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Chilean sea bass: el pescado que enfrenta a grupo empresarial chileno con distribuidor norteamericano
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En las frías aguas del mar chileno se esconde uno de los peces más caros del mundo. En el extranjero se le conoce como Chilean sea bass (mero o bacalao de profundidad en español) y es famoso por su carne blanca y textura suave. Un kilo de este producto puede costar hasta US$ 70 en mercados americanos, europeos y asiáticos, lo que ha atraído a diversos empresarios nacionales e internacionales a exportarlo.
Justamente este pescado es el protagonista de una millonaria batalla judicial entre Chilean Sea Bass Inc (CSB), una importadora panameña, y Kendell Seafood Imports Inc, una distribuidora de productos marinos de Estados Unidos, con sede en Rhode Island, el estado más pequeño del país del norte.
La primera acusa que Kendell incumplió un contrato que estipulaba la compraventa de más de 350 toneladas de mero entre marzo y septiembre de 2020. Toda esta operación costaba, se explica en la demanda, US$ 6,4 millones.
“Aunque Kendell pagó US$ 3,9 millones del importe total debido y adeudado, dejó de realizar más pagos en marzo de 2021 y debe a CSB US$ 2,5 millones”, se lee de la demanda presentada a mediados de 2021. “El incumplimiento de Kendell causó a CSB pérdidas y daños en su negocio y reputación como proveedor internacional de mero”, añaden en la acción judicial.
¿Pero quiénes están detrás de esta compañía basada en Panamá? La respuesta pocos la saben y, según diversos documentos societarios, apunta a una desconocida familia chilena que tiene un amplio recorrido por el mundo de los negocios: los Celle (ver recuadro).
En la acción judicial se describe a Chilean Sea Bass Inc como una compañía que se ha dedicado “al negocio de exportación y suministro de grandes cantidades de mero a distribuidores de productos del mar de Estados Unidos y Asia”.
Según documentos del regulador de comercio panameño a los que tuvo acceso DF MAS, la compañía se constituyó en octubre de 2010 por Ramón Lima y Miriam Amores, dos conocidos abogados locales. Cinco años después, en noviembre de 2015, de acuerdo al acta de la junta de accionistas de la empresa, se expresa que “el presidente de la sociedad manifestó que había recibido una comunicación del ingeniero Carlos Celle, interesado en la compra de todas las acciones de la sociedad”.
Ese mismo mes la operación se concretó y Carlos Celle quedó como presidente del directorio. Su hijo Alexander Celle Traverso asumió como director. La firma quedó controlada por una sociedad llamada Gestión Internacional Marcario S.L., que está basada en Valencia, España, y está presidida por Alexander.
En marzo de 2020 CSB despachó 15 containers llenos de mero congelado desde Punta Arenas a Staten Island, Los Angeles y Fort Lauderdale. Todos los contenedores, se lee de la demanda, “fueron recibidos por el agente de Kendell, para luego ser transportados en camión a los almacenes de la compañía”.
Actualmente la empresa no cuenta con un sitio web ni redes sociales. En internet poco aparece de ellos. Pero en la acción judicial se explicita que cuentan con una rígida documentación que les permite, legalmente, conseguir este producto en las frías aguas del Mar de Ross. Cuentan con la regulación de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y sus envíos a EEUU son inspeccionados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
“La temporada de pesca de mero en la zona del Mar de Ross oriental, donde se encuentra la captura anual de la CSB, se produce generalmente en el verano austral, de diciembre a marzo de cada año. Tras su captura, los tres buques pesqueros de la CSB llevan ese producto a la sede de la empresa en Punta Arenas, donde el pescado se prepara y envasa para su envío a Estados Unidos”, se expresa en el escrito.
¿A dónde llegan los pescados vendidos por CSB? Un conocedor entrega dos principales compradores: restaurantes y cadenas de supermercado.
La relación comercial entre CSB y Kendell Seafood Imports comenzó en 2016. Los primeros cuatro años no tuvieron problemas, pero dos meses antes del comienzo de la pandemia por Covid-19 se concretó un despacho de 350 toneladas de pescado que, un año después, gatillaría la batalla legal en Estados Unidos. “Kendell encargó una importante entrega de mero congelado consistente en pescado descabezado, eviscerado y descolado, cuellos, colas y mejillas”, expresó CSB en su demanda, redactada por el abogado Paul Callaghan, socio del bufete Higgins, Cavanagh & Cooney, un conocido estudio de litigios comerciales.
“El pedido de Kendell, al igual que sus pedidos de los dos años anteriores, establecía que compraría toda la producción capturada por CSB durante la temporada 2019-2020. En consecuencia, CSB no realizó pedidos a ningún otro cliente para sus capturas durante esa temporada”, añaden en la acción judicial.
Dos meses después, en marzo de 2020, CSB despachó 15 containers (con 12.888 paquetes en total) a una temperatura de -18ºC llenos de mero desde Punta Arenas a tres locaciones en Estados Unidos: Staten Island, Nueva York; Los Angeles, California, y Fort Lauderdale, Florida. Todos los contenedores, se lee del escrito legal, “fueron recibidos por el agente de Kendell, para luego ser transportados en camión a los almacenes de la compañía”.
Según se explica en la demanda, Kendell comenzó pagando a tiempo. De hecho, transfirieron, en febrero de 2020, antes de los despachos internacionales, US$ 1,3 millones. Pero con la llegada de la crisis sanitaria los pagos empezaron a tardar. En paralelo a estas tardanzas, en septiembre de 2020, CBS volvió a despachar dos containers a la compañía demandada en dirección a Newark, Nueva Jersey.
Uno de los puntos más importantes de la acción judicial es el número 44. Ahí dicen que “Kendell acordó que el precio total a pagar ascendía a US$ 6.452.605,90”. Sin embargo, en total, Kendell habría pagado US$ 3,9 millones.
Todo esto generó, de acuerdo a la compañía, que no pudieron “cumplir sus obligaciones financieras con otros proveedores, lo que dio lugar, entre otras cosas, al embargo de uno de sus tres buques en Chile en noviembre de 2020. Como resultado del embargo, CSB no pudo utilizar ese buque para la temporada de pesca 2020-21 y perdió la oportunidad de capturar al menos un tercio de su captura anual prevista de merluza austral”.
En la página de la demanda se lee que antes de presentar la acción “Kendall comunicó al CSB que su situación financiera era precaria y que había llegado a algún tipo de acuerdo, ya fuera mediante empresa conjunta o de otro tipo, con otra entidad, Grupo Profand S.L., un proveedor de pescado con sede en España, para poder seguir explotando su negocio”.
Chilean Sea Bass Inc demandó a Kendall por incumplimiento de contrato, vulneración del pacto de buena fe y lealtad negocial, y enriquecimiento ilícito.
A dos meses de presentada la demanda, el abogado de Kendell (John Mancini) presentó una contestación de 8 páginas en la que negó la mayoría de los puntos presentados por CSB en su acción judicial y le solicitó al tribunal, entre otras cosas, que los cargos fueran desestimados. Sin embargo, en el escrito no se entregan razones para que eso ocurra.
El representante y presidente de la empresa demandada es Michael DellaGrotta, quien, comentan personas conocedoras del caso, está pasando por una delicada situación financiera y de salud, y que por eso no ha podido pagar la deuda.
Durante un año el caso avanzó lentamente, hasta que el 2 de noviembre de 2022, a las 14:00, se llevó a cabo una audiencia de conciliación ante el juez Lincoln Almond, ex gobernador de Rhode Island. Fuentes conocedoras del caso afirman a DF MAS que “no existió ningún acuerdo” y que la deuda que mantiene Kendall Seafood sigue sin pagarse.
Mientras tanto, conocedores del negocio de la empresa de los Celle, adelantan que “sigue activo” y que están trabajando con otros distribuidores para mantener a flote las ventas.
Ostiones y terreno a Paulmann: los negocios de los Celle
Carlos Celle Cafferata (80) es un empresario poco conocido, pero con una extensa experiencia en la arena de los negocios. En sus círculos cercanos se comenta que fue uno de los pioneros en el cultivo y comercialización de ostiones en Chile y que es un ávido inversionista en el sector energético, minero, químico, inmobiliario, entre otros.
Luego de estudiar ingeniería civil en la Universidad de Chile se fue a vivir a Estados Unidos para cursar estudios de postgrado. Posteriormente trabajó en una compañía dedicada a la producción de maquinaria para la industria petrolera por diez años. Luego, en la década de los ‘80, se independizó y armó una firma dedicada a la industria petrolera: consiguió cerrar negocios con Enap, YPF (argentina) y Petrobras (Brasil). Con esto comenzó su aventura en los negocios.
En 2010 su nombre se hizo conocido cuando le vendió a Cencosud el terreno frente al Alto Las Condes por unos US$ 56 millones, luego de años de negociaciones directas con Horst Paulmann. Años después, en 2018, comenzó a desarrollar un proyecto para construir una torre de 30 metros en la cima de un volcán en la cordillera de Los Andes.
Actualmente, personas cercanas a la familia comentan que Carlos Celle va en retirada de los negocios del clan y que muchos de ellos los está viendo su hijo, Alexander Celle, quien justamente preside la empresa Chilean Sea Bass, de acuerdo a los documentos legales que se presentaron ante la justicia norteamericana.
De “chilean” tiene poco: la historia detrás del mero
Tiene muchos nombres distintos pero en Estados Unidos se conoce como “Chilean Sea Bass”. Es un pez que se captura en los mares antárticos a más de 2 mil metros de profundidad y que convive diariamente con orcas y cachalotes. Pero la verdad, dicen personas de la industria, es que Chile es un país que exporta muy poco de este producto. “Tiene solo el nombre”, comenta un conocedor.
La historia detrás de este nombre no está corroborada, pero la teoría más bullada dice así: hace aproximadamente cuatro décadas, en un muelle de Talcahuano -en una pesca de corvina- apareció un pescado desconocido. Justamente ahí un cliente norteamericano lo miró y dijo, “Esto debe ser un ‘Chilean sea bass’”.
Aquí, sin embargo, este producto es conocido como mero o bacalao de profundidad.