Personaje
Camila Caram: “Nuestro sueño ahora es llegar a los Juegos Olímpicos”
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“Estaba bastante apretado el partido contra Irlanda cuando logramos el gol, el martes 5 de julio. Después, el último cuarto de tiempo estuvo más peleado. Las europeas tratando de buscar un gol, desesperándose, nosotras más tranquilas. Dominamos el partido. Y en el minuto 60, la alegría fue impresionante (ganaron 1-0). Eran entonces las 6 de la tarde aquí, en Ámsterdam, Holanda.
Al terminar corrimos a la cancha a gritar ‘c-h-i’ con los que viajaron a acompañarnos. Teníamos una buena barra chilena, vinieron familiares y fans. Después, a la ducha, y volvimos al hotel, al lado del aeropuerto.
Y al día siguiente, teníamos que prepararnos para jugar contra Holanda, las mejores del mundo en hockey, las campeonas. Era súper difícil. No esperábamos ganar. Holanda es muy superior. Pero siento que el equipo defendió muy bien. Fuimos efectivas: la vez que pudimos, metimos el gol. Perdimos 3-1, pero la mitad del partido estuvimos 1-1. No fue una goleada de 10 a 0 como la vez anterior que competimos contra ellas. Terminamos el partido en llamas, no tristes.
Todo esto ha sido histórico, porque es la primera vez que Chile va a un Mundial adulto en hockey. Hemos metido goles en todos los paritidos. Lo de Irlanda lo celebramos tanto, porque es nuestro primer triunfo en nuestro primer Mundial.
Con lo que hemos logrado hasta ahora estamos contentas. No queríamos venir solo a participar, queríamos competir. Pero queda mucho torneo por delante y queremos quedar lo más arriba posible en la tabla.
“Quería ser la mejor”
Empecé a jugar hockey a los 5 años, y seguí entrenando en el colegio (The Grange) a partir de quinto básico. Mi hermana mayor, Daniela -tiene 36, somos tres en total-, jugaba, por lo que mi mamá me inculcó este deporte. También lo practicaron antes mi abuelo y mi tío. Mi hermano mellizo, Nicolás, jugaba, pero luego siguió otras disciplinas, como montañismo y basketball. Mi hermana estuvo en la selección hasta el 2015 y sigue participando por el Country Club.
A los 17 tuve mi primer torneo y ese año empecé a jugar por la selección adulta. Y me fui afirmando. El año 2011 ganamos la única medalla Panamericana en Guadalajara. Fue un torneo súper importante, porque veníamos de dos Panamericanos antes perdiendo la medalla por muy poco. El hockey en ese tiempo era súper chico.
Más que decir, ‘me voy a dedicar a esto’, se fue dando. No era algo que estuviera en mi radar, no era la fanática de las hockistas del mundo. Desde chica me encantaba competir, quería ser la mejor. Sabía que tenía herramientas. En la selección se me abrió la mente, me fui a jugar a Alemania en 2014.
La vida de una deportista de alto rendimiento es sacrificada, sí.
Entré a ingeniería civil en la UC, y tenía que complementar los estudios con el entrenamiento. En la universidad me sentí un poco discriminada por algunos profesores que no validaban el hecho de que uno pudiera tener estas dos carreras paralelas y poder hacerlas bien. Por decisión propia, me dediqué al hockey únicamente. Hasta el año pasado.
Apareció la oportunidad de entrar a la Fundación Kiri (organización que inculca el deporte, la ciencia y cultura, creada por Florencia Álamos y Felipe Kast, entre otros) y me encanta lo que hacen. No la pude dejar pasar.
Apareció la oportunidad de entrar a la Fundación Kiri (organización que inculca el deporte, la ciencia y cultura, creada por Florencia Álamos y Felipe Kast, entre otros) y me encanta lo que hacen. No la pude dejar pasar.
También comenzamos junto a mi hermana una fundación, se llama Impúlsate, se dedica a llevar el hockey a colegios vulnerables de Santiago. Enseñamos habilidades socioemocionales a través del deporte.
Mi carrera en hockey está terminando, no me estoy retirando, pero tengo 33 años, van quedando los últimos años, entonces me quiero preparar.
El coach y el sueño
El hockey ha sido siempre considerado un deporte de elite. Ahora se juega en más ciudades a lo largo del país, pero sigue siendo de poca gente. Falta todavía.
Vi el retuit del Presidente Boric celebrando nuestro triufo el martes. No nos ha felicitado aún, tal vez a la vuelta nos hacen una invitación a La Moneda, pero no es algo que estemos esperando. Si se da, se da. La ministra del Deporte (Alexandra Benado) nos hizo una despedida antes de partir.
Nuestro entrenador es único, muy especial (el argentino Sergio ‘Cachito’ Vigil). Él quiere cambiar al mundo y a las personas a través del deporte. Busca que uno saque la mejor versión de sí mismo, recalca como pilares muy fundamentales la humildad y trabajo en equipo. Desde que llegó a entrenarnos en 2016 nos dice ‘ustedes van a ser olímpicas y mundialistas’. Él está convencido de eso. Es muy buen entrenador técnico, sabe manejar a todo el grupo, es como un psicólogo.
Ahora cumplimos el primer sueño, llegar al mundial, nuestro sueño ahora es llegar a los Juegos Olímpicos de París 2024. Llegamos a este punto para quedarnos, esto no puede ser un momento anecdótico.
La madre diabla
Desde el 2015 soy la capitana, por eso me dicen “Diabla madre”. Constanza Palma es la vicecapitana y entre las dos nos apoyamos mucho. El mio es un rol que no tiene fecha de término, y el objetivo es ser puente entre el entrenador y el equipo, liderar dentro y fuera de la cancha.
Todas las jugadoras son excelentes. Por ejemplo, Denise Rojas, quien ha metido dos de los tres goles en Holanda, es tremenda, joven, con mucho potencial. Manuela Urroz es una de las delanteras más habilidosas, y en los últimos años se ha lucido.
Después que terminan los partidos realizamos charlas, vemos videos de nuestras jugadas y del rival.
Esta es una carrera bastante sacrificada. Entrenamos todos los días, a veces dos veces en el día. No es fácil, pero se logra.
Mi marido y mi hijo me llenan de energía. Me vinieron a acompañar a Holanda. Mi hijo, León, tiene 11 meses y ya le regalamos su primer palo de hockey. Me encantaría que juegue, pero en el deporte que él elija practicar, lo apoyaré”.