Opinión
Debemos seguir combatiendo a Rusia con bancos además de tanques
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A medida que la invasión de Vladimir Putin entra en su segundo año, es hora de hacer un balance de lo que podemos hacer para ayudar a Ucrania a ganar.
El gobierno británico y los aliados de la OTAN han recorrido un largo camino desde los primeros días de la guerra, cuando repetían sin cesar: “Nada de armas ofensivas para Ucrania”. Es cierto que aún queda mucho por hacer en términos de cantidad, pero ya hemos proporcionado la mayoría de las categorías de armas que Ucrania solicitó. Se está debatiendo en directo si hay que proporcionar aviones de combate.
Sin embargo, necesitamos combatir a Rusia con bancos además de con tanques. En este ámbito, aún nos queda mucho trabajo por hacer. Los aliados occidentales congelaron más de US$ 300.000 millones de las reservas del banco central ruso en la primera semana de la guerra. Este dinero se encuentra actualmente en el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y otros.
Desde entonces, la invasión rusa ha causado al menos US$ 1.000 millones de daños a Ucrania, y posiblemente mucho más. Hemos enviado dinero para ayudar a los ucranianos a luchar contra la invasión, pero no lo suficiente para ayudarles a ganar. Mientras tanto, aumentan las quejas (sobre todo entre los republicanos estadounidenses) de que la guerra está costando demasiado a medida que el conflicto se alarga.
La gente se pregunta por qué debemos pagar una guerra en un país lejano cuando tenemos que hacer frente en casa a una crisis del coste de la vida y a huelgas por salarios más altos. Estos sentimientos no harán más que aumentar, así que tenemos que encontrar una solución para pagar esta guerra.
Y ahí es donde volvemos a los más de US$ 300.000 millones en reservas de los bancos centrales. Este dinero no debería simplemente congelarse. Debería incautarse para la defensa y la reconstrucción de Ucrania. Esto parece totalmente lógico desde el punto de vista moral. Tiene sentido desde el punto de vista financiero. Sería una respuesta fácil a quienes se quejan de los costes de esta guerra. Y tiene sentido político para todos los líderes aliados que luchan contra las consecuencias a largo plazo del conflicto.
Entonces, ¿por qué no se hace? A algunos les preocupa que la confiscación de este dinero provoque una mayor desdolarización de la economía mundial, ya que otros países responderían por miedo a que se tomaran medidas similares contra ellos. Esto sería un riesgo si sólo Estados Unidos asaltara las reservas de los bancos centrales. Pero si todos los países con una moneda de reserva estuvieran implicados, los inversores no tendrían otra alternativa.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, de la Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido, el Departamento de Estado de Estados Unidos y otros ministerios de Asuntos Exteriores de países aliados también se interponen. Su argumento es que las reservas del banco central ruso están protegidas por un concepto jurídico conocido como inmunidad soberana. Pero Putin sigue forzando nuestras definiciones de lo que constituye un crimen internacional, invadiendo a un vecino pacífico y redibujando el mapa de Europa. Parece totalmente lógico que necesitemos actualizar la ley como respuesta.
Mi propuesta es que los países aliados que han congelado las reservas de sus bancos centrales revisen al unísono sus leyes sobre inmunidad soberana. Por supuesto, esto debería aplicarse en todos los casos, salvo en el caso concreto de que un país cometa un acto de agresión contra su país vecino.
El movimiento para procesar a Rusia por un acto de agresión (definido por la Carta de Roma de la Corte Penal Internacional como “el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas”) está cobrando impulso. Sólo revisando nuestras leyes para que la inmunidad soberana no se aplique en estas circunstancias específicas, podrán embargarse esos activos.
Creo que el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Japón, la UE y Australia deben unificarse en torno a esta propuesta sencilla y viable. Eso contribuiría en gran medida a -al menos- empezar a reparar el daño financiero que Rusia ha causado con esta terrible invasión de Ucrania.