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Rosanna Costa sobre el RCC: "Es una medida que le ayuda a la resiliencia y fortalece el sistema"
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El martes a las 18:07, el Banco Central soltó la bomba. Activarían por primera vez el Requerimiento de Capital Contracíclico (RCC), pidiendo a la banca que provisionara hasta el 0,5% de sus activos ponderados por riesgo porque el panorama externo se veía turbulento y había que estar preparado.
En esta entrevista, Rosanna Costa, la presidenta del Banco Central desde febrero del año pasado, explica en detalle lo que están viendo para pedir ese capital adicional y entra al debate que se dio esta semana sobre la decisión.
Siempre habla en plural, con voz calmada, y analizando bien cada palabra que dice, porque una sola señal de ella puede hacer mover el mercado en todas direcciones. Con actividades frenéticas esta semana entre la explicación del RCC y el Informe de Estabilidad Financiera, Costa dice que está tranquila, que las críticas son parte del trabajo y que se esfuerzan por explicar más y mejor las medidas que toman.
“Frente a cualquier crítica, uno tiene que ser trasparente y explicar muy bien y hacer un esfuerzo comunicacional. El RCC no debería afectar a las personas. Por el contrario, es una medida que le ayuda a la resiliencia y fortalece el sistema y por lo tanto, da seguridades a las familias y a los agentes en general, incluso en eventos de estrés futuros de poca probabilidad”, dice desde su oficina en el ente rector.
-Una de las preguntas que se hace el mercado es ¿que están viendo ustedes que el mercado no, para justificar el Requerimiento de Capital Contracíclico?
-Lo que estamos viendo no es tan distinto a lo que está viendo el mercado. No hemos cambiado nuestro escenario central respecto al Informe de Política Monetaria. Lo que estamos haciendo es un Informe de Estabilidad Financiera que se trata sobre riesgos, y en ese contexto, lo que estamos viendo es que, en relación a fines del año pasado, que es cuando se hace el Informe del segundo semestre 2022, hay una mayor incertidumbre, y frente a esa mayor incertidumbre del sector externo aumentan mucho los beneficios de disponer de una herramienta adicional para el caso de un evento de baja probabilidad, pero que puede tener harto impacto.
Y siendo más alto el beneficio se analiza una activación en monto y plazo que no signifique un cambio material de escenario, considerando el ciclo del crédito, las holguras, y las condiciones en general. Empezamos a hacer uso de esta herramienta macroprudencial que la ley nos entrega y complementa otras herramientas macroprudenciales del banco.
-¿Esperaban este nivel de sorpresa o revuelo en torno a este anuncio?
-Llamó probablemente más la atención de lo que esperamos. Nosotros salimos el día martes, entregamos el comunicado, sabíamos que era un instrumento macroprudencial nuevo para el mercado, pero hay documentos de política, un documento donde está el modelo y está la información. Esta es la tercera reunión y, por lo tanto, adjuntamos un set de preguntas y respuestas donde está explicado el instrumento.
-¿Hubo una sobrerreacción en algunos empresarios?
-En algunos casos probablemente se reaccionó antes de mirar en detalle más material sobre la decisión del Banco Central. Hoy vemos que se va asimilando mejor.
-¿Cómo se explica la oportunidad de aplicar este capital contracíclico? ¿Por qué no hacerlo cuando quebraron los bancos en EEUU en enero, por ejemplo?
-Primero que todo, nosotros tenemos fechas para estas reuniones, están en el calendario conocido por el mercado. Aquí lo que aumenta es la incertidumbre del escenario externo, y para esa incertidumbre nos preparamos con un instrumento adicional que la ley permite utilizar y eso es lo que hacemos. Lo sucedido con los bancos regionales en EEUU en enero está contenido en nuestro escenario central del IPOM y no cambia, pero más allá de ello, es una señal adicional a otras previas de que se pueden materializar escenarios de riesgo, todos contenidos por las autoridades, pero no se pueden descartar otros, y aunque sea baja la probabilidad de que sean de mayor alcance, se considera oportuno construir capacidades. No era una circunstancia en la cual uno iba a hacer una reunión extraordinaria, es construir capacidades y en un plazo prudente de un año, porque por lo demás es un instrumento que se suma a otros disponibles.
- ¿Cómo se tomó esta medida?
- Esta Reunión de Política Financiera se antecede de todo un análisis previo y del Informe de Estabilidad Financiera. El IEF se realiza dos veces al año y se hacen muchas reuniones previamente sobre qué es lo que estamos viendo en términos de riesgos y vulnerabilidades, la situación financiera internacional y local, se le aplican test de estrés a los distintos usuarios de crédito, a los hogares, a las empresas, a los bancos. Se analizan los distintos segmentos del mercado y además de eso estamos teniendo reuniones en paralelo sobre los beneficios y costos del instrumento, las oportunidades, los momentos, la situación de la banca en general. E instancias de coordinación con la CMF. Y para analizar este instrumento hay modelos macrofinancieros que dimensionan el impacto que esto puede tener. Por lo tanto, hay un juicio bastante acabado sobre los costos y no solo los beneficios de la medida.
-¿Los bancos sabían de este instrumento y que se podía usar?
-Nosotros tenemos documentos en la página web sobre nuestro marco de política financiera, sobre cómo vemos este requerimiento capital contracíclico. Hicimos workshops en los cuales invitamos a los bancos, académicos y otros actores durante el proceso. El vicepresidente del Banco Central fue invitado al comité de gerentes de la ABIF donde expuso un documento sobre el tema, que también es público. Es decir, hay un trabajo previo, hay documentación en que el banco va dando a conocer su mirada sobre el instrumento, en los modelos que usa, y esos documentos son públicos.
-¿Qué elementos en específico del escenario externo son los que ustedes están viendo como más preocupantes?
-Nuestro escenario central sobre el sector externo respecto a lo que entregamos en marzo no ha cambiado. Lo que nosotros dijimos en esa oportunidad es que el sector externo está viviendo un escenario en el cual los bancos centrales están enfrentando un proceso de inflación persistente, han debido subir las tasas en forma significativa. Venían de períodos prolongados de tasas bajas y eso, hace muchos informes de política monetaria y estabilidad financiera atrás que decíamos que puede generar turbulencias. Y bueno, ha habido turbulencias: están los bancos regionales en Estados Unidos, algo en Inglaterra, todo contenido por una reacción tan contundente como oportuna de las autoridades.
Los mercados han mostrado nerviosismo y las autoridades han mostrado capacidad para contenerlos y ese es el escenario central, uno de contención sin crisis. No obstante ello, en el último informe de política monetaria señalamos que esto que pasó en los bancos regionales en EEUU dejó algo de aversión al riesgo, volatilidad también y, por lo tanto, nuestra proyección era algo más pesimista de lo que llevaba el mercado en ese minuto. Eso no ha cambiado en nada.
Ahora, lo que eso nos muestra es que la incertidumbre creció y que puede haber vulnerabilidades latentes como dice el IEF y eventos inesperados, y que disponer de una herramienta como esta en un momento preciso, puede servir para mitigar una contracción del crédito frente a un shock de magnitud importante en el comportamiento procíclico del crédito. Hay un beneficio importante en hacerlo como medida precautoria y en tamaño y plazo que, dadas las condiciones, consideran que el costo es contenido y transitorio. Es una herramienta más del conjunto de herramientas macroprudenciales con las que cuenta el Banco Central.
-¿Ante estos eventos inesperados, la economía chilena está más vulnerable que antes y por eso se activa este requerimiento de capital?
-Nuestra economía, y todas las economías, hemos enfrentado en el último tiempo varios shocks de magnitud fuerte y sucesivos. Nosotros tenemos algunos shocks adicionales. Partimos con un shock a finales del 2019, viene el Covid, la guerra en Ucrania. Nuestra economía ha sufrido eventos relevantes y hemos usado holguras para mitigarlos. Vimos lo valioso que es tenerlas. Naturalmente las holguras y las capacidades que se construyen a través del tiempo son para utilizarlas en momentos difíciles. Algunas las usamos un poco más de la cuenta, pero las hemos usado y cuando eso pasa hay que empezar a construir capacidades, y los distintos agentes están construyendo capacidades a distintas velocidades.
Nosotros en este plano, estamos fortaleciendo nuestras capacidades, tanto desde el punto de vista regulatorio, legislativo, hay algunos proyectos que permiten más capacidades como el proyecto de resiliencia. Hemos tomado una línea de crédito a modo de seguro, fortaleciendo la posición financiera, deshaciendo los NDF (forwards en dólares). De la misma manera las empresas han ido bajando el endeudamiento; el gobierno ha hecho lo suyo, ha ido haciendo converger la trayectoria del gasto público a un nivel de endeudamiento sostenible. Estamos en ese proceso. Es natural después de haber usado capacidades volver a construirlas.
-¿Cuándo deberíamos llegar a construir un colchón que nos permita enfrentar más o menos bien un próximo cataclismo financiero?
-Esta es una herramienta adicional dentro de un completo conjunto de herramientas que dispone el Banco Central. No pretendemos que esta herramienta actúe por sí sola. De hecho, en un evento de estrés probablemente hay que complementar con otros instrumentos que se combinen y puedan actuar sobre el problema en su conjunto, y va a depender del shock del que estemos hablando. Por lo tanto, creo que hay que entenderlo de esa manera. No es la bala de plata que vaya a solucionar todos los problemas, es un instrumento más dentro de un conjunto de instrumentos con que cuenta el Banco Central.
-¿Esta medida está unida con una eventual baja de tasa en julio como ha apostado el mercado para reactivar la economía?
-No, son objetivos distintos. Esto es una decisión de política financiera. La tomamos y evaluamos que el costo en términos de créditos es acotado. Además se da en el tiempo y por qué lo decimos, porque la magnitud del requerimiento, el plazo que se está dando, las holguras de capital, los niveles de capitalización de la banca, y las condiciones macroeconómicas en general, nos permiten evaluar que es bajo. Además, no es inmediato. Hay un plazo largo para que los bancos respondan y decidan de qué manera van a responder a este requerimiento. La forma en que enteren este requerimiento es decisión de cada banco. Tienen muchas formas de hacerlo, no necesitan hacerlo vía crédito, podrían haciendo uso de las holguras del capital, por ejemplo. Creemos que ese es el camino razonable, pero cada banco va a tomar su decisión.
Otra cosa son las decisiones de política monetaria que apuntan a la inflación. Cuando uno toma decisiones de política monetaria tiene que mirar el mercado en su conjunto. Nosotros evaluamos que el costo de esto es acotado, no hay un cambio material en el escenario a raíz de esta medida, pero en cada reunión de política monetaria vamos a hacer el análisis completo de la economía y vamos a ver el conjunto de variables de modo de garantizar la convergencia a la inflación. Sin un cambio material, lo que hemos señalado es que el nivel de tasa debiera mantenerse por el tiempo necesario para que la evolución de algunas variables nos indique que se consolida como convergencia a la inflación. Y vamos a ir analizando reunión a reunión y vamos a ir viendo si esa consolidación se va dando o no.
-El presidente de la CPC advirtió que esta medida podría traer consecuencias en los créditos. Usted dice que el impacto es acotado. ¿Qué es ese impacto acotado en la práctica?
-Yo lo dije en el Senado, dadas las condiciones de holguras, con el nivel del requerimiento y el plazo definido, en dos años después de tomadas las medidas por parte de la banca, el efecto es algo mayor de 0,5% en el crédito, es decir, un efecto acotado, a lo largo del tiempo.
-El ministro de Hacienda dijo que la banca podía usar sus utilidades del año pasado para poner este buffer. ¿Es una solución para no impactar el crédito?
-Cada banco tiene que analizar de qué manera le resulta más conveniente enterar este requerimiento de capital. No es una decisión que le corresponda al Banco Central. Nosotros evaluamos el efecto dadas las condiciones macroeconómicas, y las holguras de capital, que ayudarían a que el efecto sobre el crédito sea más bajo en estas condiciones dado el plazo y porque el requerimiento en sí es de una magnitud que dice buena relación con esas variables.
-¿Hay un análisis más preocupante de las entidades chilenas que tienen operación en el exterior o cuyas matrices son extranjeras?
-Lo que estamos viendo en el escenario internacional no es un escenario distinto al que ya habíamos explicado en el IPoM. Pero hay un nivel de incertidumbre frente al cual vale la pena disponer de una herramienta adicional. Eso es lo primero. Nosotros tomamos una decisión macroprudencial. Vemos la banca sólida, no vemos problemas en nuestro sistema bancario. Tanto por el modelo de gestión de nuestra banca, por las holguras que tiene, por la forma cómo supera los estrés y queda con holguras disponibles amplias después de los escenarios de estrés, y también por el mecanismo y modelo de supervisión.
-Otra de las críticas que se han hecho es que si esta es una medida contracíclica se debe aplicar cuando la economía y las colocaciones crecen y no en momentos actuales en que ambas caen, ¿cómo responden a eso ustedes?
-Este instrumento apunta a que en el momento crítico se pueda evitar la prociclicidad del crédito. Eso es lo fundamental. Cuando este instrumento nace después de la crisis financiera global, lo hace con la idea de que iba a contener ciclos de crédito y a suavizarlos. Y la experiencia de los países que partieron con el instrumento ha sido la de mutar hacia un instrumento que sirve para liberar este colchón desde la autoridad en el momento en que es necesario, porque hay un shock externo o un shock sobre la economía y se quiere evitar que la contracción del crédito lo expanda más allá lo necesario. Así funcionó durante el Covid. Aquellos países que tenían este colchón, lo liberan y lo usan en complemento con otras políticas macroprudenciales y observan este efecto sobre el crédito que no se había observado en crisis anteriores.
Lo mismo nos pasa a nosotros como economía. No teníamos este colchón de capital, pero usamos una batería de instrumentos macroprudenciales -entre ellas, también lo que se hace es postergar la implementación de Basilea III- lo que de alguna manera hace algo similar, que la exigencia de capital baje respecto a lo que tenía que haber y, por cierto, se le suman otros instrumentos. Este es uno más. Hubo líneas de crédito, hubo garantías fiscales para efectos del riesgo, de manera que en el tiempo esto evoluciona en esta dirección.
Lo otro que se demuestra, y es otra experiencia recogida de la crisis Covid, es que los bancos son reacios a bajar por sí solos su capital. Por ejemplo, en Europa había un colchón de conservación, justamente para que los bancos lo bajaran en esas instancias, pero son reacios a hacerlo, porque cuando el mercado está con malas noticias y está mirando atentamente la reacción de los agentes, se produce un efecto estigma que llama la literatura, y no quieren que lo vean como una vulnerabilidad de ese banco. Entonces, que sea la autoridad la que lo baja, como opera en el RCC, supera ese efecto. Así va mutando el uso de este instrumento, a través de la experiencia de esos bancos centrales, y así lo hemos recogido nosotros también.
-¿Cuán preocupada está de la lentitud de la desaceleración de la inflación?
-La inflación ha sido persistente, más de lo esperado, y la persistencia suma costos en el proceso de reducir la inflación. Es bien importante actuar a tiempo. El BC ha estado muy atento a ello, es uno de los bancos centrales del mundo que parte tempranamente, lo hace en las magnitudes que lo requieren las circunstancias, y ha mantenido su compromiso con la inflación en forma muy firme. Trabajamos para la convergencia a la meta en el período de dos años.
-¿Es posible bajar en siete puntos la tasa de inflación para llegar a la meta y no caer en recesión?
-Nuestra proyección es una inflación del orden de 4,6% a diciembre de este año. Para ello la economía chilena tiene que concluir su proceso de ajuste y terminar con los efectos del desajuste que ha tenido en los años anteriores.
-¿Qué rol debe jugar la política fiscal en esta ecuación?
-Para nosotros es un antecedente importante, y estamos recogiendo en nuestras proyecciones los compromisos fiscales que la propia autoridad ha señalado en sus informes. Juega un rol relevante, porque la política fiscal ha contribuido. Ha construido un camino de sostenibilidad, creíble por el mercado después de una rebaja sustancial del gasto el año pasado, están logrando contener el avance del endeudamiento, lo está llevando a niveles sostenibles. Eso es importante, y eso es un dato para la política monetaria. Nosotros en distintas instancias hemos dicho que es muy importante eso, que sigan contribuyendo todas las políticas apuntando a contribuir en este proceso de convergencia inflacionaria. De lo contrario, el peso del ajuste vía tasa de interés aumenta.
-En cuanto al contexto político actual, con un gobierno con baja popularidad, una oposición fuerte, más elecciones en el corto plazo, ¿cuánto y cómo afecta esa incertidumbre en los agentes del mercado?
-Tenemos distintos indicadores de incertidumbre. Además analizamos la evolución de los precios de mercado, y analizamos la descomposición de los factores tras la variación de las tasas de interés y del tipo de cambio, extrayendo lo que puede asignarse a incertidumbre. Los distintos indicadores lo que nos están señalando es que el nivel de incertidumbre ha bajado. Sigue más alto que el histórico, pero se ha logrado ir manejando a la baja en lo más reciente. Sí ha habido una rebaja desde los muy altos niveles a los que llegamos.
-¿Qué espera de la segunda etapa del proceso constitucional, y cuánta incertidumbre le pone a la economía?
-Al Banco no le corresponde pronunciarse. Esperamos que efectivamente logremos como país resolver este proceso de buena manera, lograr un entorno que permita al país desarrollarse, que contribuya como plataforma a un buen desempeño de nuestra economía y de esa manera a la generación de empleo e inversión.
-En el IEF advierten del endeudamiento y debilidad de la economía de los hogares. ¿Qué tan grave es la situación?
-El IEF lo que hace es identificar dónde hay que monitorear con más cuidado. Lo que vemos es que el impago está creciendo más en algunos sectores de menores ingresos. Ese impago está llegando a niveles prepandemia, por lo tanto hay que monitorearlo. Si uno aplica un test de estrés, la mayor vulnerabilidad que aquí se observa, tiene directa relación con que el crédito de consumo ha ido acortando el plazo porque considera más créditos rotativos, vía tarjetas, que es más caro, y por lo tanto, eso da un espacio de mayor vulnerabilidad. Los niveles de carga financiera al que están llegando los hogares, son más o menos los que habían prepandemia.
Y cuando uno mira el sector empresa, también hay un componente de acortamiento de plazo en algunas de ellas, también vemos mayor vulnerabilidad o un foco de atención en algunos sectores, construcción e inmobiliario es un sector que desde hace un tiempo estamos mirando, industria, comercio. Y por segmento, vemos que empresas que obtuvieron créditos Fogape o reprogramaron, también hay que mirar cómo evolucionan. Ahora, todo esto a nivel agregado no revierte un riesgo sistémico, pero sin duda hay que estar monitoreando.
-¿Qué medidas se pueden tomar para apuntalar a estos sectores en problema?
-Estamos llegando a niveles prepandemia. No vemos riesgo sistémico. Cualquier cosa que se decida debiera ser política focalizada, de manera tal de hacer compatibles esos desafíos con la inflación.
-Volvieron a mencionar los retiros previsionales como gatillantes de lo que pasa en la economía local. ¿Hasta cuándo se van a sentir esos efectos?
-Hay efectos que son duraderos y otros que son más transitorios. El impacto sobre la inflación, por ejemplo, esperamos que a dos años llegue a 3%, la política monetaria está actuando para que eso sea así. El efecto en la posición financiera de los hogares es de más larga data; en el mercado financiero el ahorro financiero de más largo plazo va a costar algo más, pero el mercado ha tenido una reacción algo mejor al principio de este año, que los anteriores, pero es un poco más largo.
-A pesar de eso, siguen existiendo nuevos proyectos de retiros...
-Yo fui a la comisión de Constitución de la Cámara de Diputados hace poco a dar la visión del Banco sobre los costos que podría tener un nuevo retiro, tanto en términos inflacionarios, como en el impacto en el ahorro de largo plazo, porque el mercado de capitales pareciera ser algo ajeno en la vida de las personas, pero al final del camino tiene que ver con las tasas de largo plazo, con las tasas hipotecarias, con el financiamiento de obras de largo plazo, que también son bienes públicos. Entonces sí incide en la vida de las personas, incide en las pensiones. Más aún, no se trata sólo de un nuevo retiro, sino de volver a abrir la puerta y dejar esta incertidumbre instalada de cuántos vienen para adelante, y eso es muy costoso.
-Los empresarios han dicho que falta incentivar el ahorro y la inversión en el país. ¿Qué medidas piensan tomar para ayudar en esto?
-El ahorro es un llamado que hacemos en este IEF también. Por ejemplo en los hogares, la caída del ahorro que tuvieron es bien llamativa. Las distintas decisiones que se tomen de aquí en adelante, en todo ámbito, debieran considerar el impacto en ahorro, y eso es lo que dice el informe.