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El balance rojo en vísperas de la cumbre climática COP28

El balance rojo en vísperas de la cumbre climática COP28

A menos de un mes de una nueva cumbre climática, las emisiones contaminantes y la demanda de petróleo están siguiendo la dirección contraria a lo comprometido.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 4 de noviembre de 2023 a las 04:00
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Si la cumbre climática que comenzará el 30 de noviembre en Dubai fuera un examen, el mundo reprobaría. La COP28 no sólo llega en medio de divisiones políticas y violencia en Medio Oriente, también llega cuando la demanda por combustibles fósiles está marcando niveles récord, y lo seguirá haciendo hasta 2030.

En un planteamiento positivo, la Agencia Internacional de Energía afirma que la transición energética se está acelerando lo suficiente como para adelantar el punto máximo del uso de combustibles fósiles hacia el final de esta década.

Para entonces, la participación de petróleo, carbón y gas en la energía global bajaría de 80% a 73%, y con ello las emisiones contaminantes vinculadas a la generación de energía. Lograr tal escenario requeriría triplicar la inversión mundial actual en fuentes renovables y que los vehículos eléctricos pasen del 10% de las ventas totales que marcaron en 2022 a un 95% de los vehículos que se vendan en 2030. El anfitrión, Emiratos Árabes Unidos, espera llegar a la COP28 ya con un acuerdo sellado para el primer requisito.

La medida ayudaría a compensar las críticas a las Naciones Unidas por designar al sexto exportador de crudo como organizador de la COP28. La cumbre, además, tiene como presidente al Sultán Al Jaber, CEO de la petrolera estatal de Abu Dahbi.

Siguiendo la recomendación de la IEA, Al Jaber ha planteado el triplicar la inversión en energías renovables como requisito indispensable para cumplir con la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C hacia el final de este siglo. Aunque un avance, no sería suficiente. En el Plan de Implementación de la COP27, la Unidad de Cambio Climático de las Naciones Unidas advirtió que un escenario de 1,5°C requiere que para 2030 las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GHG, en inglés) se hayan reducido en un 43% respecto a los niveles de 2019.

El Centro Internacional de Investigación y la Base de Datos de Emisiones Atmosféricas (EDGAR) calculan que, al cierre de 2022, las emisiones GHG global habían aumentado 2,3% respecto a 2019. La caída en las emisiones generada por la pandemia en 2020 demostró ser temporal, mientras el repunte registrado en 2021 se está confirmando como una tendencia.

Proyecciones del Carbon Global Budget muestran que, bajo las políticas actuales, las emisiones mundiales marcarán un aumento de 12,2% ya en 2025 respecto a 2019. Entre los 10 principales emisores del mundo, India (32%), China (23%), Indonesia y Arabia Saudita (20%) registrarían los mayores aumentos. Mientras, EEUU (-6%) y Japón (-5%) verían las mayores reducciones entre ese grupo, que es responsable de más de la mitad de las emisiones mundiales.

Aunque unos 140 países han anunciado, en diferentes etapas, planes para neutralizar emisiones hacia 2050-2060, la gran mayoría no se ha traducido en acciones y legislaciones concretas. Para la organización Climate Action Tracker, el problema es que estos planes no son lo suficiente ambiciosos. De cumplirse, la temperatura global aumentaría en 2,4°C, muy por encima de la meta del Acuerdo de París.

Otros cálculos son aún más pesimistas. BCG estima que con el actual nivel de inversiones, la temperatura aumentaría en unos 3°C. “Para cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C, estimamos que se requiere financiamiento por cerca de US$ 4 billones (millones de millones) por año para el resto de la década. La realidad es que hoy estamos logrando financiar solo un sexto de ese monto, cerca de US$ 650 mil millones por año”, explica Francisco Hidalgo, managing partner y socio de BCG.

Hay varios compromisos financieros vigentes. El más antiguo data de 2009. En la COP15, los países desarrollados acordaron aportar US$100 mil millones anuales para iniciativas contra el cambio climático en países emergentes hacia 2020. Hasta ahora no se ha cumplido la meta ni un solo año.

La discusión sobre un fondo de reparación, para compensar a los países emergentes por la contaminación causada por el desarrollo industrial de las grandes economías promete ser uno de los puntos más controvertidos.

A eso se suman los compromisos de bancos e inversionistas institucionales por movilizar capital, especialmente en los países emergentes. Los planes se han encontrado con diversos obstáculos. Hidalgo cita, por ejemplo, la inmadurez tecnológica. Un ejemplo es el proceso que se requiere para la producción y transporte de hidrógeno verde a gran escala.

Además, todavía se está en la etapa inicial de mercados financieros orientados a estas nuevas industrias. “Al no existir certeza de la demanda futura, los posibles productores no logran firmar contratos para garantizar sus inversiones. Este es el caso de los proyectos de exportación de amoniaco verde que se están intentando desplegar en Magallanes o el norte de Chile”, explica el socio de BCG.
Muchos inversionistas además se muestran reticentes ante la idea de aumentar su exposición a países emergentes, afectados por una historia de débil certeza jurídica e inestabilidad política y económica.

Pero a nivel general, y a pesar de los mensajes de urgencia, no se han generado los incentivos suficientes. En un reciente estudio de 160 países, investigadores de la PNUD encontraron que la intensidad de carbono de las economías (toneladas de CO2 por cada 1.000 dólares de PIB) aumentó entre 2021-2023 en un tercio de los países. Esto confirma que la recuperación de la economía post-pandemia ha ido de la mano de un aumento de los combustibles fósiles.


El ranking de las emisiones
Al cierre de 2022, una decena de países fueron responsables por casi 70% de las emisiones de efecto invernadero globales. Según el estudio de EDGAR y JRC, China (29,2%) y Estados Unidos (11,2%) son los principales emisores. Entre las economías latinoamericanas, Brasil (2,4%) y México (1,5%) aparecen en el grupo de mayores mundiales.

Chile se ubica en el puesto 47. Las proyecciones de Carbon Global Budget plantean que las emisiones de Chile en 2025 serán 8,5% mayores que las de 2019. La intensidad de carbono de su economía registraría un alza de 10%, mientras las economías europeas lograrán desacoplar su crecimiento de sus emisiones.

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