Opinión
La columna de J.J.Jinks: Decadencia estadounidense, ¿y nosotros?
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
La decadencia, al menos de su política, del país más poderoso del mundo fue presenciada en vivo y en directo por millones de espectadores de todo el mundo en el primer debate (y quizás el último) entre Biden y Trump.
Lo del actual Presidente norteamericano bordeó lo patético, disminuido físicamente e incapaz de elaborar frases con coherencia. No solo hizo sentir que era imposible que estuviese en condiciones de gobernar por los próximos cuatro años, sino que dejó tremendas dudas sobre quién ejerce hoy el poder en Estados Unidos.
Todos los videos que habíamos visto en el último tiempo donde se veía un Biden perdido en diversas ceremonias oficiales fueron confirmados después de la terrible performance que hizo saltar voces desde todo el espectro demócrata pidiendo la sustitución del candidato para tener alguna oportunidad en la elección.
Trump por su parte, mucho mejor desde un punto de vista físico, pero totalmente incoherente en su discurso. Un mentiroso patológico que no trepida en faltar a la verdad cada vez que se requiere, y él lo requiere a menudo.
La senilidad de Biden pone un velo sobre las limitaciones de un candidato como Trump con bajísimas, sino nulas, convicciones democráticas y que en el escenario actual puede significar peligros de orden mayor. Basta pensar en lo que espera a Europa si Estados Unidos pasa a apoyar tácita o explícitamente a Rusia en su agresión a Ucrania, un ejemplito no más para estremecerse.
La catástrofe a la que asistimos nos lleva a preguntarnos cómo andamos por casa. Vamos de izquierda a derecha con las precandidaturas de cara a la presidencial.
Camila Amaranta: bella, articulada, fría como pescado y sin problema para dejar la verdad en la casa. Sin duda un upgrade importante si se le compara con el procesado Jadue.
Michelle, ma belle: un trasatlántico de la política chilena, gran sacadora de votos, carga con un muy mal segundo gobierno que todavía seguimos pagando la cuenta, se deja querer.
Carola Tohá: inteligente como pocos y pocas, experimentada donde las papas queman, siempre un poco enojada y con poco carisma salvo para un nicho al cual pertenezco. Gran política, mala candidata si es que eso es posible.
La Evelyn: viene con el vuelo de una lucida alcaldía en Providencia y de ser la heredera natural del piñerismo, es flexible, puede ser dura para el paladar de los halcones y blanda para las palomas. Llanera solitaria a la que, de tanto en tanto, se le escapa la moto. Dada su pole position le pegan de todos lados.
Rodolfo Carter: un populista soft, buen orador y con una historia de vida totalmente atípica dentro de la derecha chilena, hemos aprendido que las alcaldías son fuente de peligro si se levantan algunas piedras por lo que ojo ahí. En cualquier caso va a hacer transpirar a Matthei.
JAK: mucho más cuerdo que el 99,9 % de sus seguidores acérrimos, una extrema derecha (así le dicen) más bien fome comparada con el mundo, ha perdido brillo y novedad, pero dará la pelea en pasar a segunda vuelta.
En tiempos que parece ser de buen gusto criticar al país tenemos un ramillete de precandidatos más que razonable. Con sus innegables taras, la política chilena todavía se defiende en sus liderazgos, algo que claramente no todos pueden decir.