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Personaje

Jean Salata, el segundo chileno más rico del mundo según Forbes: “La gran interrogante a largo plazo es el déficit estadounidense”

Jean Salata, el segundo chileno más rico del mundo según Forbes: “La gran interrogante a largo plazo es el déficit estadounidense”

Su nombre es casi un mito en el mundo financiero. Jean Eric Salata ha desarrollado toda su carrera profesional en Hong Kong y ha forjado un patrimonio de unos US$ 6.900 millones. En su primera entrevista con un medio local, el presidente de EQT Asia repasa su infancia, su trayectoria profesional y analiza los mercados.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 9 de noviembre de 2024 a las 21:00
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Jean Eric Salata creció en Chile. Habla poco español, pero tiene pasaporte local y familia en territorio nacional. Este multimillonario -58 años, cuatro hijos- es presentado por Forbes como un “ciudadano chileno que ha vivido y trabajado en Hong Kong desde 1989”.

La semana pasada, sin hacer ruido, volvió a Santiago. Visitó fondos de pensiones y family offices con el objetivo de hablar con históricos y potenciales inversionistas. Lo hizo junto a PICTON, la gestora de inversiones chilena que acaba de celebrar su seminario anual con Boris Johnson, ex primer ministro británico.

Partió el lunes en Colombia, el martes estuvo en México y el miércoles llegó a Chile.

“Estuve allí para reunirme con ellos, ponerlos al día y contarles de lo que está ocurriendo en Asia, de nuestras estrategias de inversión y de cómo están funcionando”, dice el empresario, presidente de EQT Asia -parte de uno de los fondos de private equity más grandes del mundo-, ahora sentado en una oficina en Londres. Se prepara, cuenta, para volver a Hong Kong, donde vive hace 35 años. Viste polerón negro y anteojos. Se ve relajado.

Salata tiene, según Forbes, un patrimonio de unos US$ 6.900 millones gracias a su trabajo en la industria del private equity. Y sus números siguen subiendo: en menos de tres años su fortuna saltó de US$ 2,9 mil millones a US$ 7,3 mil millones, superando en dicho ranking a las familias Paulmann, Yarur y Angelini. Ese incremento no es casualidad: en 2022 vendió su empresa de gestión de fondos, Baring Private Equity Asia, en US$ 7.400 millones. El comprador fue EQT Partners, un gigante de inversión sueco que cuenta con una veintena de fondos y decenas de compañías en su portfolio.

- ¿Por qué decidió vender?
- Me gusta considerarlo más como una fusión. Terminé convirtiéndome en uno de los mayores accionistas individuales de EQT. La familia Wallenberg, que son los fundadores, son los principales accionistas. No se trataba de vender. Se trataba de cambiar mi participación en un negocio por una participación menor en una empresa mucho mayor que me parecía tenía bastante valor estratégico.

Y creo que la razón principal para hacerlo es que vimos que el sector de private equity se estaba consolidando y que las empresas más grandes estaban ganando participaciones.

Jean Eric Salata es un empresario de bajísimo perfil: no habla de su vida personal y (casi) nunca da entrevistas. Nunca lo había hecho en un medio chileno.

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Su primera acción

Era 1970, Salata tenía 5 años cuando tomó un avión desde Santiago a Estados Unidos. Desde entonces, nunca volvió a vivir en suelo nacional. Su familia se radicó en Pensilvania, donde fue al colegio y luego a la universidad. Asistió a Wharton, una de las escuelas de negocios más prestigiosas de EEUU.

“Mi interés por los negocios era algo que debo haber llevado adentro, porque desde muy joven empecé a buscar formas de ganar algo de dinero. A los 12 años era repartidor de diarios. Tomé parte de la plata que ganaba y empecé a hacer pequeñas inversiones en la bolsa. Había una corredora de bolsa cerca de mi colegio, entonces cuando volvía de la escuela, pasaba por allí. Uno de los amigos de mi familia trabajaba en ese lugar: él me ayudó a abrir una cuenta y a comprar mis primeras acciones”. Cree, dice, que su primera compra fue Coca-Cola.

“Cuando llegué a la universidad sabía que quería hacer algo relacionado con los negocios y el comercio internacional. Creo que mi interés por los negocios internacionales surgió de todo el tiempo que pasé viviendo en el extranjero”, dice.

Y añade: “Cuando vivía en Estados Unidos, volvíamos a Chile todos los años. En verano, íbamos a Viña del Mar a ver a la familia. Siempre me fascinó la yuxtaposición de Chile con el lugar donde vivía en Estados Unidos, que era muy diferente”.

Al egresar de la universidad, entró a trabajar a Bain and Company en Boston. Cuando llegó la firma estaba desarrollando un proyecto en Asia. “Quería irme al extranjero por un interés personal, pero la razón principal era que mi novia era de Hong Kong. En aquella época, era difícil tener una relación a distancia porque no había Internet ni llamadas de WhatsApp. Había que llamar y pagar US$ 10 por minuto. Conseguí que me asignaran a este proyecto en 1989. Cuando aterricé en Hong Kong, me quedé fascinado. Acabé quedándome y no volví nunca, a pesar de que en principio iba por seis meses”.

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Luego, dejó Bain e ingresó a la industria de private equity. “Surgió la oportunidad de ayudar a poner en marcha Barings Private Equity. Era una época en la que Barings (banco extinto) estaba experimentando muchos cambios. Acababa de quebrar y había sido adquirida por ING, la aseguradora holandesa, como parte de ese proceso. Fui a ING y negocié para convertirnos en una empresa de private equity independiente”.

Esa fue, con apenas unos 30 años, la primera gran operación del empresario chileno.

Salata logró armar una empresa independiente y desde ahí comenzó a desarrollar una firma de private equity. “Empezamos con un capital de US$ 25 millones. Con esos fondos hicimos algunas pequeñas inversiones y, en 25 años, la empresa creció hasta convertirse en una de las mayores de Asia, con unos US$ 25.000 millones en activos bajo administración”.

Dos años después la fusionó con EQT y hoy son una de las firmas de private equity más grandes del mundo: US$ 250 mil millones en activos gestionados y una capitalización de mercado de unos US$ 40.000 millones.


Esquivando crisis

Cuando está en Hong Kong, Jean Salata se despierta a las 6 de la mañana para hacer ejercicio. “Es importante empezar el día sin limitarse a contestar todos los correos electrónicos. Empiezo con una o dos horas de concentración en cosas importantes para el negocio o una inversión”, apunta.

En sus ratos libres, se enfoca en sus hobbies: dice que tiene “pasatiempos simples” y que disfruta jugar tenis, practicar wake surfing y trekking. “Observo aves todos los años en distintas partes del mundo y también las fotografío. También me gusta leer. Tengo un club de lectura en Hong Kong que se reúne una vez al mes y comentamos un libro que estamos leyendo todos juntos. A veces es ficción, a veces biografía o historia”, añade.

Aunque prácticamente no ha vivido en Chile, Salata se considera chileno. “Tengo pasaporte chileno, pero no he vivido en Chile desde que era muy chico. Y creo que es parte de mi origen, de mi historia, de mi cultura. Hablo un poco de español y lo entiendo bastante bien. Siento una conexión con el país, pero no he tenido la oportunidad de visitarlo tanto. Lo que me encanta son las empanadas: cuando estoy en Chile, intento probar un poco de la comida que comía cuando era niño”.

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Salata ha viajado en numerosas ocasiones a Santiago por trabajo. Por ejemplo, en 2022 -de la mano de LarrainVial- se reunió con inversionistas para levantar el octavo fondo de Baring Asia Private Equity. Y la semana pasada, con PICTON, se reunió con actuales aportantes.

Eso sí, aclara, personalmente no tiene inversiones locales.

- ¿Cómo percibe el panorama económico de Chile?
- Mi perspectiva siempre ha sido que Chile es uno de los países más estables y prósperos de América Latina. Y se nota cuando lo visitas, como hice yo la semana pasada: le ha ido muy bien en los últimos 20 o 30 años. Apoquindo, por ejemplo, cuando era pequeño, recuerdo que era totalmente diferente: muchas casas y ahora está lleno de edificios altos. Es una forma muy simplista de verlo, pero se ve que el país ha prosperado en las últimas décadas.

Supongo que la cuestión clave de cara al futuro es la coherencia y estabilidad de las políticas públicas. Una de las cosas clave cuando invertimos en cualquier país es que buscamos lo predecible y estable que es la política del Gobierno hacia la inversión extranjera. Y creo que es un factor muy importante.

“Empezamos con un capital de US$ 25 millones. Con esos fondos hicimos algunas pequeñas inversiones y, en 25 años, la empresa creció hasta convertirse en una de las mayores de Asia”.

¿Cuál ha sido el momento más difícil de su carrera empresarial?
- Hubo muchos. La gente ve empresas o personas que han tenido éxito y piensa: “Vaya, a esa persona le ha ido tan bien”. Lo que no saben es que ha habido muchos periodos en los que las cosas no iban bien. Y ciertamente hemos tenido nuestra cuota de altibajos. Vivimos la primera crisis financiera de 1997 en Asia. Pasamos por la burbuja tecnológica de Internet en 2000. Tuvimos la crisis del SARS en 2003. Tuvimos la crisis subprime de 2008. Y, por supuesto, pasamos por una pandemia en 2020 y 2021.

También hemos tenido problemas con nuestras inversiones. La clave ha sido tener una cultura y una actitud en las que se aprende de los errores. No se sabe todo, no se tienen todas las respuestas. Así que hay que aprender, observar y trabajar en los momentos difíciles.

- ¿Cuál ha sido su operación más rentable?
- Hay una que tenemos desde hace 16 años. Es una empresa que gestiona colegios privados y se llama Nord Anglia Education. Gestionan colegios internacionales británicos en todo el mundo y hoy es el mayor operador de escuelas privadas global. No tenemos nada en Chile, pero tenemos escuelas en algunos países de América Latina. Es esencialmente una interesante inversión a largo plazo que sigue creciendo.

Cuando la compramos, teníamos seis escuelas. Ahora tenemos más de 80 y más de 85.000 alumnos. Creo que en los últimos cinco años hemos invertido US$ 50 millones en plataformas tecnológicas que nos permiten hacer diagnósticos en tiempo real utilizando IA sobre cómo se está desarrollando cada niño en su plan de estudios y lo bien que lo están haciendo. Ha sido una inversión fantástica.

El desarrollo en Asia

Dentro de las 50 personas más ricas de Hong Kong, Jean Salata ocupa el puesto número 12 según Forbes. Un logro no menor tomando en consideración que el territorio asiático es un hub para hacer negocios.

“Una de las cosas que la gente no sabe de Hong Kong es que es una ciudad preciosa por su belleza natural. Se ven fotos de los edificios altos, pero es una isla. Y la mayor parte de Hong Kong son parques nacionales protegidos, verdes y montañosos. En segundo lugar, está en el centro de Asia geográficamente. También está muy integrado a China. Es una economía muy abierta, con libre flujo de información, todo lo que se necesita y se desea, pero en un contexto asiático con conectividad con el resto de la región”, describe.

Y desde ahí, tiene una vista privilegiada al desarrollo económico de la región. Salata lo describe así: “Asia representa aproximadamente el 60% de la población mundial y aproximadamente el 45% del PIB mundial. Casi la mitad de la actividad económica mundial se desarrolla en este continente. En la industria del private equity sigue considerándose una estrategia relativamente nueva, y su penetración en Asia no es tan elevada como en otros mercados mundiales más maduros. Sin embargo, está creciendo, porque la oportunidad es muy grande, especialmente en comparación con la cantidad relativamente pequeña de capital invertido en la región”.

Agrega: “Lo segundo que está ocurriendo es el crecimiento de la clase media. De aquí a 2030 habrá mil millones de nuevos miembros en este segmento: mil millones de personas que van a tener un nuevo consumo, nuevas aspiraciones y que quieren gastar en cosas como servicios de salud, que quieren comprar casas para sus familias, comprar productos de consumo e invertir en tecnología. Por lo tanto, hay un crecimiento del gasto y del consumo y de la demanda de los consumidores en la región, lo que creo que, en última instancia, impulsa el rendimiento de las inversiones y crea demanda de capital de inversión.

- ¿Hay algún país que considere un líder emergente?
-Uno de los mercados en los que somos más optimistas es India. Creemos que este país está muy bien posicionado para el crecimiento. Es la economía de mayor crecimiento del mundo: crece entre un 7% y un 8% anual en términos de PIB real. También es el país más poblado (1.400 millones de habitantes). Y también es un país muy joven. Su edad media es de 28 años.

- ¿Y en cuanto a sectores específicos?
- Uno de ellos es la salud. Es un área que nos interesa mucho porque hay mucha demanda de servicios sanitarios cada vez mejores en Asia. Otro gran tema es la tecnología. También invertimos en empresas de automatización y tecnología industrial. Intentamos encontrar negocios que tengan tendencias a largo plazo. También tenemos uno de infraestructura que es uno de los mayores del mundo.

- ¿Qué pasa con la IA, la tecnología y los semiconductores?
- La IA es algo que se aplica a todo. No es sólo una vertical en sí misma. Creo que la IA tiene tres capas diferentes. Tenemos la inicial, que es la productividad. La segunda está relacionada con la innovación de productos, que es cómo se toma la IA y se desarrollan nuevos productos con ella. Una gran oportunidad se presenta en el sector farmacéutico, por ejemplo, con la mejora de la I+D con IA en el desarrollo de medicamentos. La pregunta a largo plazo es cuáles serán los grandes cambios competitivos que se producirán gracias a ello.

- Con los recientes cambios económicos de China, ¿cómo prevé que evolucione su papel en los mercados?
- China es el segundo país más grande del mundo. El sector privado es muy dinámico y ha creado algunas empresas emprendedoras interesantes. Si nos fijamos en los sectores de las energías renovables, las baterías, los paneles solares y el comercio electrónico, allí están ocurriendo muchas cosas que afectan al resto del mundo. Es un mercado importante, pero creo que ha sido difícil invertir en él en los últimos cuatro o cinco años. Nuestra perspectiva es que seguimos estando cerca y creemos que a futuro es un destino interesante para invertir, pero a corto plazo, seremos más cautos.

Últimamente no hemos estado tan activos en China: estamos esperando a ver cómo evolucionan las cosas y observando algunos de los cambios políticos. Probablemente esperaríamos a ver cómo evoluciona la relación entre EEUU y China antes de aumentar nuestra actividad inversora.

- Con las recientes elecciones presidenciales en Estados Unidos, ¿cómo anticipa los posibles cambios políticos que podrían afectar al panorama económico mundial en 2025?
- Creo que aún es muy pronto para ver cómo se va a desarrollar todo esto. Está la retórica política que oímos durante la campaña, y ahora está la aplicación real de la política. Y creo que ambas podrían ser muy diferentes. Es posible que veamos algo menos radical y quizá más convencional. Pero creo que es difícil predecir cómo va a desarrollarse. Creo que, en Asia, los cambios geopolíticos que hemos visto en los últimos cinco años han producido algunos ganadores y perdedores.

Nuestra estrategia está diseñada para navegar por esta dinámica lo mejor posible. Algunos países, como China, se llevan la peor parte de los posibles aranceles y del impacto de las relaciones comerciales y competitivas con Estados Unidos. Mientras tanto, países como India, Corea, Japón y Australia se benefician en cierto modo, ya que muchas actividades comerciales que antes se centraban entre China y Estados Unidos se están desplazando hacia el Sudeste Asiático, Corea e India. Apple acaba de anunciar que el último trimestre envió desde la India iPhones por valor de US$ 6.000 millones. Algunos países se benefician y otros se ven más afectados. A Asia le seguirá yendo muy bien en su relación con Estados Unidos. Sin embargo, dado que Asia está formada por países muy diversos, algunos se beneficiarán y otros se verán afectados negativamente.

- ¿Le preocupa la posibilidad de que se produzca otra crisis financiera en los próximos años?
- No tengo una bola de cristal. Creo que se ha aprendido mucho desde la última crisis financiera mundial: se han establecido muchos controles y equilibrios en cuanto a la capitalización de los bancos y el grado de apalancamiento del sistema. Ahora mismo, la economía estadounidense es muy resistente: está creciendo, los tipos de interés están bajando y la inflación también. Tendremos que ver cómo afectan a la inflación y a la economía los nuevos cambios políticos de la nueva administración, pero la respuesta inicial ha sido muy positiva, con expectativas de menos regulación, más M&A, y más tipos de actividad empresarial en general. Quizá también se reduzcan los impuestos.

Son políticas favorables al mercado y a las empresas. Creo que la gran interrogante a largo plazo es el déficit estadounidense, el dólar y el Departamento del Tesoro. Creo que la gente se siente muy cómoda con la economía estadounidense y la capacidad del Tesoro para hacer frente al servicio de su deuda, pero llegará un momento en que no se podrá mantener este tipo de déficit para siempre. Entonces, la pregunta es cómo afronta Estados Unidos el déficit a largo plazo, y cuáles son las implicancias para el sistema financiero mundial.

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