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Personaje

Pamela Castro, nueva directora de The Clinic: “¿Por qué tengo que hacer humor si ahora esto es otro medio?”

Pamela Castro, nueva directora de The Clinic: “¿Por qué tengo que hacer humor si ahora esto es otro medio?”

La semana pasada dejó The Clinic el tercer director que el diario tiene en seis años. Y asumió la periodista Pamela Castro, quien ha estado cerca del medio desde que su marido, el empresario Jorge Ergas, adquirió su propiedad: un tercio en 2017; un 100% en 2020. En marzo entró también un nuevo gerente general. Aquí, la directora explica su apuesta y cómo quiere diferenciarse.

Por: Patricio De la Paz | Publicado: Sábado 13 de abril de 2024 a las 21:00
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Dice que se tomó el tiempo necesario hasta sentirse preparada. Seis años en total. Y el plazo se cumplió el martes de la semana pasada, cuando quien dirigía The Clinic desde 2022 -el periodista Pablo Orellana- fue removido de su cargo. Fue entonces que Pamela Castro -quien es además vicepresidenta de la Asociación Nacional de la Prensa, ANP- asumió como la nueva directora editorial del medio.

Se había ido acercando poco a poco desde que su marido, el empresario Jorge Ergas, adquirió un tercio del diario en 2017 y tres años más tarde compró el 100% de la propiedad. “Yo no hice un golpe de Estado bruscamente, sino que fui aprendiendo un montón de quienes estuvieron antes que yo”, dice ella, sentada en su oficina con gran ventanal sobre Américo Vespucio, en Las Condes.

- Pasaron tres directores -Lorena Penjean, Macarena Lescornez y Pablo Orellana- antes de que te decidieras a ocupar el cargo. ¿Por qué?
- Ahora tengo la energía y el camino hecho para asumir este trabajo. Cuando recién entré no me sentía capacitada. Me he dedicado más a la comunicación corporativa y publicitaria (estudió Periodismo en la Universidad Gabriela Mistral). Siempre estuve en ese mundo, hasta que Jorge (Ergas) me dice:
“Este medio hay que digitalizarlo, ¿te quieres involucrar en el proyecto?”. Esa fue nuestra primera y gran motivación de meternos en el Clinic. En ese tiempo aún estaba Pato (Patricio Fernández), el fundador, quien tenía un estilo súper fuerte, en un medio que era muy personalizado. Hacerse un espacio ahí fue duro.

Y recuerda un episodio de ese comienzo: “El día que entré por primera vez a la sala y digo hola, nadie respondió. Yo tenía una huerta en mi casa y todos los días le cortaba una lechuga a cada uno de la oficina. El primer día nadie se llevó nada. Luego, en la confusión máxima, hacía unos queques de zanahoria y les llevaba. Siempre dije que a través de la guata los iba a conquistar”.

“Yo no hice un golpe de Estado bruscamente, sino que fui aprendiendo un montón de quienes estuvieron antes que yo”, dice ella, sentada en su oficina con gran ventanal sobre Américo Vespucio, en Las Condes.

- ¿Desde el inicio pensaste en ser la directora?
- No. Debo ser súper honesta: cuando Pato sale (en 2018 de la dirección, en 2020 de la propiedad), no me sentí preparada ni era mi intención de vida tampoco. Es una decisión que vengo masticando hace un rato. 

- ¿Qué te hizo tener la certeza de que ahora era el momento?
- Me fui a la India sola, con un grupo de mujeres, en diciembre. Sabía que ese viaje para mí iba a ser decidor, porque necesitaba una distancia para tomar esta decisión, por lo que significa en tiempo, en exposición. Pero ya tengo la madurez y tengo el conocimiento que me hice en este medio. Yo no hice un golpe de Estado bruscamente, sino que fui aprendiendo un montón de quienes estuvieron antes. He hecho un trabajo súper silencioso, pero muy consistente.

- A fines de los años ‘90 y en los 2000, The Clinic tuvo un estilo marcado, irreverente, provocador. Lo que se ve hoy es muy distinto, más tradicional. ¿Les pesa ese origen?
- Para nada. Creo que los proyectos hay que resignificarlos cada cierto tiempo. Además queríamos sacar al Clinic de esa primera línea que lamentablemente para el estallido se identificó mucho.

- ¿Volverán a retomar el humor que lo caracterizaba?]
-En un minuto me lo pregunté y luego dije: “¿Por qué tengo que hacer humor si en el fondo ahora este es otro medio?” Un medio que ha ido transitando y que tiene un nombre espectacular, una gran marca. Y todas las grandes marcas evolucionan.

-¿No hay ni un poco de nostalgia del antiguo Clinic?
]- No. Además era súper machista. Así que en un momento dije si esto (el antiguo Clinic) es un fantasma, hay que darle el lugar que un fantasma tiene.

Y agrega: “Un día dije: ‘Se acabó la discusión del humor’. Estamos renovando el diario, pero no tiene por qué ser a través del humor (de hecho, hace unos meses salieron dos históricos del Clinic: el editor que se encargaba de ese tema, Francisco Castillo, y el ilustrador Malaimagen). Hagamos categorías entretenidas, contenidos que nos distingan. Hoy somos mucho más estructurados, estamos más profesionalizados, hay especialización. Es lo que siempre digo: ‘cabros, ¿quieren estar a la altura de lo que era un pasquín o queremos ser un medio de verdad?’”.

- ¿No era mejor partir desde el principio con un diario con otro nombre? Si no, siempre les estarán pasando la cuenta…
- Nunca he tenido miedo a que me pasen la cuenta. Lo digo sin soberbia, pero no me importa mucho. La gente que no entiende que las organizaciones, los gobiernos, los sistemas pueden cambiar, me parece un poco estrecha. A lo mejor hubiese sido más fácil partir de cero con otro medio, pero se dio así y lo tomé más como un desafío que como un problema.

“Este es nuestro aporte”

Un 54% de los lectores actuales del Clinic son mujeres. Respecto de las edades de la audiencia, la mayor parte está entre los 45 y los 54 años (24%), seguidos por los rangos 35-44 años (21%) y 25-34 años (18%). Al mes, tienen 2,5 millones de lectores únicos. En su página web llevan frecuentemente temas de política, de crónica, de cultura y, desde noviembre, de economía. Este último canal, para sorpresa de todos, se convirtió en el más visitado de marzo. En la oficina trabajan 25 personas, entre periodistas y área comercial. El principal financiamiento sigue siendo el aporte mensual desde la propiedad. Los ingresos generados por el medio son, hasta ahora, menos de la mitad de lo que entrega el dueño.

- A mediados de marzo llegó un nuevo gerente general, Cristián Giralt. El cargo estaba vacante desde julio. ¿Qué cambió ahora?
- Desde julio lo estábamos manejando desde el holding y principalmente yo. Te juro que las estaba haciendo todas, apoyada por el family office. El anterior gerente salió porque entonces no teníamos nada que salir a vender, entonces esos recursos (liberados por su salida) los llevé a editorial para mejorar y crear productos. Cuando ya teníamos qué vender, busqué durante enero y febrero pasados un nuevo gerente general para rentabilizar esos contenidos. Ahora me siento muy armada. 

- Siempre hay rumores de que se acaba la plata en The Clinic, que están a punto de quebrar, de cerrar, de vender…
- Sí, es curiosísimo.

- ¿Es falso entonces?
-Mira, esto es un proyecto a largo plazo. Tenemos un family office, en el cual el Clinic tiene un lugar y eso le da una proyección en el tiempo. Si me preguntas qué vendría a ser el Clinic dentro del family office, vendría a ser como una fundación de las que tienen los grandes grupos, donde quieres hacer un aporte a la democracia, a los valores, al país. O sea, éste es nuestro aporte. Es por eso que me siento muy libre, porque lo hago desde ese lugar. 

"Si me preguntas qué vendría a ser el Clinic dentro del family office, vendría a ser como una fundación de las que tienen los grandes grupos, donde quieres hacer un aporte a la democracia, a los valores, al país. O sea, éste es nuestro aporte"

-Frente a la inmensa oferta informativa que existe, ¿por qué alguien debería leer hoy The Clinic?, ¿cuál es su sello?
- Quiero apostar a un medio que tenga foco, una segunda mirada. Temas con profundidad, con dos o tres opiniones, pauta propia. Que tengan que ver con lo que a las personas les importa. Que siempre den una vuelta más; ésa es la única herencia que me gustaría rescatar de lo que se hacía antes: dar una mirada. 

- ¿Volver al papel está descartado?
- No sé… Yo le decía a Jorge de repente una revista… A nosotros nos gusta el papel. Pero no es algo que todavía estemos pensando.

- Última duda: ¿te asesora editorialmente Carola Urrejola?
- Sí. Hablamos harto. Viene a una reunión de pauta, además es columnista. Me ha apoyado mucho. Y nos hemos hecho bien amigas.

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Pensó ser sacerdote y filósofo. Terminó estudiando Ingeniería comercial. Fue director de Forus -entre otras varias compañías-, presidente del comité ejecutivo de Clapes UC, líder de la CPC entre 2018 y 2020 y director de la fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS).

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