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Lecciones de Vida

María José Gómez, subsecretaria de Prevención del Delito: “No me complican las críticas”

María José Gómez, subsecretaria de Prevención del Delito: “No me complican las críticas”

En su primera entrevista, la ex mano derecha de Andrés Chadwick aborda las críticas a su nombramiento y los desafíos del nuevo cargo en la primera línea política.

Por: DF MAS | Publicado: Sábado 4 de septiembre de 2021 a las 21:00
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Nací en Santiago, pero mi crié y estudié en Curicó. Mi familia ha estado marcada por la inmigración. Mi bisabuelo partió de Curicó a España a casar a sus seis hijas. En Valencia nació mi mamá, y cuando vino la guerra civil española se vino a Chile, a Curicó. Aquí se casó con mi papá. Ellos se separaron antes de que yo naciera.

Siempre fui la matea del curso: en el colegio, en la universidad, en el magister. Yo era muy tímida. En mi casa me mandaban a comprar y siempre llegaba sin nada porque no me atrevía a pedir las cosas, y cuando llegué a mediados de los 80 a Santiago a estudiar periodismo en la Católica era como la Carmela de San Rosendo, porque no conocía a nadie, salvo a mi familia. Me casé a los 20 y terminé la carrera cuando mi hijo tenía un año.

Entré a hacer la práctica a La Segunda en el equipo de política a cubrir derecha. Rápidamente pasé a ser subeditora de política y después editora. Y me quedé ahí 21 años, hasta que sentí que lo que hacía ya no representaba un desafío distinto, y entré a estudiar un magíster en políticas públicas. ¿Por qué en políticas públicas? La firme, porque era el único que coincidía con el horario del diario.

Con eso me fui metiendo en otros temas que me interesaron y fui mirando el mundo público con otros ojos. Hasta que Andrés Chadwick en el primer gobierno del Presidente Piñera me llamó. Y me fui como asesora suya a la Segegob. Me lo lloré todo, porque era dejar mi proyecto más querido, me costó kilos estar al otro lado del mesón. Al poco tiempo, a él lo nombraron ministro del Interior y me pidió que fuera su jefa de gabinete.

Soy independiente, nunca he estado en una carrera política.

Nos tocaron momentos súper difíciles: la muerte del matrimonio Luchsinger, el conflicto estudiantil, el paro nacional. El gobierno terminó bien, se valoró lo hecho y para mí fue muy enriquecedor. Tuve algunas ofertas de volver al periodismo que no tomé. A veces me arrepiento, pero también estoy feliz con lo que estoy haciendo ahora. Finalmente me fui a trabajar con Andrés Chadwick a la oficina que armó con Luis Hermosilla, y seguí haciendo clases y algunas asesorías.

No estaba para nada metida en la campaña presidencial. Pero el lunes después de la primera vuelta recibí el llamado de Rodrigo Ubilla -somos muy amigos- y me dice: “Me llamó el Presidente y quiere que me haga cargo del equipo de segunda vuelta. Necesito que te vayas conmigo”. Esa fue lejos la experiencia laboral más entretenida que he tenido. Trabajamos de lunes a domingo sin parar. Yo era la que hacía el nexo con los encargados territoriales de cada región.

Como me casé tan chica -a los 28 años tenía cuatro hijos-, tenía un tema que siempre quise estudiar inglés. Estaba todo listo para irme tres meses, hasta que se volvió a cruzar Andrés Chadwick en mi vida. Y me convenció y volví a ser su jefa de gabinete en el Ministerio del Interior.

Nunca voy a olvidar Catrillanca. Nos pegó mucho como ministerio, pero creo que actuamos correctamente con un solo norte: lo que nos guiaba era llegar a la verdad, y eso hizo que se tomaran decisiones difíciles. Y después de eso vino la interpelación del ministro Chadwick, que fue muy dura. Se había caído en la escalera justo antes y tenía fracturas en las manos y un esguince en el pie y fueron dos horas y media de interpelación... y yo sabía que estaba lleno de dolores enfrentandola.

El 18 de octubre es otro día que tampoco voy a olvidar. Me quedé con Ubilla en la reunión de planificación con Carabineros y la PDI y recuerdo la angustia de ver que teníamos 1.100 Carabineros por turno en la calle y haciendo el máximo esfuerzo podíamos aumentar a 1.200 y tantos. Y que si pasaba algo más grave, no íbamos a tener capacidad de responder. Y ahí pasó lo que pasó, la quema del metro, del edificio Enel.

Después de la salida de Andrés Chadwick me quedé un par de meses haciendo el traspaso a Gonzalo Blumel y en enero de 2020 me fui con mi amiga Andrea Balladares a empezar un proyecto que era súper difícil y poco popular, que era el comando del Rechazo. Nos embarcamos simplemente porque teníamos una opción -que por lo demás era legítima y democrática- y creíamos que las cosas había que hacerlas de manera distinta, queríamos una nueva Constitución por la vía institucional.

Estoy súper consciente de que el país tomó un camino distinto en el que todos tenemos que estar comprometidos para que tengamos una buena Constitución producto del diálogo que nos represente a todos.

Cuando se acabó esa campaña volví a trabajar a Presidencia con Ubilla en las cajas de alimentos, y luego con el ministro Mañalich, como nexo con Presidencia. Pero después vino la cuarentena y decidí que era el minuto de estar con mi mamá de 87, que vive sola en Curicó y tiene una discapacidad visual. Después de eso me llamó la Kathy (Martorell) para que me viniera a trabajar con ella como jefa de asesores en enero.

Me metí principalmente en el proyecto de Barrios Prioritarios, que mira los fenómenos delictuales no solo desde el punto de vista policial, o punitivo, sino que intenta abordar las causas desde lo social. Para mí fue clave en mirar esto en 3D cuando me leí el libro de Iván Poduje Siete Kabezas.

El domingo 15 de agosto me llamó la Kathy para decirme que la había llamado Sichel. Mi idea original era irme con ella a la campaña y en eso estábamos, cuando me plantean esta posibilidad de la Subsecretaría. Me preguntaron si estaba disponible y yo dije que sí, y ahí fue todo rápido.

Yo estoy aquí porque tengo un compromiso con el Presidente y con el proyecto de este gobierno.

Hoy efectivamente tenemos menos hogares víctimas de delito, pero entendemos que hay una alta sensación de inseguridad y estamos trabajando en eso. Aquí tenemos tres factores que están incidiendo en la violencia con que se dan los delitos, que es el tema armas, droga y bandas criminales.

Tenemos muchos jóvenes participando en la comisión de delitos y vemos que muchas veces esos menores no tienen ningún respeto por la vida, y además vemos que las armas que usaban como elemento intimidador ahora las llevan para disparar.

Vamos a seguir trabajando en prevenir estos delitos -por lo demás es un trabajo muchas veces invisible e ingrato, porque los delitos que se previenen no se ven- pero por ejemplo el tema de las encerronas este año disminuye un 15%, han aumentado las incautaciones de droga, hemos puesto 45 pórticos en la autopista, etc. Pero hay un tema que súper importante y que yo no me voy a cansar de llamar al Congreso a que apruebe la ley de armas, porque necesitamos más y mejores herramientas para fiscalización y para el control.

Hemos hecho un buen trabajo en materia de delincuencia, pero la delincuencia no se va a terminar nunca. Los delincuentes mutan de modus operandi, de lugares, de horario, y hay que ir adaptándose y adoptar medidas y políticas públicas más eficientes para un fenómeno que es vertiginosamente cambiante.

A mí no me complican las críticas porque creo que es parte del desempeño del cargo y yo simplemente estoy aquí para hacer la pega. Entiendo eso sí que es muy importante comunicar lo que se hace, y es lo que voy a tratar de hacer. Me siento capacitada para desempeñar este cargo, tengo más de tres años de experiencia en el Ministerio del Interior y ocho meses de trabajo acá. 

Soy independiente, nunca he estado en una carrera política. Yo estoy aquí porque tengo un compromiso con el Presidente y con el proyecto de este gobierno. Estoy orgullosa como Subsecretaria de Prevención del Delito. El único costo que a mí realmente me importaría, sería un costo familiar, pero gracias a Dios tengo una familia increíble que me apoya mil por ciento.

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