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El investigador que hace temblar al imperio Adani

El investigador que hace temblar al imperio Adani

Desde una oficina en Nueva York, Nathan Anderson frenó una mega operación bursátil y ha puesto en vilo el futuro de la mayor fortuna de India.

Por: Marcela Vélez-Plickert desde Londres | Publicado: Jueves 2 de febrero de 2023 a las 15:02
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Este debía ser el año de Gautam Adani. El empresario indio, fundador de Adani Enterprises, se convirtió el año pasado en el tercer hombre más rico del mundo y la mayor fortuna de Asia, tras el astronómico ascenso de 819% en las acciones de sus empresas.

Adani llegó a 2023 con ambiciosos planes de expansión internacional y una agenda para convertir a India en un “hub de energía verde”.

Adani Enterprises era, además, el símbolo de la modernización de India. Un país que aspira a destronar a China como principal motor de la economía global y centro manufacturero del mundo.

En apenas una semana, Gautam Adani, y con él el primer ministro indio, Naredra Modi, ha visto tambalear sus planes. Adani Enterprises tuvo que suspender la venta de acciones por US$2.400 millones con las que aspiraba a reducir su deuda y financiar sus planes de expansión, después de que sus acciones perdieran 54% en los últimos cinco días.

Las acciones del grupo empresarial han perdido más de US$100 mil millones en capitalización bursátil. Citi y Credit Suisse ya no aceptan los bonos de las empresas de Adani como colaterales; y aunque le tomó una semana, el regulador financiero indio abrió una investigación formal por las acusaciones de fraude contra Adani.

Las acciones del grupo empresarial han perdido más de US$100 mil millones en capitalización bursátil.

Detrás de lo que podría ser el colapso de uno de los mayores grupos empresariales de Asia está un alto y delgado hombre de 38 años: Nathan Anderson.

Anderson es el hombre detrás de Hindenburg Research, la pequeña firma neoyorquina que acusa a Gautam Adani de haber construido su imperio en base a “fraudes contables, manipulación bursátil y lavado de dinero”. “Es probablemente el mayor fraude corporativo en la historia”, afirman Anderson y su equipo de ocho investigadores en el reporte de 106 páginas, publicado el 24 de enero.

Fue trabajando en un hedge fund que Nathan, o Nate, Anderson descubrió su fascinación por los fraudes financieros. La forma en que operan y, sobre todo, cómo pasan desapercibidos a plena vista de los reguladores e inversionistas.

“Mi trabajo consistía en encontrar buenas inversiones y dentro de ese mundo solía encontrar el fraude ocasional, un esquema Ponzi. Y mi jefe en ese momento decía ‘genial, buen trabajo, ahora encuéntrame algo bueno en qué invertir’. Pero yo me obsesionaba con el fraude y pasaba semanas o meses investigando...”, afirma en una conversación en el podcast Bad Bets de Wall Street Journal.

El podcast es un reporte detallado de la caída de Nikola, en gran parte, debido a un reporte de Hindenburg Research, una firma que para entonces -2020- era prácticamente desconocida.

Anderson fundó Hindenburg Research en 2018, después de descubrir que ser “denunciante anónimo” era satisfactorio, pero no pagaba las cuentas. Bajo la regulación estadounidense, un whistleblower puede recibir entre 10% y 30% de la multa que la SEC colecte una vez que una empresa es encontrada culpable.

Anderson fue el informante detrás de la caída de Platinum Partners, el fondo de Florida fue cerrado en 2016 y sus líderes sentenciados por fraude en 2019. En enero del año pasado, Anderson aseguró en una entrevista todavía estar esperando entonces su recompensa.

Una oportunidad para dedicarse de lleno a la investigación de empresas 

La lentitud de los reguladores puso fin a los planes de Anderson de vivir como informante y, muy propio de alguien que se dedica a los hedge funds, encontró su respuesta en el mercado.

Fue así como surgió Hindenburg Research, una firma que no sólo investiga empresas, además toma posiciones cortas contra el precio de sus acciones. Una posición corta implica la apuesta de que el precio del activo caerá. Puede ser muy rentable, pero no precisamente en períodos de exuberancia, como el que se vivió en el mercado en los últimos cinco años.

Por ejemplo, en 2017, Anderson fue prácticamente echado de su departamento tras no poder pagar el alquiler. Su posición corta contra la firma Riot Blockchain no dio el resultado esperado. Su investigación mostraba que sus operaciones eran un fraude, pero la acción siguió subiendo.

En su perfil de LinkedIn, Anderson asegura que su entrenamiento como conductor de ambulancias en Jerusalén (2014-2015) lo entrenó para “pensar y actuar bajo presión”. Quizás eso explica que Anderson siguiera con sus planes.

Su primer gran golpe llegó en 2020, en medio de la pandemia. La desesperada búsqueda por la próxima Tesla había convertido as Nikola, fabricante de baterías y vehículos eléctricos, en la sensación del mercado. Tras su IPO en junio 2020, la firma alcanzó una valoración de US$13.000 millones. Su CEO y fundador, Trevor Milton, se jactaba en redes sociales de haber construido en seis años una automotriz más valiosa que Ford y General Motors.

Anderson se puso a investigar y tres meses después publicó un informe de 15.000 palabras acusando a Nikola de fraude (el documento contra Adani tiene 32.000 palabras). El documento aseguraba que la firma no contaba con la tecnología que decía haber desarrollado y la compraba a terceros, y es más, el video que mostraba un camión supuestamente autónomo era trucado. La SEC abrió un proceso, y diez meses después el carismático Milton fue sentenciado por fraude y enfrenta una sentencia de hasta 20 años.

“El último hombre cuerdo en Wall Street” titulaba New York Magazine un perfil de Anderson en enero 2022, en referencia al estilo de vida reservado de este analista financiero, y su costumbre de no dejarse llevar por la euforia del mercado.

Anderson nunca ha revelado cuánto ganó Hindenburg con la caída de 44% de las acciones de Nikola tras la publicación del reporte. Pero desde entonces la empresa dice haber duplicado el número de investigadores a ocho, además del fundador.

Aún así, nueve personas contra un imperio se perfila todavía a una batalla de David contra Goliat. Anderson y su equipo confían tanto en sus dos años de investigación que en su respuesta a la amenaza de acciones judiciales de parte de Adani respondieron: “Damos la bienvenida a acciones legales. Si Adani es serio en su amenaza, debería plantear una demanda en Estados Unidos, que es donde operamos. Tenemos una larga lista de documentos que pediríamos sean publicados como parte del proceso”.

Quienes han tenido la oportunidad de tratar directamente con Anderson lo describen como inteligente y disciplinado. Las escasas entrevistas que ha ofrecido han sido siempre vinculadas a un caso en investigación (Nikola, principalmente). En su cuenta de Twitter (@Claritytoast) no aborda temas personales ni revela detalles de su vida o su fortuna. Su timeline está dedicado enteramente a señalar la demora de las empresas en responder a los reportes de Hindenburg o celebrar la acción de los reguladores.

Ni Hindenburg ni Anderson han revelado el monto de su posición corta contra Adani. En su reporte, aseguran que sin contar el supuesto fraude, sólo por sus fundamentales y debido a su débil posición de caja y alto endeudamiento, las acciones del grupo indio debían valer 85% menos. Desde la publicación del reporte, las acciones de Adani Enterprises han perdido ya 54%.

Si tiene razón en su apuesta ( y todo apunta a que sí), Anderson no sólo sería uno de los pocos hombres cuerdos en Wall Street, quizás se convierta también en un nuevo millonario.

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