Personaje
Sichel: “Al gobierno le ha faltado coraje”
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-Cuando el martes se anunció que daría una conferencia de prensa en horario prime hubo todo tipo de rumores, incluso que bajaría la candidatura. ¿Lo pensó?
-La única vez que pensé en bajar la candidatura, porque me pegó muy fuerte, fue cuando encontraron al desgraciado que le había aforrado a mi mamá y salió hablando. Es la única vez que dije: “aquí hay gente dispuesta a todo”.
-¿Dijo “me bajo”?
-Lo pensé, lo hablé con mi mamá, con mi hermana. Uno a veces impacta a entornos que no quiere impactar, y eso fue muy duro. Pero en esta ocasión (el día en que se oficializó que cinco parlamentarios UDI apoyarían a JAK), me paso al revés. Dije: “Tengo que tirar el mantel”.
-¿Por qué quiso dar libertad de acción?
-Venía con esta sensación de guata hace rato: estábamos peleando para retener a gente que no quiere cumplir su palabra. Sentía que yo estaba en una pelea diaria por gente que estaba presionando, como chantajeándome, para que yo fuera alguien que no soy, diciéndome “tienes que ser igual a Kast”.
Y eso me había provocado un segundo problema: que mucha gente independiente -y esto lo hemos visto hasta en datos-, que había votado por este proyecto, también estaba bien molesta con esta conversación cotidiana, de que yo era igual a Kast. Y volvieron muchos que se habían alejado. El miércoles con Bárbara, mi mujer, celebramos nuestro aniversario, y ahí me dijo que estaba orgullosa de mí porque volví a decir lo que pensaba y no lo que querían que dijera... A la pregunta si pensé renunciar, fue al revés: el martes gané entusiasmo.
***
Sebastián Sichel está en su comando. Son pasadas las 15:30, afuera hay 30 grados. Está sentado en un sofá en su oficina en el tercer piso de una casa de un pasaje en El Bosque, Las Condes. En su escritorio hay fotos y manualidades de sus tres hijos.
Y apoyado en el muro -medio escondido- se ve un cuadro de Eduardo Frei Montalva, y encima, uno de Patricio Aylwin que le regaló su hija Mariana el día que el ex DC, ex Ciudadanos, ex ministro de Sebastián Piñera, ganó las primarias de la centroderecha.
-Hay quienes dicen que su mensaje del martes revela su cercanía a la centroizquierda, que nunca estuvo cómodo en Chile Vamos.
-Esas son falacias, siempre he estado cómodo en Chile Vamos, con lo que no estoy cómodo es con la antigua derecha. Estoy feliz de ser parte, fui feliz ministro -aunque algunos de los partidos me hicieron la cama-, de hecho yo era el único libre, independiente, para no ir a la primaria. Pero fui.
-Costó que lo aceptaran.
-Y di la pelea todos los días para ser parte de esta coalición.
-¿Fue un error haber participado en la primaria?
-No, porque yo creo en este proyecto. Pero me parece delirante -en el sentido político- que si nosotros tenemos una batalla cultural con una izquierda que valida la violencia, que es populista, nuestra respuesta sea un populismo de derecha. Y por lo tanto estoy muy orgulloso de haber participado en una primaria en la que yo pedí participar, todo lo contrario a lo que hizo JAK.
¡Si es increíble que muchos estén mirando como en un coqueteo a alguien que no cree en el proyecto colectivo, que sistemáticamente -incluyéndome a mí-, dijera en columnas que no había que crecer al centro, que en temas que habíamos ganado mucho en la centroderecha como la preocupación por la mujer, el medioambiente, esté del otro lado! No poh, si la pelea nuestra, no solo mía, sino de la centroderecha, era modernizar al sector.
-¿Cree que hay un oportunismo en la derecha de irse con el candidato que marca mejor en las encuestas?
-No de la derecha, yo creo que de algunos actores que creen en el populismo. Yo estoy aquí por convicciones. Rompí muchos lazos de amistad cuando apoyé a Piñera en su minuto, y además fui parte de un gobierno –que ya conoces las críticas que tiene hoy- porque creo en un proyecto de una centroderecha que evolucionó: democrática, que tenía sentido de vocación de mayoría y no se quedaba en la esquina, que había dejado atrás su historia ligada a cualquier tipo de dictadura… Que tengamos ahora una regresión, me parece raro.
Por un resultado electoral uno puede decir cualquier cosa para subir en las encuestas, pero yo nunca voy a estar disponible. Por eso me fui de la centroizquierda, cuando se juntó con el PC, cuando sentía que respondía más a la pulsión de la moda -la gratuidad del 100%, cuando atacaba los colegios subvencionados, cuando puso en duda la libertad de enseñanza- yo dije “no quiero estar acá”. Y no me junté con un proyecto de centroderecha para que volvamos al otro lado.
-¿Se arrepiente de haber pasado por el gobierno?
-No, ser ministro de Desarrollo Social es de las cosas más bonitas que he hecho en mi vida, además tuve muy buena evaluación. Lamentablemente salí por estas peleas de partidos. Me saco el sombrero por Pancho Chahuán (RN), Andrés Molina (Evópoli) e incluso por Javier Macaya (UDI), que han tratado de ordenarlos. La derecha tiene una cosa como autodestructiva, como antropófaga, hasta con el gobierno están todo el rato tratando de horadarse.
Entonces a la pregunta, no, no me arrepiento. Me arrepiento de esta especie de endogamia de un sector -lo dijo Evelyn Matthei- que históricamente se ha destrozado y que ahora en vez de estar respaldando a la candidatura comienzan a autodestrozarse para ver quién gana y sobrevive a esta historia.
-¿No le da miedo ser parte de un sector al que usted denomina autodestructivo?
-No, porque gané una primaria con este proyecto de diversidad. No se autodestruye el sistema, son algunas partículas más oportunistas que aprendieron que valía más ser díscolo que tener un proyecto común. Hay un diputado que es impresionante, Miguel Mellado (RN), que dice que aquí está lleno de ex decés, como si fuera un pecado.
Lo único que quiero es que vengan, no solo DC, sino que gente que no votó por nosotros: si no seríamos un 22% que votó rechazo, o el 30% que sacamos en la municipal. Si queremos eso, vamos a estar condenados a la intrascendencia.
Y por lo tanto, la fórmula es que haya conservadores, liberales, socialcristianos, independientes, que haya muchos que defienden el libremercado, como yo, pero también algunos que creen que el Estado juega un rol; que haya algunos que se paran en el pilar del orden, la seguridad, como yo, pero que también creen que no va a haber seguridad, control de la violencia y orden, sin paz social y sin reformas que hagan justicia.
Esa es la oportunidad histórica que tiene la centroderecha, porque al otro lado se fueron a la izquierda extrema. Yasna Provoste, Gabriel Boric, terminaron por indultar, nacionalizar los fondos... nos han regalado un amplio espectro del centro político para demostrar que nosotros podemos interpretar a esa gran clase media chilena.
“No hay una caída, hay un emparejamiento entre cuatro candidatos”.
Encuestas y barras bravas
-Ha dicho varias veces que no cree en las encuestas, pero es un hecho que está bajando. Hoy aparece en tercer y cuarto lugar, dependiendo de qué análisis uno mire. ¿Qué pasó?
-Pero cuidado, en solo una estamos cuartos. Cada vez que un analista usa una encuesta como predictor electoral, digo “como que no aprendemos, somos contumaces”.
-Pero hay una tendencia: usted bajó y Kast subió.
-Hay una tendencia que han leído mal: yo entré a una primaria con la misma valoración, un poquito más de lo que tengo hoy. Quedamos dos candidatos y dos meses después se inscribieron más, y cuatro de ellos, en cualquier encuesta, están más o menos iguales. Lo que está pasando es que tenemos la elección con más incertidumbre de los últimos 30 años. No te apuesto un asado a ti ni a nadie quién de los cuatro va a pasar a segunda vuelta.
-¿No reconoce que ha tenido una caída?
-No hay una caída, hay emparejamiento entre cuatro candidatos y eso significa que unos pasaron del margen del 10 al 15% y otros del 20% bajamos al 15%. Boric ha caído mucho más que yo en el sistema, obvio, porque cayó desde mucho más arriba. Esta idea de la ubicación es relativa, no funciona cuando tienes tanta gente todavía indecisa.
-¿Se le castiga por la mala evaluación del gobierno?
-Probablemente siempre, porque la izquierda ha hecho eso. Pero también gente de la antigua derecha está tratando de hacer lo mismo, lo que me parece tramposo. (...) Tengo la preocupación de mucha gente independiente que pasó a ser un indeciso hoy. Y Kast ha ido consolidando a un votante de centroderecha que no había votado en la primaria.
-¿Hay un mea culpa con ese independiente indeciso?
-Hay un mea culpa grande porque efectivamente hemos abandonado gente moderada independiente que había confiado en este proyecto, por estar todo el día en esta farandulización de quién se va, quién viene.
Cuando era ministro no estaba todo el día peleando con la oposición, estaba con una pizarra explicando por qué las políticas sociales tienen que llegar; cuando fui presidente del banco, que no iba a matinales, estaba todo el día viendo cómo arreglar la fila. Cuando fui a la primaria, como no tenía que pelear con los partidos porque no tenía partido, yo hablaba de cómo garantizar la pensión de alimentos, de cómo rebajar el IVA...
-¿Entonces es culpa de los partidos?
-No, es culpa de aquellos díscolos... Con lo que pasó el martes, todos los partidos salieron a respaldarme.
-La UDI no lo está respaldando...
-Me respalda 100%, pero además le gustaría otra cosa.
-Que usted comprometa apoyo a Kast en segunda vuelta.
-Es una conversación que tiene que ser programática y suceder en su minuto. Estoy seguro de que vamos a pasar a segunda vuelta, pero aun así no se trata solo de ganarle a la izquierda. Cuando me defina en política porque estoy en contra de alguien, debería dedicarme a ser barra brava del estadio.
Apoyo de Lavín: “Yo no me hubiera ido a Madrid”
-Tal vez usted no se equivoca en conceptos o cifras, pero se le critican ambigüedades: si es o no el candidato cercano al presidente y a empresarios, si hubo lobby con el gas, si retiró o no el 10%, si el ex ministro Andrés Chadwick es asesor o no. ¿Por qué no responde directamente esas dudas?
-Por dos razones. Primero, nadie me enseñó a ser candidato presidencial. Hay cosas que te duelen, que te las comes en la casa y hay cosas que al final uno no sabe cómo reaccionar y no está acostumbrado también a tanta mentira. Eso se aprende en el camino. Con el 10% me equivoqué, pero porque no estaba dispuesto a aceptar el chantaje moral de la izquierda de que solo pueden retirar el10% los que votaron a favor.
Es el mismo chantaje moral cuando dicen que solo pueden participar en la Convención los que votaron Apruebo, o que hizo el PC cuando ganó el NO, y decían: “usted no puede participar en política”. La izquierda siempre gana estas batallas morales en que logra hacerte sentir culpable, entonces al final salen todos corriendo.
¿Pero por qué no dicen ellos la verdad, que lo que están haciendo es dañar la economía chilena, afectar la inflación? La derecha siente culpa por todo y la izquierda logra decirte eso todas las mañanas. Lo que deberíamos haber dicho fuertemente cuando me lo preguntaron es: “No sea patudo, lo que está haciendo le hace mal a Chile. No empiece a juzgar al otro y hágase responsable de lo que está votando”.
-¿Andrés Chadwick (Piñera) es parte de esta candidatura?
-En la primaria no lo fue y ahora no ha tenido un rol activo, no está en la estrategia, pero habla conmigo y me da consejos. Es obvio que me está apoyando.
-¿Se demoraron Ignacio Briones y Mario Desbordes?
-Para nada. Han estado toda la campaña vinculados…
-Públicamente aparecieron por primera vez esta semana.
-El primer día estuvieron acá, la semana siguiente también. Ignacio ha estado en el equipo económico, Mario ha estado trabajando en el tema aguas. Lo que pasa es que Boric es el único que quiere poner a Jadue de vocero, porque es una especie de titiritero del PC, pero en el caso nuestro no. Yo les dije: “¿dónde quieren ayudar?” Y cada uno decidió. Ahora cuando vemos que hay gente que no está dispuesta a cumplir su palabra, ellos se hicieron más visibles...
-¿Y Lavín?
-Yo no me hubiera ido a Madrid...
-Últimamente se le ha visto más peleador y confrontacional, ¿qué pasó con ese Sichel conciliador de las primarias?
-Palos porque bogas y porque no bogas…Voy a ser súper directo y a defender mis convicciones cuando corresponda, voy a ser súper amigable cuando sea necesario. En el primer debate veía que se agarraban a coscachos, se trataban de mentirosos y de hijos de terroristas...
Hemos normalizado una virulencia en la política que no estoy dispuesto a aceptar. El país requiere mucho más abrazos que codazos para que nos vaya bien, más puentes que zanjas. El país necesita reformas, pero podemos hacer esas reformas en paz y sin violencia. No es cierto que siempre haya una decisión entre blanco y negro en este país.
-Y si lo acusan de financiamiento irregular...
-Sí voy a defender los casos críticos, como cuando alguien hace una operación política desde la DC para enlodar a alguien que había perseguido una red de corrupción en la Junaeb, que es lo que pasó con Cristóbal Acevedo.
-¿Qué va a pasar con esa acusación?
-Cristóbal dijo que presentaría querella, y lo está haciendo.
“Puede ganar Kast, pero con populismo”
-¿Cree que la derecha se va a fracturar en dos?
-Espero que no, porque yo hice un esfuerzo para que así no fuera. Obviamente tengo inferencias con gente de adentro y lo que me molesta es al revés, que haya gente que quiera irse por la propia por fuera, competirle a este proyecto diverso y que diga “mira yo soy lo mismo”, y no es lo mismo.
–¿Qué lo une con Kast?
-Primero, la necesidad de perseguir muy fuertemente la recuperación del estado de derecho, el ejercicio del poder del Estado, la protección de los ciudadanos, la persecución contra los narcos como prioridad número uno, el control del terrorismo en La Araucanía. Todo eso nos une, pero no es suficiente. Si bien no voy a votar nunca por Provoste y Boric en segunda vuelta, con Kast tengo diferencias programáticas que hay que resolver.
-Qué prefiere, ¿la UDI o la DC?
-¿La DC actual? Nunca. La UDI, no tengo nada que ver hoy con un partido de izquierda, populista, ni aunque me pagaran 500 millones de dólares militaría, si por eso me fui. En la UDI, creo que Javier es un gran líder para el partido, pero pasa que están cayendo en la misma tentación de la UDI vieja, de lo político, aquí hay que endurecer el discurso y reivindicar a Pinochet... ahora, ojo que puede ganar Kast, pero con populismo.
“Al gobierno le ha faltado coraje”
Hablemos de futuro, si usted se convierte en Presidente, ¿cómo va a lograr terminar con la violencia, algo que este gobierno no pudo?
-Al gobierno le han pasado dos cosas. Le ha faltado muchas veces coraje para enfrentar la violencia, porque ha estado horadado por una izquierda, y a veces por una extrema derecha, que le dice todo el día que no puede hacerlo y le ha faltado enfrentar más frontalmente el tema de seguridad.
-¿Con más castigo?
-Con más persecución, con más castigo, con más fortaleza y apoyo institucional, pero también con más recursos para las instituciones que persiguen el delito y con más reconocimiento explícito de lo que pasa afuera de nuestras cuatro comunas. Si el problema también de la elite que gobierna, particularmente de la centroderecha en Chile, es que le falta conocer Chile.
Le falta haber estado al otro lado del mesón, lo que pasa en la fila. No es que yo lo sepa hoy día, porque no lo sé, pero cuando era presidente del banco no estaba en el directorio discutiendo con pizarra, me iba a la fila para saber por qué había fila. Lo hice como ministro de Desarrollo Social, como presidente del BancoEstado, y eso probablemente es lo que me trajo hasta acá. No haber hecho la carrera política tradicional de alguien de derecha que empezó a militar en un partido de derecha a los 5 años, no haber hecho la carrera excepcional, de ser alguien que tiene muchas lucas y se paró como candidato.
-¿Quiénes estarían en su gabinete?
-Una nueva generación. Algunos evidentes, como la Victoria Paz, Kathy Martorell, Patricio Rojas... Carol Bown (convencional) me encantaría que trabajara conmigo, al igual que Marcela Cubillos. Más en el centro hay harta gente del emprendimiento, como Soraya Said, candidata a diputada...
-Y si no gana, ¿cómo se vería en enero?
-Volviendo a la universidad a hacer clases. Es lo que más me gusta en la vida. Lo más bonito cuando di el punto de prensa el martes, es que llegaron ocho ex alumnos de Derecho Constitucional a apoyarme.
-¿Y emprender?
-No sé. Volvería a armar una oficina de abogados con mis mismos amigos becados de la U. Padre Hurtado. Siempre hemos tenido oficina, y la dejé botada hace algunos años.
“Los que me conocen saben que nada me importa menos que ganar”
Sebastián Sichel dice que duerme bien, que está contento –“volví a recuperar lo que creo que era parte de este proyecto colectivo, como la libertad de decir lo que uno quería”- y que su refugio está en su mujer Bárbara Encina y sus tres hijos, a quienes lleva al colegio tres veces por semana e intenta acostar al menos los lunes.
“No voy a ser un Presidente 24/7, ni uno no conectado con sus emociones, porque eso no te permite entender ni siquiera el país en que vivimos”, señala. Reconoce que escucha mucho a Pedro Browne y Juan José Santa Cruz, colaboradores en su carrera a La Moneda.
“Estoy orgulloso de que esta campaña esté llena de emprendedores, de gente que viene del mundo empresarial. La cultura de izquierda ha satanizado el éxito, que la única forma de hacer política es pertenecer al club del poder, vivir 30 años del Estado, o ser dirigente universitario como Gabriel Boric, ir a la universidad de pasadita y después ser parlamentario".
"Ellos condenan a gente que ha sido exitosa. Eso lo voy a combatir siempre. Cada vez que me dicen que soy el candidato de los empresarios, a toda honra respondo que gente que haya sido exitosa, fracasada, de la academia, del mundo empresarial, privado, de organizaciones sociales, participa en la campaña. Si no, esto se transformaría en un club del poder, de los que viven de la política o son parientes de políticos. Es justamente lo que estoy combatiendo”.
- Pero se comenta que le habla mucho a la elite, más que a Chile.
- Yo creo que mi error fue al revés, concentrarme en hablarle a los políticos tradicionales todo el día. La política en estos cuatro años se convirtió en farandula de feos, incluyéndome, que estamos todo el día hablando de nuestros problemas y no de cómo arreglamos la crisis en Chile.
-¿Le dolería mucho el tercer o cuarto lugar?
-Nooo.
-Dicen que hoy está mas preocupado de eso que de ganar.
- Los que me conocen saben que nada me importa menos que ganar, si no me hubiera quedado feliz en el gobierno de Bachelet. Me pasa al revés, termino peleándome porque soy contracorriente, porque fui medio punketa en mi vida. Es lo que me pasó con Velasco...