Personaje
Fernando Barros, abogado y amigo: “Realmente estaba en un momento de gloria”
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Nos presentaron antes de los noventas. Llevábamos 34 o 35 años trabajando profesionalmente, y las relaciones se fueron profundizando y creo, con toda humildad, tuvimos una amistad y un cariño recíproco.
Esa eficiencia y esa gestión que lo caracterizaba no era solo en aquellas cosas que eran visibles, sino que también en la preocupación genuina por sus cercanos. En un viaje de un pequeño grupo de amigos -en un paseo en el extranjero-, uno se sintió mal y tuvo un problema dental de mucha molestia. En el barco le dijeron que no había ninguna solución, y él en una pequeña isla en la que atracaron, la recorrió entera hasta que encontró un dentista y logró llevarle la solución a su amigo. Una genuina preocupación.
Esa fuerza que tenía no era solo para mostrar las realizaciones de Estado, sino que también en lo humano y cercano. Por eso fue una persona que tuvo amigos de 50 años.
Cuando pasó lo de la Berni, mi hija (fallecida en un accidente, en 2008), tuvo una reacción inmediata, ‘¿cómo está? ¿Qué necesita? ¿Un avión? ¿Qué quiere hacer?’. Eso explica las largas y profundas amistades con gente que han sido profundamente amigos por más de medio siglo.
Hay una sensación, además del dolor, de dulce y agraz, en el sentido de que el último año quizás fue uno de los mejores años de su vida o definitivamente de la última década. Estaba bien, tranquilo, teniendo un reconocimiento a su obra, a su prudencia, que para un hombre que ha estado en la política, al final es importante.
Celebró los 50 años de matrimonio en una ceremonia preciosa. Pudo dirigirle unas palabras tiernas, románticas, auténticas, a su señora. Tuve el honor de estar. En el plano internacional, fue recibido en una gran conferencia con los empresarios del mundo. Realmente estaba en un momento de gloria. Es una lástima que no la haya podido disfrutar más. Pero fue un gran momento para él. Y en lo personal se veía bien, tranquilo, tenía tiempo para conversar, para pensar en el futuro, con altura, no en la contingencia.
Los 35 años que lo conocí tuvo un desempeño intachable, hizo un aporte en los directorios que estuvo. La fuerza que le ponía a esos negocios, el entusiasmo, la creatividad. Él daba la vuelta a la página rápido si la cosa no funcionaba. Y no era un hombre rencoroso. En política se hacen cosas muy duras, y él dejaba la bilis de lado, tenía una capacidad de no quedarse con el golpe.
Estuvimos personalmente en una comida a propósito de sus 50 años de matrimonio, a mediados de diciembre. Después conversamos profesionalmente en enero. Y yo esperaba, teníamos que confirmar el día y hora, que la próxima semana junto a mi señora estábamos viendo que iba a ir a almorzar a Todos los Santos con nosotros. Me dijo ‘usted no ha volado conmigo. Cuando vaya, lo voy a sacar a dar una vuelta’. Le dije ‘no estoy muy seguro’. Mi señora dijo ‘por ningún motivo’.
Hizo un recuento de su experiencia como piloto. Más de 20 años. Todas las licencias, los cursos, las horas de vuelo exigidas. Era metódico y tenía absolutamente claro el cumplimiento. Esto es el destino. Yo estaban en Todos los Santos precisamente el martes. Y llegó un hijo con la cara descompuesta. Me dice ‘papá, se cayó el helicóptero de Sebastián Piñera’.
Por experiencia propia, al final hay cosas que no tiene sentido insistir demasiado. Qué pasó en el caso de mi hija. Al final pasó. El helicóptero se cayó. No hay ningún tema de una acrobacia, tampoco había ninguna lluvia torrencial ni nada por el estilo. Pasó y no tiene mucho sentido darle más vueltas.
Es importante también recoger el significado. Cómo esto se transformó en una oportunidad, en una verdadera resurrección de una convivencia republicana entre los chilenos. Lo que hizo el Presidente Boric es muy destacable. Un reconocimiento de inocencia en materia de delitos de lesa humanidad, un reconocimiento de lo enfermiza que fue la oposición que tuvo, incluso a costa de pelearse con sus socios. Creo que es un campanazo, una oportunidad para el país.
La actitud del Presidente Boric de ir tres veces a recibirlo, al aeropuerto, al Congreso y a la misa, mandó un mensaje de reconciliación. La altura humana y de gobernante de todos, de parte del Presidente Boric que fue más allá del protocolo o de simples gestos para la galería, sino que dio una gran lección al país, que no es justo que pase desapercibida.
Creo que es un llamado a Chile, hagamos las cosas de una manera distinta. Se produce una resurrección de la oportunidad de tener una convivencia republicana. Fue emocionante estos días comprobar nuestra capacidad, como país, de recuperar un sentido humano y republicano.
El Grupo Odisea
Sebastián Piñera y la familia han tenido siempre conciencia que es distinto y uno está preparado para ser hermano, pero no necesariamente para ser socio de los hermanos. Eso requiere un proceso y la familia de algún tiempo a la fecha inició ese proceso de irle dando un gobierno corporativo al Grupo Odisea.
Los cuatro hermanos están muy comprometidos y muy unidos en la gestión de las empresas y negocios. Y están actuando de común acuerdo con un liderazgo de Sebastián en un área más financiera; de Magdalena en el área de la filantropía; de Cecilia también en filantropía y su área médica y salud; y de Cristóbal en el área de creación de innovación. Y Cecilia como la madre, como la gran cabeza en el tema de las relaciones con la sociedad.
Eso es un sistema que está funcionando. Sebastián es el gerente general del grupo y cuenta con toda la confianza de todo el equipo. Y el rol de los externos -y aquí da lo mismo la posición, director, presidente o lo que sea, eso es meramente semántico-, el rol de personas externas que no formamos parte de la familia, como Ignacio Guerrero, José Cox, Nicolás Noguera y Fernando Barros, no es administrar las sociedades o los negocios, sino que ayudar a los hermanos Piñera Morel a la sucesión, a administrar bien lo que tienen y ayudarlos en el proceso de pasar a ser, además de hermanos, socios y gestionar su negocio en función de la experiencia que nos ha tocado a cada uno de nosotros.
Nuestro rol es acompañar y apoyar. No somos administradores del patrimonio. Aquí hay un equipo, que es la familia, y unas personas externas que estamos llamados, por encargo de la familia, a ayudarlos a ir por la buena senda.
En Inversiones Bancorp que es la matriz del grupo, la sociedad es administrada por un directorio que integran cinco miembros: los cuatro hermanos Piñera Morel y yo. Y a falta mía, Ignacio Guerrero. Y a falta de Guerrero, José Cox; y a falta de Cox, Bernardo Simian. El rol de presidente no va más allá del título. Un acompañamiento con alguien que ha tenido el honor de estar cerca por muchos años.
La gestión le corresponde a la administración y todo el Grupo Odisea tiene un equipo profesional de primera línea bajo la dirección de Sebastián hijo como el gerente general del grupo. Sebastián dejó hace ya tiempo sus negocios personales y se volcó a la gestión de los negocios del grupo. Aquí no debiera haber ningún sobresalto porque Sebastián Piñera padre se había retirado de los negocios y esto estaba en una estructura muy profesional, con un tremendo equipo.
José Cox, Ignacio Guerrero, Nicolás Noguera y yo tenemos claro que nuestro rol es ayudar, acompañar, apoyar. Pero los dueños que toman las decisiones, con el apoyo de estos externos, son los cuatro hermanos.
Bancorp es la dueña final de Odisea, de todo, no es operativa. Designa los directores hacia abajo para que estas sociedades se administren. En Odisea (los directores) son Sebastián, Nicolás Noguera y yo, y el CEO es Sebastián. En Santa Cecilia es Sebastián, Cristóbal, Ignacio Guerrero, Nicolás Noguera y yo como director y yo soy el presidente. Pero, de nuevo, el gerente general es Sebastián Piñera hijo. Aquí hay un rol gerencial de gestión que encabeza Sebastián y un tremendo equipo profesional.
En su momento, por recomendaciones del padre, han querido tener un gobierno corporativo de primer nivel. Es la familia la que administra, la gestión de los negocios la hace la administración y la administración está a cargo del gerente general o CEO. El rol de los externos no es administrar el patrimonio, ni las sociedades, ni los negocios, sino que apoyar a la familia para una buena administración.
No debiera haber ningún cambio relevante. Lo único que ha cambiado es que el árbitro, para eventuales conflictos que nunca ocurrieron, ya no es él (Sebastián Piñera Echenique). Pero las sociedades se siguen manejando como lo han estado hasta el día de hoy.