Opinión
Columna JJ Jinks: Planificación estatal: inaceptable
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
Una de las muchas cosas fascinantes en esa brutalidad que fueron los llamados socialismos reales fue la loca aspiración de poder planificar la economía. Qué, cómo, cuánto y dónde se producía no era decisión de las impersonales y crueles fuerzas del mercado, sino de talentosos economistas, ingenieros, académicos y por supuesto jerarcas del régimen que establecían lo que era bueno y necesario para la población apoyados con lo mejor de la tecnología de la época.
Como es bien sabido, el fracaso de ese esfuerzo fue estrepitoso y si no fuese por lo prolongado y por los devastadores efectos en el bienestar de millones de personas nos podríamos reír a mandíbula batiente del absurdo total de lo que alguna vez pretendieron alcanzar.
Un repentino flash back a esa época tan triste para la humanidad y donde la economía se manejaba según el antojo estatal la tuvimos con la pataleta, no hay forma de llamarla de otra manera, del Ministro Grau frente al cierre de Huachipato.
La decisión, que claramente lo tomó por sorpresa, lo hizo acometer contra CAP y Molycop, dos empresas privadas que no habían alcanzado un acuerdo comercial que viabilizara a Huachipato. ¡Inaceptable! Fue el término elegido para intentar canalizar su frustración. Nunca pudo profundizar más allá, pues no queda claro cómo una decisión comercial puede merecer ese epíteto de una autoridad gubernamental.
Toda la intervención estatal en este asunto ha dado muestras de precariedad institucional y falta de visión. Es bien penoso que las muy discutibles sobretasas arancelarias al acero chino se hayan impuesto con el voto en contra de todos los estamentos no gubernamentales, mostrando un alto grado de politización y falta de tecnicismo en la medida. Pero aún peor en el largo plazo es que esa decisión se haya implementado de forma tal que no sirvió para cumplir el objetivo político de impedir el cierre de Huachipato y, de pasada, nos haya enemistado con China, nuestro principal socio comercial.
Nos sacamos un huevo en visión estratégica país. Podemos asumir con bastante certeza que la diplomacia china no hará nada en el corto plazo, pero anotaron en una libretita. Paciencia tienen.
Cuando uno está metido en un hoyo y quiere salir, la primera recomendación es dejar de cavar.
No ha sido así en este caso. No contento con todo el desastre que ha sido la intervención del Gobierno en este caso, han optado por agarrar la pala y seguir en la tarea.
Ahora han comunicado a los cuatro vientos que el Gobierno compromete un plan para producir acero en Chile. CAP, una empresa de primer nivel a nivel nacional, ha tenido por años pérdidas ruinosas en este afán. Si bien poco y nada se sabe del “plan”, sí sabemos que el Estado de Chile sólo puede hacerlo peor que la empresa privada en el campo industrial. Dios nos pille confesados si perseveran en esta idea.
El Estado tiene una misión importante frente al drama que viven muchas familias que dependen de Huachipato. Dar su asistencia de corto plazo y ayudar a la reconversión para que se puedan adaptar a la nueva realidad están dentro de las tareas que le son propias en una emergencia como ésta. Jugar a la planificación de la economía mejor dejarlo bien guardado en los libros de historia. Parafraseando al propio Grau, a esta altura de los tiempos la sola idea es inaceptable.