Por dentro
Con sangre británica, fogueado en el grupo Enersis y cantante de una banda: las múltiples facetas del nuevo CEO interino de Falabella
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Es ciudadano británico porque su mamá nació en Liverpool. Y esa raigambre ha dejado una huella indeleble en Alejandro González Dale, un histórico ejecutivo de Falabella, quien esta semana alcanzó visibilidad pública, luego de que este grupo de retail informara que en una semana más, a contar del 1 de enero, tomará el cargo de gerente general interino, dado que es la fecha en que se concretará la partida de Gaston Bottazzini, y todavía no ha concluido el proceso de búsqueda para dar con el ejecutivo que los suceda, proceso que sigue la firma Egon Zehnder.
González Dale es el segundo de cuatro hermanos y tras su educación secundaria desarrollada en el colegio Saint Gabriel’s, estudió ingeniería comercial en la Universidad de Chile, donde fue compañero de curso de Jaime Soler, el ex CEO de Cencosud. Luego, partió a un MBA en la UCLA, plantel en el que fue reconocido con un premio de Excelencia en Finanzas, y también se perfeccionó con un programa en la Universidad de Stanford. Y tras sus estudios, ha pertenecido a sólo dos grandes corporaciones. Una es el grupo Enersis y otra es Falabella, dando cuenta de un desempeño muy estable laboralmente, enfatizan cercanos.
Al grupo eléctrico llegó en 1996, en específico a Endesa Chile, en una época en que todavía este era un grupo chileno, y que al mando de socios como José Yuraszeck, entre otros, ya estaba desplegando un crecimiento por la región comprando diversas empresas eléctricas y cuya tarea era integrarlas, consolidarlas y darles una estructura corporativa. Luego este grupo llamaría la atención de la entonces gigante Endesa España, que puso su primer pie en el conglomerado chileno en 1997.
En la unidad eléctrica de generación, Endesa Chile, González llegó a ser su CFO, en 2003. Memorias de la época sitúan a González también como parte de la junta directiva de filiales como Emgesa (Colombia).
Personas que recuerdan esas épocas relatan que en este grupo eléctrico González coincidió con Alfredo Ergas, que era el CFO de Endesa Chile y que cuando éste pasó a Enersis a similar cargo, fue reemplazado por González en Endesa. Y a su vez, cuando éste emigró a Falabella, fue reemplazado por Manuel Irarrázaval, hoy CFO del grupo aéreo Abra Group.
Todos ellos fueron parte de un equipo cuyo “mentor” -califican testigos- era Mario Valcarce, quien llegó a ser gerente general de Enersis, y cercanos también a otro histórico del grupo eléctrico, Jaime Bauzá y al hispano Héctor López.
Fue en noviembre de 2006 cuando González Dale tomó un cambio de rumbo y tras participar en un proceso, arribó a Falabella, reclutado directamente en ese momento por el CEO, Juan Benavides, quien buscaba precisamente alguien que uniera el perfil financiero que era necesario para el cargo, pero también el manejo en empresas grandes. Este no es un dato menor, pues en aquellos años el presidente era Juan Cúneo, por lo que González -que suma 17 años como gerente corporativo de finanzas- trabajó directamente al alero de aquella dupla.
Alejandro González Dale fue consultado por DF MAS, para este artículo, y accedió a responder lo siguiente vinculado a Falabella, en relación con su arribo:
“Me inspiró el hambre de hacer cosas grandes que sentí en Falabella. Los líderes de esa época transmitían mucho de eso, y la vocación por servir. También fue un driver la posibilidad de trabajar con referentes del retail de esa época en Chile y la región, como Reinaldo Solari, Juan Cúneo o Juan Benavides. Vi una oportunidad grande de crecer, y un desafío innegable. Una de las cosas que me gustaban de Falabella y que se mantienen hasta el día de hoy, es que es una empresa muy dinámica, entretenida, donde todos los años son distintos”.
En el plano más personal, González Dale -viudo, tres hijos, dos hombres y una mujer-, es descrito por sus cercanos como una persona alegre, sociable, que en las reuniones suele poner la nota de distensión. Por lo mismo, testigos de su trabajo dicen que es un CFO atípico, en el sentido de que junto con su rol financiero -de llevar y mantener lazos y relaciones con las contrapartes externas del área financiera-, es a la vez muy cercano al resto del equipo, con mucha calle y que tiene capacidad de articular.
Entre sus aficiones, hay varias. Más que fanático del fútbol, es fanático de la “U”. También le gustan los deportes, trotar y más recientemente el pádel. De esa sangre y herencia británica familiar se desprende otra afición: es reconocido como un amante del buen whisky -tiene un bar donde el whisky predomina, dicen testigos-, en el sentido de que su gusto por este licor es casi intelectual, pues sabe de su historia, destilación y procesos, refieren cercanos, en específico del single malt (el whisky puro de malta).
Y además González es cantante. Tiene una banda amateur, con la que tocan rock inglés y rock en general, incluso ya a nivel independiente de la academia School of Rock, de la que fue parte hasta hace unos cinco años (en la sede de Los Dominicos). “Es muy afinado, lo hace muy bien y como su acento es nativo inglés, sale aún mejor”, dicen en su entorno.
Protocolo interno, una señal
o un desbloqueo
En lo formal, al interior de Falabella dicen que el que González haya sido el escogido para el interinato tiene que ver con que por protocolo interno del grupo, en ausencia del CEO, es el CFO quien siempre lo remplazaba en la línea de mando en todas las actividades, por lo que González era el sucesor natural para cuando se materializara la ausencia de Bottazzini. Otros, sin embargo, también lo ven como una “señal”, porque viene de esa escuela, rigor, disciplina y estilo de trabajo que imponía Juan Cúneo, creen testigos.
Si su designación como CEO de Falabella será verdaderamente interina o eventualmente una de las cartas para suceder a Bottazzini, no hay opinión unánime entre cercanos.
Fuera de micrófono, tres exejecutivos que trabajaron con él apuntan a que ojalá fuera la opción seguida por el directorio, planteando razones específicas. Aparte de las sobradas competencias profesionales de González Dale, también indican que tras 17 años en el grupo de retail, él es parte de la “cultura Falabella”, algo no trivial a la hora de llegar a una compañía de este tamaño y con las dificultades que le han significado la rebaja en su calificación de riesgo y la necesidad de vender activos. Todo un cuadro que hace que la firma necesite de alguien que llegue ya “encima del caballo” y no a interiorizarse desde cero. “Su nombramiento fue como un desbloqueo”, grafica un cercano, en el sentido de que se sintió como salir de una parálisis.
Por lo demás, ha sido la tónica histórica de Falabella, que sus gerentes generales han sido nombrados desde sus propios cuadros internos.
Sin embargo, otros personeros que trabajaron en la compañía creen que González Dale, siendo un excelente profesional, tiene un perfil totalmente financiero y lo que Falabella requiere son destrezas en el ámbito comercial, por lo que no lo ven como la primera opción de continuidad.
Como sea, quien tome las riendas ejecutivas de este retail tendrá una ardua tarea de cara al 2024, que puede resumirse en seguir impulsando el plan de transformación en el que la firma se embarcó durante el 2023, con un foco en mejorar la rentabilidad y fortalecer el balance.
En el detalle, esto incluye concretar el plan de venta de activos para recomponer los indicadores financieros de la compañía. La firma tiene comprometida una venta de activos por unos US$ 1.000 millones, en un proceso que -dicen en el entorno del grupo- tiene un cronograma estimado para el primer y segundo trimestre de 2024. “No estamos urgidos. Hay vencimientos al 2028 y se espera que el mercado esté mejor el próximo año. Las cosas están marchando bastante mejor”, apuntan en la interna.
El cronograma de venta de activos de Falabella considera, en el ámbito inmobiliario y en órdenes de magnitud, unos US$ 250 millones por Open Plaza Kennedy y unos US$ 600 millones por una operación combinada en Perú: traspasar 11 malls de Open Plaza Perú a Mallplaza Perú y, a su vez cambiar la estructura de propiedad de esta compañía, de modo que quede 100% en Mallplaza (Chile), donde Falabella tiene otros socios.
Hoy Mallplaza Perú pertenece en dos tercios a Falabella Perú y sólo un tercio a Mallplaza (Chile), estructura que quedó así de cuando salió Ripley (antes los tres, Ripley, Falabella y Mallplaza tenían un tercio cada uno).