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El invierno está llegando a Europa
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Septiembre es a Europa lo que marzo es a Chile. Es el inicio oficial de un nuevo año. Tras las vacaciones de verano, los pocos meses de sol y cada vez más calor, septiembre se siente, para quienes aman el verano, como un largo lunes.
Pero este septiembre es diferente, pues llega con la amenaza de hundir a toda la región en una crisis que hasta el 23 de febrero parecía inimaginable.
En Reino Unido, Goldman Sachs anticipa que la inflación llegará a 22% a fin de año, debido al alza del precio de la energía. En Alemania, Francia e Italia, empresas advierten cierres y despidos, mientras analistas alertan de una recesión, que además vería a los hogares restringidos de gas y electricidad en los meses que más se necesitan.
La amenaza cruza de Suecia a Polonia. Por ejemplo, en Holanda, el instituto gubernamental de investigación económica “Centraal Planbureau” advierte que 1,4 millones de habitantes caerán en la pobreza debido al mayor gasto en energía este invierno.
Pero, sin duda, la crisis tiene dos epicentros: Reino Unido y Alemania.
“Actualmente pago unas 180 libras esterlinas ($ 186 mil) en gas y electricidad en Londres. Bajo la nueva tarifa, mi cuenta subirá a 300 libras en octubre y dicen que en enero hasta a 500 libras. No voy a pagar, no voy a escoger entre pagar la energía o alimentar a mis hijos. ¿Cómo puede ser que con dos trabajos deba hacer esa elección?”, cuestiona Judy Gayle, quien se ha sumado a la campaña para boicotear a las empresas de energía en Reino Unido.
Pero este septiembre es diferente, pues llega con la amenaza de hundir a toda la región en una crisis que hasta el 23 de febrero parecía inimaginable.
En Reino Unido, Goldman Sachs anticipa que la inflación llegará a 22% a fin de año, debido al alza del precio de la energía. En Alemania, Francia e Italia, empresas advierten cierres y despidos, mientras analistas alertan de una recesión, que además vería a los hogares restringidos de gas y electricidad en los meses que más se necesitan.
La amenaza cruza de Suecia a Polonia. Por ejemplo, en Holanda, el instituto gubernamental de investigación económica “Centraal Planbureau” advierte que 1,4 millones de habitantes caerán en la pobreza debido al mayor gasto en energía este invierno.
Pero, sin duda, la crisis tiene dos epicentros: Reino Unido y Alemania.
“Actualmente pago unas 180 libras esterlinas ($ 186 mil) en gas y electricidad en Londres. Bajo la nueva tarifa, mi cuenta subirá a 300 libras en octubre y dicen que en enero hasta a 500 libras. No voy a pagar, no voy a escoger entre pagar la energía o alimentar a mis hijos. ¿Cómo puede ser que con dos trabajos deba hacer esa elección?”, cuestiona Judy Gayle, quien se ha sumado a la campaña para boicotear a las empresas de energía en Reino Unido.
"No voy a escoger entre pagar la energía o alimentar a mis hijos. ¿Cómo puede ser que con dos trabajos deba hacer esa elección?”, cuestiona Judy Gayle, quien se ha sumado a la campaña ‘Don’t Pay UK’ para boicotear a las empresas de energía en Reino Unido.
Gayle no exagera. A partir del 1 de octubre, el gasto promedio en gas y electricidad para las familias de Reino Unido subirá de 1.971 libras esterlinas a 3.549 libras por año. No sería la última alza. La consultora Cornwall Insight proyecta que el ajuste (legal) de enero llevará el gasto promedio a 4.400 libras por año, y luego a 6.600 libras hacia el final del segundo trimestre de 2023. Es decir, la vivienda promedio pasará de pagar unos $ 164 mil al mes por gas y luz a $ 563 mil en apenas un año.
Las alzas son producto de los ajustes del límite tarifario ordenado por el regulador británico (Ofgem). El sistema, afirma el gobierno, protege a los usuarios de las variaciones extremas de las tarifas.
Pero la protección no es suficiente, afirman más de 133 mil personas, como Judy Gayle, que se han unido a la campaña “Don’t Pay UK”, que llama a suspender los pagos automáticos de las cuentas de gas y luz a partir del 1 de octubre, cuando las nuevas tarifas entren en vigor.
“Tenemos derecho a unirnos y negarnos a pagar cuando simplemente no podemos. No solo es la electricidad y el gas. Los precios en los supermercados han subido, y el NHS (sistema público de salud) ha reducido lo que cubre en algunos tratamientos, o las listas de espera son tan largas que debes pagar la atención de tu bolsillo. Estamos hablando de familias que vivían normalmente, bien, pero que ahora están en crisis. Tenemos problemas para llegar a fin de mes”, sentencia Louise, residente de Shropshire, quien no solo se unió a la campaña, sino que se ha convertido en una de las principales organizadoras locales.
Según un estudio de académicos de la Universidad de York, a enero, tres cuartos de los hogares de Reino Unido -equivalente a unos 53 millones de personas- habrán caído en pobreza energética. Es decir, que el costo del gas y la electricidad superará el 10% de sus ingresos.
Las alzas son producto de los ajustes del límite tarifario ordenado por el regulador británico (Ofgem). El sistema, afirma el gobierno, protege a los usuarios de las variaciones extremas de las tarifas.
Pero la protección no es suficiente, afirman más de 133 mil personas, como Judy Gayle, que se han unido a la campaña “Don’t Pay UK”, que llama a suspender los pagos automáticos de las cuentas de gas y luz a partir del 1 de octubre, cuando las nuevas tarifas entren en vigor.
“Tenemos derecho a unirnos y negarnos a pagar cuando simplemente no podemos. No solo es la electricidad y el gas. Los precios en los supermercados han subido, y el NHS (sistema público de salud) ha reducido lo que cubre en algunos tratamientos, o las listas de espera son tan largas que debes pagar la atención de tu bolsillo. Estamos hablando de familias que vivían normalmente, bien, pero que ahora están en crisis. Tenemos problemas para llegar a fin de mes”, sentencia Louise, residente de Shropshire, quien no solo se unió a la campaña, sino que se ha convertido en una de las principales organizadoras locales.
Según un estudio de académicos de la Universidad de York, a enero, tres cuartos de los hogares de Reino Unido -equivalente a unos 53 millones de personas- habrán caído en pobreza energética. Es decir, que el costo del gas y la electricidad superará el 10% de sus ingresos.
Culpar a Vladimir
Ofgem afirma que el alza de tarifas se explica principalmente por el aumento de 500% que ha tenido el precio del gas natural en Europa, desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania. Las sanciones contra Moscú, y en retaliación la reducción de los envíos de gas natural a Europa, ha encarecido el precio de los combustibles incluso para países que tienen otras fuentes de energía, como es Reino Unido.
La semana pasada, antes de recientes bajas, el precio del gas natural en la región alcanzó el récord de 343 euros por megavatio/hora. La cifra, explica Financial Times, es diez veces mayor a la tarifa que enfrenta EEUU. Esto supone un grave problema para la productividad de Europa, también una amenaza para la supervivencia de miles de empresas, incluso para la producción de fertilizantes, un gran consumidor de energía.
Miles de familias alrededor de Europa están desconectando sus lavadoras de platos, transmitiendo unas a otras consejos para tener que lavar menos la ropa, y datos útiles como que el microondas consume menos electricidad que un horno.
Los líderes europeos han anunciado que se reunirán el próximo 9 de septiembre para definir una intervención en el mercado energético, y cambiar -entre otras cosas- la fórmula con que se fijan los precios. La idea es desechar el sistema actual que se basa en la última fuente de energía, que usualmente es fósil y más cara, para alinear el sistema a los precios de fuentes renovables.
La semana pasada, antes de recientes bajas, el precio del gas natural en la región alcanzó el récord de 343 euros por megavatio/hora. La cifra, explica Financial Times, es diez veces mayor a la tarifa que enfrenta EEUU. Esto supone un grave problema para la productividad de Europa, también una amenaza para la supervivencia de miles de empresas, incluso para la producción de fertilizantes, un gran consumidor de energía.
Miles de familias alrededor de Europa están desconectando sus lavadoras de platos, transmitiendo unas a otras consejos para tener que lavar menos la ropa, y datos útiles como que el microondas consume menos electricidad que un horno.
Los líderes europeos han anunciado que se reunirán el próximo 9 de septiembre para definir una intervención en el mercado energético, y cambiar -entre otras cosas- la fórmula con que se fijan los precios. La idea es desechar el sistema actual que se basa en la última fuente de energía, que usualmente es fósil y más cara, para alinear el sistema a los precios de fuentes renovables.
Reducir el consumo
¿Bañarse con agua caliente? Olvídense. El primer ministro del estado alemán de Baden-Wuttemberg, Winfried Kretschmann, sugirió que los habitantes de ese país reemplacen las duchas por paños húmedos para asearse.
En Alemania, donde el 30% de la energía se producía a partir de gas ruso enviado por el gasoducto NordStream, el precio de la energía se ha más que triplicado. Las empresas han absorbido parte de los costos, pero los consumidores están recibiendo notificaciones de alzas de más de 20% en sus tarifas. Para Sabinne, madre de dos niños, en Frankfurt, la cuenta podría alcanzar los 750 euros al mes. “Nunca pensé que tendría problemas para llegar a fin de mes de esta forma. Soy profesional y trabajo”, se queja.
En Alemania, donde el 30% de la energía se producía a partir de gas ruso enviado por el gasoducto NordStream, el precio de la energía se ha más que triplicado. Las empresas han absorbido parte de los costos, pero los consumidores están recibiendo notificaciones de alzas de más de 20% en sus tarifas. Para Sabinne, madre de dos niños, en Frankfurt, la cuenta podría alcanzar los 750 euros al mes. “Nunca pensé que tendría problemas para llegar a fin de mes de esta forma. Soy profesional y trabajo”, se queja.
No está sola. El Instituto de Economía Alemana (IW) estima que, con el alza, un cuarto de los hogares germanos caerán en la “pobreza energética”.
Además de tarifas más caras, hogares en Alemania enfrentan la amenaza real de apagones y racionamientos. La Agencia Federal de Energía ha determinado que el país debe recortar al menos en un 20% su consumo energético para pasar la temporada otoño-invierno, aunque logre llenar sus reservas en un 100%.
Ni siquiera el carbón, fuente a la que Alemania cambió tras cerrar sus plantas nucleares, es una opción, debido a la sequía que ha vuelto casi imposible el tránsito de barcos cargueros con el combustible a lo largo del Danubio.
La sequía también está afectando el suministro eléctrico en Francia, que ha debido parar 27 de sus 36 plantas nucleares por el riesgo de sobrecalentamiento ante la disminución de los ríos aledaños.
Así que no es solo la electricidad y el gas, también es el agua. Duchas de dos minutos, en lugar de 10. Recoger el agua de la ducha para regar las plantas, son algunas de las sugerencias en medio de las órdenes de racionamiento.
Pero si bien las restricciones de agua son molestas, el gran temor es lo que pasará en el invierno. Para muchas familias, también de clase media, prender las luces o la calefacción este invierno simplemente no será opción.
Alrededor de Reino Unido, gobiernos locales están trabajando en el establecimiento de “centros comunales de calor” o “bancos de calor”. Lugares públicos donde las personas podrán llegar para pasar algunas horas y calentarse durante el invierno.
Los usuarios, tanto familias como negocios, demandan más. Exigen ayuda de parte del gobierno.
Al igual que el Covid, afirman, el frío también puede matar a miles.