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Carabineros mártires: La batalla de las viudas
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Dicen que aún no toman contacto con las viudas de los tres carabineros asesinados el sábado 27 de abril en Cañete. No es por falta de ganas ni de empatía, señalan, sino por un asunto práctico: desde el Departamento B9 de la institución uniformada -creado en junio del año pasado para ser justamente una vía de comunicación expedita con las familias de sus mártires- no se los han pasado, pese a sus reiteradas peticiones. Eso cuentan, esta tarde de jueves, Carola García y Estefanía Vidal. Ellas dicen que entienden perfecto lo que están sufriendo esas tres mujeres del sur, porque lo han vivido. Son la presidenta y secretaria de la Fundación Unidas por Siempre, que reúne a las esposas y parejas de carabineros que han sido asesinados o han muerto en sus labores.
Antes de la fundación, hubo un WhatsApp. Fue hace dos años. Carola García -cuyo marido, el sargento segundo Germán Ulloa, murió en 2011 tras caer de un techo persiguiendo a delincuentes en Santiago Centro- formó un grupo para hablar con otras viudas de carabineros, acompañarse, darse consejos prácticos de cómo enfrentar los trámites que siguen a esas muertes trágicas. En última instancia, compartir el dolor que tienen en común. Hoy dice que son 40 viudas, un viudo y tres madres. Conversan diariamente. En la lista hay varias esposas de uniformados cuyas muertes fueron noticia: Daniel Palma, en abril de 2023, Eugenio Naín en octubre de 2020 y Alex Salazar en marzo de 2023, por nombrar sólo algunos.
El 2 de octubre de 2023, dieron un paso más allá: formaron la fundación, que suma actualmente 25 socios. “Nacemos de un dolor”, recuerda Estefanía Vidal, quien está viuda hace dos años, luego de que su marido, el teniente Hugo Cadena, falleciera en 2020 en un accidente de regreso de su trabajo. Carola García agrega que en todo el proceso de legalización y formalización de esta instancia las ayudó el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, en cuya comuna vive una de las viudas de este grupo. Como presidenta, Carola García convocó a quienes la acompañan en la directiva y cuya triada se completa con Nancy Miranda. Es la tesorera y carga una historia triste desde que su esposo, el sargento segundo Johny Novoa, muriera tras ser baleado en 2016 en una persecución en Lo Prado (ver recuadro).
Dice que hoy en el Whatsapp son 40 viudas, un viudo y tres madres. Conversan diariamente. En la lista hay varias esposas de uniformados cuyas muertes fueron noticia: Daniel Palma en abril de 2023, Eugenio Naín en octubre de 2020 y Alex Salazar en marzo de 2023, por nombrar sólo algunos.
Carola García explica que previamente existía una corporación, Covimafa, que agrupaba a viudas, madres y familiares de mártires de todas las Fuerzas Armadas, pero que a ella no le gustaba, porque eran personas mayores y no incluían a las viudas más jóvenes que iban sumándose. No las tomaban en cuenta. “Esa me daba rabia”, reconoce; y a partir de esa molestia, como una respuesta a ella, nació la idea de armar la Fundación Unidas por Siempre.
Ser visibles
Una misión importante de Unidas por Siempre es ser una guía para las viudas que enfrentan procesos y trámites que otras ya vivieron antes. Aliviar esa carga. “Queremos orientar a la viuda -explica Carola García-, porque en los primeros momentos estás muy vulnerable, no quieres saber de nada ni escuchar a nadie, sólo te cuestionas de por qué te tocó esto. Entonces hay que apapachar, sostener, orientar, porque a veces hay beneficios que te corresponden y no te los dicen. Nosotros sabemos de documentos, de beneficios, de seguros que se dan dependiendo, por ejemplo, si al marido le dispararon o no. A mí no me tocó ese beneficio, porque mi esposo cayó de 10 metros de altura del techo, pero sí le corresponde a Darline, la viuda de Daniel Palma, quien murió por un balazo. Por eso les decimos que no firmen nada hasta que nos digan qué es”.
Entonces se da vuelta, mira a Estefanía Vidal que está sentada a su lado y le dice: “Tengo una viuda de Chillán que me ha llamado últimamente, que se siente súper mal. Es la viuda de (Francisco) Benavides, al que le dispararon cuando iba a bordo de un mowag (en 2021). Ella me ha llamado harto, quiere que vayamos a verla. Dice que no la están tomando en cuenta”.
De acuerdo a las cifras oficiales, los mártires de Carabineros suman 1.240, incluyendo a los tres uniformados que fueron emboscados y asesinados el pasado fin de semana en Cañete. Casi todas son muertes con alto impacto público, cubiertas ampliamente por la prensa.
Carola García, presidenta de la Fundación Unidas por Siempre
“Esos son momentos de boom, estamos arriba en la ola. Como ahora. Pero cuando pasan, el tema se olvida, no te consideran. Hasta que viene el próximo caso…”, dice Carola García, apesadumbrada. En ese sentido, lo de la Fundación Unidas por Siempre es una batalla contra el olvido. Para que las viudas sean visibles siempre y sus preocupaciones sean tema permanente en Carabineros y para el Gobierno.
El dolor
Carola García recuerda que supo del atentado en Cañete como a las 5 de la mañana de ese sábado. Le comenzaron a llegar mensajes a su celular. Le dijeron, además, que se suspendía la celebración del Día del Carabinero. En la mañana prendió la tele y vio los detalles. Rápidamente se puso en contacto con las viudas del WhatsApp. “Reviví mi propio caso, porque lo de mi marido también me lo avisaron de madrugada”, comenta.
En los días siguientes a lo de Cañete, Carola García apareció en varios canales de televisión. Se le veía rabiosa, incómoda. En un momento, incluso, dijo que la fundación se iba a querellar contra el Gobierno y contra el Presidente Boric. “Eso fue un momento de ofuscación. Con el paso de los días lo hablé con más gente, y el abogado de la fundación me dijo que era muy fuerte lo que había dicho. Así que digamos que es algo que hoy está en evaluación”, dice ahora, más tranquila.
Estefanía Vidal intenta una explicación a esos momentos: “Nosotras no somos duras, hemos aprendido a ser duras. Es una manera de supervivencia”.
Ambas trabajan para la fundación en el tiempo libre que les dejan sus trabajos con los que son el soporte económico de sus familias. Carola García es funcionaria civil en la 14 Comisaría de San Bernardo, se encarga de las órdenes judiciales. Estefanía Vidal es ingeniera comercial y acaba de abrir en la misma comuna un centro para atenciones de salud mental. En la vieja casona refaccionada donde éste funciona, están las dos esta tarde de jueves explicando en qué consiste su batalla.
Estefanía Vidal intenta una explicación a esos momentos: “Nosotras no somos duras, hemos aprendido a ser duras. Es una manera de supervivencia”.
Hablan con convicción, sin flaquear. Pero cuando uno les toca sus historias personales, bajan la guardia. Se resisten, pero a ambas inevitablemente se les terminan asomando las lágrimas. Pasan los años, coinciden, pero el dolor de la muerte de sus parejas no desaparece.
Carola García llevaba dos décadas junto a Germán Ulloa, cuando él murió tras caer de un techo en un operativo contra delincuentes. Fue hace 13 años. Cayó de cabeza, sobre la cual se posaron sus 90 kilos de peso y su metro 90 de estatura. Tenían tres hijos, el menor de sólo 8 años. El esposo agonizó dos días en el hospital institucional de Carabineros. “En el cementerio te abrazan, te contienen. Pero cuando vuelves sola a casa ahí está su pijama, su peineta, su cepillo dental, su perfume. Para que no me vieran los niños, yo lloraba sola en la ducha”, recuerda. Nunca se ha sacado su argolla de matrimonio. Sabe con precisión que su esposo es el mártir 1.152 de Carabineros. Tenía 43 años. Tuvo un ascenso póstumo.
La relación de Estefanía Vidal con Hugo Cadena sumaba 10 años cuando él murió en un accidente de tránsito en una autopista de Santiago. Sus hijos tenían entonces 2 y 4 años. El marido, 29. Dice su viuda que él había sufrido dos atentados previos cumpliendo sus funciones: cuando le quemaron el carro policial en Maipú y cuando le dispararon en Melipilla. “Yo pensaba entonces que él era como un roble, que era invencible, que era un Superman. Sus hijos veían lo mismo. Por eso que fue tan trágica y lamentable su muerte”. Suspira y continúa: “Pero hay que seguir respirando. Hay que seguir comiendo. Hay que seguir educando a los hijos. Hay que seguir avanzando. La familia, sin embargo, nunca vuelve a ser la que fue. El dolor se instala”.
Estefanía Vidal, secretaria de la Fundación Unidas por Siempre
Puertas abiertas
Otro desafío de Unidas por Siempre es abarcar todos los casos. “Esta es una fundación que se crea al alero de una pérdida. No hay discriminación acá. No importa si una mujer estaba casada o no. O si su esposo falleció en actos propios del servicio -que es cuando se considera un mártir- o en actos del servicio -como la ida o vuelta a casa-. Nuestra finalidad es poder tener a toda la familia que ha perdido a sus carabineros”, dice Estefanía Vidal.
Ella sabe de lo que habla. Como nunca se casó con su pareja y además él murió en un accidente en una autopista, y no en un enfrentamiento o como víctima de asesinato, la pensión que recibe tras su muerte es menor que si él hubiera sido su esposo y hubiese sido considerado mártir.
“Si esa mujer fue la que estuvo los últimos años con ese carabinero, ¿por qué discriminar? ¿por qué tratarla distinto porque está o no casada? -se pregunta Estefanía-. Para nosotros eso es injusto. Esos son cambios que habría que hacer en las normas de la institución”. Apunta también a los sumarios que se siguen en Carabineros después de cada muerte y que pueden durar desde meses hasta años, tiempo en el cual su familia no recibe todos los beneficios ni la pensión definitiva. Eso, pide ella, también debe ordenarse.
Carola García hace énfasis en que la fundación debe crecer. “Queremos buscar más socios, en las comisarías, entre civiles que quieren incorporarse y viudas de carabineros que hayan muerto por otras causas, como enfermedades. Las puertas están abiertas”.
Estefanía Vidal complementa que otra de sus metas es trabajar en conjunto con Carabineros para apoyar a las familias. Coordinarse mejor con el Departamento B9. “Somos una fundación autónoma, pero queremos estar al alero de Carabineros. Somos una fundación pobre en recursos (se maneja con las cuotas de los socios, a partir de $5.000), pero con unas tremendas ganas de poder surgir, poder pagar apoyo sicológico, pagar apoyo jurídico, tener las herramientas para ayudar a nuestras viudas”, señala.
“Somos una fundación autónoma, pero queremos estar al alero de Carabineros. Somos una fundación pobre en recursos (se maneja con las cuotas de los socios, a partir de $5.000), pero con unas tremendas ganas de poder surgir", dice Estefania Vidal.
Próximos pasos
Dice Carola García que seguirán intentado comunicarse con las viudas de Cañete. “Si no se puede llegar por las ramas, hay que ir al tronco”, comenta, haciendo alusión a que van a contactar a altas autoridades. Por lo pronto, señala que suspendieron la celebración del Día de la Madre, el 12 de mayo. “El Canela de Noche de Brujas me dijo ‘invítenme y les voy a cantar con cuatro músicos’, pero ¿cómo lo vamos a estar pasando bien nosotras sabiendo que hay tres mujeres en el sur que lo están pasando mal?”.
Adelanta también los pasos próximos de la fundación. Básicamente, son encuentros con alcaldes de la Región Metropolitana. El 9 de mayo tienen agendado con el edil de San Bernardo, la comuna donde Carola García y Estefanía Vidal viven. Un día después, tienen cita con la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei.
“No nos vamos a detener”, dice Carola García, en tono de arenga.
Nancy Miranda: “Fue como si me sacaran el corazón de mi cuerpo”
“Mi esposo, Johny Novoa, fue encontrado en su vehículo con un disparo en la cabeza, en Lo Prado. Llevábamos 13 años juntos. Yo me enteré el domingo 13 de marzo de 2016, estaba en la Iglesia María Inmaculada de Pudahuel porque mi hijo de al medio estaba haciendo su primera comunión. Me llamó la atención que mi esposo no pasara a buscarme a la casa ni llegara a la iglesia. Hasta que se me acercó mi hijo mayor, con los ojos con lágrimas, y me dijo que me buscaban afuera. Salí y me encontré con un grupo de carabineros, con patrullas.
Un teniente me preguntó si era la esposa del suboficial Novoa. Le dije que sí. Y él me dijo: ‘Me tiene que acompañar, porque lo acaban de matar’. El trato fue muy brusco, sin tino. Casi me caí al piso. Entré corriendo a la iglesia, gritando en plena ceremonia. Abrazaba a mi papá que estaba ahí, y le preguntaba por qué me habían quitado mi felicidad. La verdad es que en ese momento fue como que me hubiesen sacado el corazón de mi cuerpo. No sentía nada, estaba invadida de un completo vacío.
Me llevaron a la 30 comisaría. Me tomaron declaraciones. Yo lo único que quería era llegar al lugar donde estaba mi esposo. Mientras no lo viera, no iba a creer lo que me decían. Al día siguiente me lo entregaron en el Instituto Médico Legal; antes lo tuve ver a través ese vidrio, fue espantoso tener que reconocerlo. Tenía su impacto balístico en su frente.
Nancy Miranda, tesorera de la Fundación Unidas por Siempre
Todo este dolor una lo tiene que vivir como esposa. Yo gritaba, pataleaba. No le eché la culpa a Dios, porque soy muy creyente, pero no podía entender cómo podía haber gente tan mala. Llevé el cuerpo de mi esposo a Lota, porque allá vivían sus papás y él era oriundo de ese lugar.
En ese momento tienes a los generales y a todos contigo. Pero van pasando los días, las semanas, los meses, los años y los únicos que van quedando contigo son los compañeros de Johny. Además, están los trámites. El sumario en Carabineros se demoró cinco años, fue muy largo. Me llamaban una semana y me daban todo, mi esposo quedaba como suboficial mayor, pero me llamaban la otra semana y me quitaban todo. Y así.
Estuve cinco años esperando qué determinaba Carabineros. Durante mucho tiempo jugaron con mi duelo. Sólo recibía su pensión por 23 años de servicio, que eran $ 536.000 y que debía compartir con dos hijos anteriores de mi esposo. Con todos los descuentos, me quedaba en $ 32.000. Mis papás nos dieron techo y alimento a mí y a mis hijos. Después de terminado el sumario, se arregló más la situación.
"En ese momento tienes a los generales y a todos contigo. Pero van pasando los días, las semanas, los meses, los años y los únicos que van quedando contigo son los compañeros de Johny. Además, están los trámites"
Tenía muchos descuentos por temas médicos, porque a causa de esto me dio fibromialgia, poliartrosis, tuve una caída con fractura de tobillo. Llevo siete operaciones en un pie. Además me consumió una depresión que ha durado todos estos años. Pero nunca me quedé sin avanzar, porque tenía tres hijos que me necesitaban.
Ahora soy podóloga clínica, porque dentro de toda la pena y el dolor tuve que salir adelante. Volví a estudiar y hoy trabajo en un Cesfam de Pudahuel. Cumplo horarios de extensiones, en la tarde durante la semana y en la mañana los sábados, para poder tener un ingreso mejor. Aunque lo que uno logra es sólo mantenerse. No he logrado que ningún Gobierno me reciba. Lo he pedido muchas veces, mandé cartas.
¿Qué me daría tranquilidad hoy? Que las cosas cambien, que las autoridades le den más derechos a los Carabineros para que no haya otra Nancy Miranda que deba pasar por lo que yo he pasado. Agradezco al actual general director, que deja enseguida con grado póstumo a estos carabineros mártires, pero yo tuve la mala suerte que conmigo jugaron mucho. Lo que me dejaría tranquila es que llegara el general que esté a cargo y me dijera que efectivamente se hicieron mal las cosas con mi esposo y que va a quedar como suboficial mayor. Siempre lo he dicho: esa es una espina que llevo en el corazón”.