe Pfeffer en su biografía sobre el político israelí.

Netanyahu se ha obsesionado con evitar los errores que llevaron a Israel a caer bajo el yugo del Imperio Romano.

La revisión de su historia familiar permite entender por qué Netanyahu se niega a pasar a la historia como el líder israelí que cedió territorio para la creación de Palestina. Desde los Acuerdos, las Naciones Unidas demandan que Israel establezca sus fronteras en los límites previos a la guerra de 1967, en la que triplicó su tamaño, consiguiendo el control de Jerusalén del Este y ampliando los territorios ocupados y asentamientos.

Nathan Mileikowsky, rabino e intelectual zionista, fue parte de las primeras familias que se asentaron en Israel tras la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, su adscripción al Movimiento Revisionista, que promovía la idea de un dominio de Israel de toda la región que hoy comprende hasta Jordania lo llevó a quedar fuera del establishment, liderado por el Zionismo laborista de línea socialista.

Su hijo, Benzion Netanyahu, tampoco tuvo suerte en su carrera política. De línea aún más radical que Mielikowsky, Benzion estuvo entre los firmantes de una carta oponiéndose al plan de las Naciones Unidas para la creación de los dos estados. Intelectual e historiador, su línea dura lo dejó fuera de la élite gobernante, obligándolo a desarrollar su carrera académica en Estados Unidos.

Todos los hijos de Benzion, Yonatan, Benjamin e Iddo, crecieron bajo la sombra del activismo zionista de su abuelo, identificándose como parte del grupo fundador de Israel. 

En su libro, Pfeffer detalla como la tercera generación, especialmente Yonatan y Benjamin, incluso adoptaron una postura más nacionalista. Tanto así que cuestionaron la decisión de su padre de establecerse en Estados Unidos. A forma de rebelión, tanto Yonatan como Benjamin, y luego Iddo, decidieron pausar sus estudios y unirse a las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF). 

Tras su paso por una unidad comando, Benjamin, apodado Bibi por sus primos en Jerusalén donde nació y vivió sus primeros años, estudio negocios en el MIT y trabajó en BCG.  La muerte del hermano mayor, Yonatan, en una operación militar hizo de él un héroe y dio al joven Benjamin, la plataforma ideal para su carrera política.

Descrito como ávido lector y estudioso de la historia, Netanyahu se ha obsesionado con evitar los errores que llevaron a Israel a caer bajo el yugo del Imperio Romano. Sin embargo, plantea Levy, su decisión de endurecer el tratamiento de los palestinos, la permisividad a las violaciones al derecho internacional, han creado un escenario de especial inestabilidad para Israel.

“Israel ha seguido el libro de estrategia más loco que se pueda imaginar”, afirma Levy, para referirse al descrédito del gobierno en Palestina, que se ha visto en las últimas décadas obligado a cooperar con Netanyahu en materias de seguridad, mientras se extienden los asentamientos.

“Al descreditar a los políticos en Palestina. La resistencia armada continuará, ya sea Hamas, ya sean otros; a menos que Israel y la comunidad internacional muestren que la política tiene espacio, tiene un camino para buscar una salida… Ahora mismo es realmente difícil decir, ‘así es como podemos resolver esto’. Con la capacidad militar de Hamás intacta, los israelíes seguirán sintiéndose inseguros. Pero la historia de la pacificación es también la historia de tratar con actores armados, movimientos de resistencia que también utilizan tácticas terroristas”, plantea Levy.

Tal negociación parece aún más difícil dada la idea que Netanyahu plantea de su rol en la historia. “Protector de Israel”, el único capaz de liderar a un país que ya ha sobrevivido 70 años, pero que él considera en inminente peligro. Es esta idea, plantes Pfeffer, la que lleva a Netanyahu a dar prioridad a su permanencia en el poder. Cualquier amenaza a su liderazgo es considerada por Netanyahu una amenaza a la propia sobrevivencia de Israel.

Sin embargo, los israelíes votan y apoyan al líder que les ofrece mayor seguridad, recuerda Levy. En ese sentido, aunque no hayan cambios ahora, el 7 de octubre y el horror cometido por Hamas puso casi una sentencia de fin al gobierno tercer gobierno de Netanyahu.

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