La oleada de asesinatos de la semana pasada golpeó mi vida, y también de la gente que represento en la comuna de La Pintana. Fue un golpe, porque cuando asumí como alcaldesa me comprometí a luchar contra el narco en una comuna estigmatizada por la delincuencia.

Al enterarme del séptimo asesinato, sentí un retroceso de lo que habíamos logrado. De ser declarados la comuna con la mejor cartelera cultural, de ser sede para el rugby en los Juegos Panamericanos, pasamos a estas cifras de homicidios que nos han hundido. Fue un mazazo que nos duele, porque hay hartas ganas puestas para sacar adelante a la comuna.

No me he acercado a los familiares de las personas asesinadas. Los que murieron en Santo Tomás, por ejemplo, no eran de la comuna. En el caso del niño de 16 años que mataron, hemos cooperado y colaborado con los medios de prueba para que detuvieran a los asesinos. Me reuní varias veces con el Gobierno, fiscalía y policías. Cuando hay ajustes de cuentas, yo no me acerco a delincuentes.

El Estado no ha estado a la altura de las circunstancias. Ni el gobierno de Sebastián Piñera ni el gobierno de Gabriel Boric le han puesto urgencia a los planes integrales y recursos de la comuna. Con el plan Calles Sin Violencia en este periodo se dieron $500 millones no concursables, y eso ya es un gran mérito. Con ese dinero pudimos iluminar lugares, y eso también es seguridad. Pero no es suficiente.

Llamo a la urgencia para que nos miren de otra forma desde el Gobierno. Eso no quiere decir que yo me tenga que pelear con este Gobierno. Sea con este o con cualquier otro, yo tengo que trabajar con él. Si digo que estoy peleando con este Gobierno, ¿dónde voy a buscar respuestas? Ahora, eso no significa no ponerle la urgencia a los temas que son realmente importantes.

Necesitamos plata para seguridad. Lo que tenemos como municipalidad, en total, son $ 32 mil millones anuales. Con eso, si nos dedicamos a invertir en un plan integral de seguridad sólo para un sector del Castillo, ya no podremos pagar el alumbrado público. Para poder solucionar estos problemas realmente graves, la municipalidad no lo puede hacer sola.

La Pintana ha recibido toda la pobreza de las comunas que no querían tener a esa gente. La estigmatización de la pobreza y delincuencia de nuestra comuna es algo que se debe a una política de Estado de la dictadura. Nunca recibimos compensaciones, ni mitigaciones. Es parte de la herencia del pasado y es súper difícil salir adelante así. La gente de La Pintana no tiene asegurada su vida, ni su vehículo, ni su casa.

Yo en el 2020 estaba a punto de comprar una casa en la comuna de La Pintana, pero recibí amenazas del jefe de gabinete del exalcalde Aguilera (de San Ramón). Me empezaron a poner protección policial que tengo hasta el día de hoy, y por esas razones de seguridad desistí de esa compra y de vivir allí.

Hay miedo, sobre todo porque sentimos mucho ‘fuego’. Hay mucho armamento, mucha munición, y mientras exista esto, vamos a estar en peligro constante. Tenemos que estar en alerta. Por eso ser progresista en la comuna es salir a trabajar o a comprar y volver con vida.

Siempre soñé con volver a vivir en La Pintana, tal y como lo hice muchos años. Igual trabajo de 12 a 15 horas allí, por lo que llego a mi casa sólo a poner mi cabeza en la almohada. Y es que la comuna es mi pasión, parte de mi ADN, y por supuesto que seguiré trabajando en ella, y creo yo, hasta el día en que me muera.

Estoy segura de que hemos hecho las cosas bien y que debiesen reelegirnos nuevamente en octubre. Nos faltan muchas cosas en las que avanzar y es por eso que yo voy a la reelección. Hoy en día hay un candidato bastante populista que no conoce la comuna, que es la pareja de Pamela Jiles y que además no tiene ninguna propuesta seria.

La cifra de homicidios venía bajando (hasta ahora). Además, la delincuencia no es estacionaria. Va a estar presente donde no haya control policial, y no se me puede poner a mí como responsable de eso. Hemos avanzado en muchas otras cosas. Tenemos un polideportivo y un teatro. Se está construyendo una ciudad sanitaria y un parque. La comuna está más iluminada que antes, y está mucho más limpia. En ese sentido, yo siento el apoyo de los vecinos, ahí por donde ande”.