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Personajes

Juan Aldea, dueño de Feria Chilena del Libro y cierre de emblemático local en El Golf: “Fue un golpe duro”

Juan Aldea, dueño de Feria Chilena del Libro y cierre de emblemático local en El Golf: “Fue un golpe duro”

Hace algunos días el clásico local de la Feria Chilena del Libro ubicado en Isidora Goyenechea cerró. Hoy se puede ver cómo se instala una farmacia en su lugar.

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Sábado 2 de noviembre de 2024 a las 21:00
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A sus 98 años, Juan Aldea Vallejos es el librero más antiguo de Chile. Y aunque padece algunos achaques propios de la edad, mantiene el “mate” en buen estado, afirma el empresario. Todos los miércoles, cuenta, llega a la que es su oficina hace más de 20 años, en el segundo piso de Isidora Goyenechea 3162, justo sobre la ahora exlibrería.

“Cuando entraba al estacionamiento en auto siempre miraba hacia la vitrina de la librería. Y ahora veo el cartel de la farmacia, entonces miro para otro lado. Es mucha historia y una especie de nostalgia”, confiesa. 

Hace memoria. Lleva casi 80 años en el negocio, que hoy comparte con dos de sus hijos, Juan y Alberto Aldea Pérez, y que además de las librerías físicas y la venta de libros online, contempla las operaciones de una inmobiliaria, parte de la empresa familiar. 
 
De librero a dueño de una cadena
Don Juan Aldea -como se le conoce en el mundo del libro- creció en Quinta Normal, estudió en el Liceo Amunategui y quiso ser poeta. Entró a trabajar primero como contador y después como librero en la editorial y librería Séneca en calle Huérfanos.

“Hay un dicho que dice ‘lo que natura non da, Salamanca non presta’. No tuve oportunidad de ir a la universidad porque tuve que emplearme desde muy joven. Como estaba metido en los libros me interesó divulgar ideas, pero me di cuenta de que me faltaba talento para la escritura. Entonces dije ‘por ese lado no, pero voy a hacer algo para difundir las ideas de los grandes escritores’”.

En 1952 abrió una pequeña librería -casi un kiosco, precisa- en plena Alameda, entre las calles Estado y Ahumada. “Mi primer viaje fue a Buenos Aires. Traje una serie de compras de libros y eso sirvió de despegue”. 

En 1960 la Feria Chilena del Libro se instaló en un moderno local en Estado 50 y Aldea creó también la Editorial Renacimiento, a través de la cual publicó distintos títulos y miles de textos escolares. “En esta trayectoria, en la difusión del libro y la lectura, debemos haber impreso varios millones de libros”, declara. 

- ¿Por qué cree que le fue tan bien?
- Porque nos preocupamos de varias cosas. Primero, de pensar en lo que quería la gente en ese tiempo. No en los libros que me gustaban a mí. ¿Qué es lo que hay que difundir? Tuvimos una época en la que hicimos varios millones de textos escolares que se imprimían en España. Yo era representante de Santillana en Chile. 300 mil libros de castellano, otros 300 mil de matemáticas. Y así. Ventas grandes. El Ministerio (de Educación) tarda, pero paga (ríe). 


Durante los años ‘70 y ‘80 la Feria Chilena del Libro abrió más locales en Santiago y en otras ciudades, transformándose en la cadena de librerías más grande del país. 

En su momento la tienda de calle Huérfanos esquina Bandera, con 1.000 metros cuadrados de exhibición, se convirtió en la librería con mayor superficie de Latinoamérica. Llegaron a tener 20 locales, de los cuales han cerrado varios por arriendo y uno que otro por venta, explica el dueño. “Fue un muy buen negocio, ahora hay un apagón cultural”, añade Aldea.

Hoy son seis las librerías físicas de la marca, y una bodega central en Enea donde llegan los pedidos e importaciones que luego se reparten a los locales y venta online. 
En julio de este año la firma ya había comunicado el cierre de dos de sus tiendas, la del mall Alto Las Condes y Portal El Belloto, por reorganización de la empresa. 
 
Adiós Isidora 
La tienda de Isidora Goyenechea tenía más de 20 años y era un referente, la única librería del sector de El Golf en Las Condes. La empresa seguirá siendo la dueña del local, pero decidieron arrendárselo por 10 años a Farmacias Cruz Verde, que a su vez dejará el espacio que hoy ocupa en la vereda de al frente, justo en la esquina de Augusto Leguía e Isidora Goyenechea, vecino al restaurante Tiramisú.

La tienda tenía su público fiel e incluso utilidades, aunque pequeñas, dice el patriarca. “Convenía arrendarla, esa es la verdad”, agrega. Luego se explaya y cuenta que en un principio estaba descartado cerrar ese local. Los representantes de Cruz Verde les realizaron una buena oferta que rechazaron. Pero ante la insistencia, les mandaron una propuesta que incluía una cifra que los haría considerar la transacción. “Conforme”, le respondió la contraparte y la operación agarró forma. Un buen negocio, pero “un golpe duro”, confiesa el librero. 


“En algunos locales teníamos una fotografía ampliada de la Feria (Chilena del Libro) de Huérfanos, repleta. Con fila afuera. Y le pusimos la leyenda: ‘¿Dónde están hoy día estos lectores?’”, dice.

- ¿Es un rubro que está de capa caída?
- Yo creo que sí. Pero no va a desaparecer. Porque es muy distinto leer un libro en computador que tener un libro en tus manos. Y si es un título interesante, importante, que le cambia la vida a muchas personas, uno quiere dejarlo en su biblioteca.
 
- ¿Usted sigue leyendo?
- Bastante. Tengo una biblioteca aquí en mi oficina y en mi casa. Todavía me llaman amistades pidiéndome recomendaciones, entonces trato de estar actualizado. Pero me llaman cada vez menos porque ya casi todos están muertos (ríe). 

- Sigue siendo librero de corazón.
- Sí. Eso no lo voy a dejar nunca. Es un trabajo muy bonito.

- Le falta poco para cumplir un siglo. ¿Qué se siente haber construido un verdadero imperio del libro?
- Déjame reflexionar (ríe y hace una pausa). Me siento orgulloso, por supuesto. Alguien dijo por ahí que para ser un hombre completo hay que tener un hijo: tuve cuatro. Plantar un árbol: planté muchísimos. Y escribir un libro: también escribí uno. Se llama ¿Es usted una persona de honor?
Aldea Vallejos cumplió un rol importante como dirigente de su gremio. Fue vicepresidente de la Cámara Chilena del Libro, asociación que reúne a editores, distribuidores y libreros, y que en 2007 le otorgó el Premio a la Trayectoria Empresarial.

Lo enorgullece además mencionar que es descendiente del Sargento Aldea, Juan de Dios Aldea Fonseca, uno de los héroes del Combate Naval de Iquique. En su oficina hay un retrato de su antepasado y también una pintura de la batalla naval. 
El empresario cuenta que en su casa tiene un borrador casi terminado de un libro sobre la crisis de la lectura y el libro en Chile. “Pienso sacarlo muy pronto”, adelanta.

- ¿Cree que el libro tiene vida por delante?
- Salió la radio y el libro iba a morir. La televisión y lo mismo. Luego Internet. Pero el velorio del libro está lejos de la realidad. La gente todavía quiere leer.


Algunas cifras de lectoría
Una Encuesta de Hábitos y Percepciones Lectoras en Chile realizado por Ipsos Chile y Fundación La fuente en 2022 a una muestra representativa de 1.719 hombres y mujeres de 13 a 75 años provenientes de todas las regiones del país, arroja que siete de cada diez encuestados declaran tener mucho o bastante interés en la lectura por gusto. Proporción que disminuye considerablemente en las personas de bajos ingresos, los menores a 18 años y habitantes del sur del país.
Al 82% de los chilenos les gustaría leer más de lo que leen actualmente. El formato impreso sigue siendo la principal opción para quienes leen libros, con 55% que lee semanalmente en este formato. El 49% lee libros digitales cada semana y sólo el 19% dice escuchar audiolibros.
Asimismo, la encuesta señala que las temáticas de mayor interés para los chilenos que leen libros son la ciencia ficción y fantasía, historia, salud, cocina y romance.

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