Personaje
Quiebre al reservado estilo de Cecilia Karlezi
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Jamás ha dado una entrevista. Nunca ha dicho una sola palabra a un medio de comunicación, pero igual salió al ruedo. María Cecilia Karlezi Solari (56 años) es considerada una de las mujeres con mayor patrimonio en Chile, estimado en más de US$ 2.000 millones. Mantiene un estricto bajísimo perfil, el que fue roto por una de sus múltiples inversiones: el control de la Clínica Las Condes (CLC).
Al mando de este negocio está su pareja, el ex marino mercante Alejandro Gil, presidente del directorio del centro asistencial privado que ha vivido una serie de escándalos. El último: el empresario se inoculó con una tercera dosis contra el Covid en la misma empresa que dirige, contraviniendo todos los protocolos.
“La Cecilia no se mete en nada de la clínica, todo eso lo ve Alejandro. Pero todo el tema la debe tener muy complicada, ella es de muy bajo perfil”, dice uno de los pocos cercanos a la empresaria que quiso referirse -bajo reserva- al actual momento que vive una de las socias del grupo Falabella.
En su entorno el silencio es sepulcral. La mayoría evita hablar sobre Karlezi, quien no pudo ser ubicada para este reportaje. Alejandro Gil tampoco respondió las consultas de DF MAS.
De los pocos que dan pistas de los pasos de la empresaria cuentan que reparte su agenda entre su casa en Santiago, su haras en Calera de Tango y su campo a orillas del lago Llanquihue, el que fuera fundado por el pintor hiperrrealista chileno Claudio Bravo (fallecido en 2011): como el artista se radicó en Marruecos decidió vendérselo a María Luisa Solari (madre de Karlezi).
También, dice uno de los directores que comparte mesa con la empresaria en una de las filiales de Falabella, viaja frecuentemente a distintas ciudades de Estados Unidos, en especial a Miami.
Hasta antes de la pandemia, la empresaria era vista en las oficinas de Inversiones Auguri, el family office del clan. Iba a firmar cheques y se iba, cuentan conocedores, los mismos que señalan que ahora ni siquiera se acerca a las depencencias ubicadas en Avenida Kennedy.
“Con la familia se ve en los directorios de Falabella”, cuenta otro miembro del clan que controla la multitienda, que habla bajo absoluta confidencialidad.
La misma fuente consultada dice que, debido a la pandemia, pocos han tenido contacto con la empresaria, pues la mayoría de las sesiones de la mesa directiva de la compañía de retail han sido de manera remota. Pero, así y todo, su nombre ha estado en la palestra por las jugadas de su pareja. Aunque, dice un asesor de la familia, todas las decisiones las toman de común acuerdo.
Cercanos a la pareja destacan que desde que Gil está junto a Karlezi, hace más de dos décadas, el empresario tomó una total injerencia en los negocios del clan. No obstante, dividieron su responsabilidad en las inversiones: ella ve Falabella, mientras que Gil supervisa las acciones de Karlezi en Enaex, en el Hipódromo y la Clínica Las Condes, sociedades en las que es director.
“Por lejos, la empresa más importante para Cecilia es Falabella”, dice un cercano a la empresaria, quien complementa: “La Clínica Las Condes es como su caja chica”. Los números son categóricos: Cecilia Karlezi junto a su hijo Sebastian Arispe manejan el 12,73% de Falabella, que tiene un valor en bolsa de US$ 1.210 millones. Mientras, el 50,05% que madre e hijo tienen en la Clínica Las Condes alcanza una valorización bursátil de US$ 130 millones. Además, por sus acciones en Falabella, solo entre 2015 y 2020, el clan recibió más de US$ 180 millones en dividendos.
¿Disipar los conflictos?
La empresaria tomó las riendas de los negocios familiares en 2015, tras convertirse en la única heredera de su madre, María Luisa Solari Falabella. La OPA en la Clínica Las Condes, con la cual logró tener contra todo pronóstico el control de la propiedad de la prestadora de salud, ha sido su primer gran negocio.
Quienes la conocen la describen como una persona muy humana y conciliadora; sobre su pareja, hay coincidencia en que es un personaje duro, difícil de negociar. Directores que compartieron con Gil cuestionan sus competencias para liderar una empresa como CLC, con las complejidades que tiene la industria de la salud.
Uno de los consultados recuerda una frase de Andrés Navarro tras dejar la presidencia de CLC, en una entrevista a El Mercurio. Dijo sobre Alejandro Gil: “Él es un personaje muy rústico. Cuando estuvo en el directorio llegaba con propuestas espontáneas, fuera de tabla, graciosas y muchas veces hasta ridículas. No creo que alguien con su perfil sea el tipo de director que necesita hoy CLC”.
“Lo que dijo Andrés Navarro es totalmente cierto. Y eso se manifiesta en muchas decisiones de Gil que han llevado a que la matriz de riesgo de la clínica sea alta. Eso es algo que todos tienen bastante claro”, explica un ex director de la compañía.
Un ex accionista de la firma añade que, si bien ha cometido errores –se menciona la querella contra el exgerente Fredy Jacial- el plan de Gil para mejorar los los números de la empresa van por buen camino. “Tiene razón en que los doctores ganaban mucho y la clínica poco; estaba descompensado. Es válida su postura, pero la forma no ha sido la correcta, ha sido muy duro”, añade la fuente consultada, quien destaca que todo esto lo ha llevado a acaparar los titulares. Y en cada reportaje que se ha escrito sobre Gil se ha mencionado a su pareja, quien en definitiva es quien lo puso en la presidencia de la clínica.
“Lo más importante para Cecilia es no aparecer en nada de nada. Y esto la ha dado una visibilidad que, creo, jamás se lo imaginó”, dice un cercano a la empresaria. Otra fuente consultada plantea una contradicción vital: ¿si a Cecilia Karlezi no le gusta figurar, por qué ha permitido que su pareja haga y deshaga en la clínica?
Las teorías son variadas. Unos dicen que está convencida de que Gil ha realizado una buena labor en el centro de salud. Y, si tiene convencimiento sobre algo es difícil que la empresaria cambie de opinión. Ya pasó en Falabella, cuando fue la única de los siete directores que se opuso a una fusión con D&S, la matriz de los supermercados Lider que luego fue adquirida por la gigante Walmart.
Un miembro de uno de los clanes controladores de Falabella recuerda que Karlezi no quería diluirse y, además, creía que la Fiscalía Nacional Económica no permitiría la operación. Tanta fue su negativa que fue su madre quien firmó el acta en que todas las ramas controladoras de Falabella apoyaban la eventual fusión. El tiempo le dio la razón a Karlezi: las autoridades chilenas rechazaron la unión entre Falabella y D&S.
Un ex director de la Clínica Las Condes, por el contrario, dice que aunque la empresaria ya haya optado por vender sus acciones en esta empresa, no lo concretaría en el actual escenario, pues tendría que asumir una importante pérdida. Y, de paso, dejaría en evidencia un fracaso de su pareja.
La acción de la clínica se cotiza actualmente en torno a los $ 23.600, lejos de los $ 40 mil que pagó Karlezi en la OPA por el 22,68% de la firma a fines de 2019.
“Si vende ahora sería un total fracaso”, dice un ex director de la sociedad, mientras un familiar de Karlezi, asegura: “La clínica es la guagua de Alejandro Gil, no va a soltar jamás la presidencia, de ninguna manera”.
El empresario tiene el respaldo de una de las clasificadoras contratadas por la clínica: ICR. En su informe anual, emitido en junio pasado, señaló: “Consideramos que la toma de control por parte del grupo Auguri hacia fines de 2019, fue un factor positivo en el sentido que disiparía los conflictos de gobierno corporativo que se evidenciaron en el pasado, permitiendo enfocarse en la mejora de la gestión con políticas financieras predecibles”.
La clasificadora señaló que, en el 2020, se exhibieron una serie de medidas tomadas por el nuevo controlador, entre las que se destacan un cambio relevante en la plana ejecutiva de la clínica y la implementación de un nuevo modelo médico. “Si bien esta última medida, ha tenido impactos legales para la firma (demandas y juicios por parte de los médicos), se estima que el efecto financiero de esta medida fortalecerá la capacidad de pago de la clínica”, dijo la agencia, que destacó que las acciones legales fueron retiradas y anuladas por ambas partes.