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La visión venture capital de Cristóbal Piñera: Latinoamérica "está en su mejor momento"

La visión venture capital de Cristóbal Piñera: Latinoamérica "está en su mejor momento"

Hace justo dos años el hijo menor del expresidente Sebastián Piñera debutó con Daedalus, fondo de venture capital que ha apostado por 15 firmas tecnológicas de la región. En la primera entrevista en extenso que da sobre su negocio, asegura que buscan llegar a 20 inversiones, para luego centrarse en follow-ons y en abrir un segundo vehículo.

Por: Mateo Navas | Publicado: Sábado 10 de agosto de 2024 a las 13:00
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Todos los días Cristóbal Piñera Morel (39) se levanta muy temprano para hacer ejercicio. El jueves 1 de agosto se despertó a las 5 de la mañana para entrenar junto a su amigo y socio Juan Turner en una pista de atletismo.

Tres horas después ambos llegaron a las oficinas de Daedalus Ventures, en Vitacura: es una amplia casa que comparten con una firma de arquitectos y una galería de arte. A las 9 am de ese mismo día el menor del matrimonio del Expresidente Sebastián Piñera y Cecilia Morel abre la puerta de su despacho.

Piñera Morel, psicólogo UDP, recorre lento los pasillos de la oficina y muestra los ejemplares de la revista MIT Technology Review que tienen repartidos por distintos espacios. “Me llegan a mí y las traigo para acá. Al principio las leíamos enteras, pero ahora son más de decoración”, bromea el también MBA MIT, mientras se cruza Turner y otros dos miembros de Daedalus: el asociado Gerardo Balbontín y el analista Lucas den Bieman.

Estas semanas son especiales para Cristóbal Piñera. Hace justo dos años abrió Daedalus Ventures, oficina de capital de riesgo enfocada en la inversión en “compañías tecnológicas que generan cambios sociales y económicos positivos en Latinoamérica”.

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En julio de 2022 cerró el primer fondo, que constituyó en Delaware y que está inscrito ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés). Se trata de un vehículo de unos US$ 25 millones que hasta ahora ha invertido en 15 startups, entre ellas Foodology, Scape, Meki, Legría y Koywe. La mayoría de las inversiones han tenido éxito, ya que, dice Cristóbal Piñera, están guardando una porción importante del primer fondo en hacer follow-on, es decir, seguir apostando recursos en las firmas que ya componen su portfolio. 

Este mes también se cumplen seis meses del fallecimiento de su padre. A mediados de esta semana, para conmemorar la partida del Exresidente -que murió el 6 de febrero en un accidente en helicóptero en Lago Ranco-, su familia organizó una comida y una misa. Este martes, además, Cecilia Morel anunció la creación de la Fundación Sebastián Piñera, que seguirá su legado de políticas públicas.
Lucas den Bieman, Cristóbal Piñera y Gerardo Balbontín en las oficinas de Daedalus Ventures. 

Y la semana pasada el psicólogo ingresó a su cuenta de X y reposteó una publicación de Karla Rubilar que celebraba los resultados de la última encuesta CEP, que reflejaba que el 56% de los consultados evaluaba la figura del exmandatario de forma positiva o muy positiva. También replicó el video de María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, en el que recordaba el estrecho vínculo que tenía con su padre (ver recuadro).
 

Piñera geek

A Cristóbal Piñera siempre le gustó la tecnología, mucho más que el emprendimiento. “Cuando uno mira para atrás, las cosas parecen más una historia, algo ordenado. Lo que a mí siempre me llamó la atención fue la tecnología, los computadores. Me marcó tanto personal como profesionalmente la programación. Y así, poco a poco, eso se fue mezclando con el mundo profesional”, dice sentado en una sala de reuniones de su oficina, colindante con una extensa sala con grandes pinturas de estilo contemporáneo.

“Mi primer trabajo fue en la Fundación Chile como consultor en innovación y poco a poco fui acercándome a este mundo. Diría que de las cosas interesantes es que me ha tocado verlo muy 360º. Lo he visto desde fundaciones, emprendiendo, trabajando en fondos de venture capital y también desde el mundo corporativo. Incluso como inversionista de fondos a través del family office. Entonces, uno puede tener esa mirada más transversal de lo que está pasando a nivel de fondos en todo el mundo”.
Cristóbal Piñera emprendió con Hopin, una startup de soluciones tecnológicas que creó con el abogado José Tomás Daire y el doctor Andrés Godoy en 2012. “Era otro mundo”, afirma Piñera al recordar su etapa de founder. “Había muchas cosas que se estaban formando en el camino y fue una curva de aprendizaje muy grande. Nos tocó exponernos al mundo de Silicon Valley, estar en San Francisco, desarrollar productos, escalarlos, tener casos de éxito. Me acuerdo que fuimos los primeros latinos en ganar en la competencia de Evernote y con eso logramos hacer una integración con ellos, lo que nos permitió ganar muchos clientes”.
Pero también le tocó la parte difícil: “Nosotros teníamos una aplicación que tenía 200.000 usuarios, pero a la hora de convertir los modelos de negocio, las cosas y los planes que uno tiene en Excel no siempre salen bien. Entonces fue un proceso de aprendizaje muy grande. Entre 2014 y 2015, cuando hubo un pivote en el producto, decidí salirme”.
 
“Le dedicamos mucho tiempo a conversar con los founders. Queremos hablar con ellos, entender sus motivaciones, comprender el fondo, su visión de largo plazo, cómo se complementan como equipo, entender cómo construyen la cultura de la empresa".

Empieza Daedalus

Luego de Hopin, Piñera pasó por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), en Boston, donde cursó un MBA. Dos años después volvió a Chile, donde trabajó como jefe de Innovación de Cencosud. Posteriormente, se hizo cargo de las operaciones en capital de riesgo de Inversiones Odisea, el family office de los Piñera Morel. Eso sí, aclara: “La verdad es que, operativamente, el 99.9% de mi carrera no ha sido en el family office. Adyacentemente estuve ahí en una transición de un año que fue al final del Gobierno”. 

En 2022, junto al abogado y ex socio del bufete Grasty, Quintana, Majlis & Compañía, Juan Turner, decidieron abrir un fondo de venture capital. “Veíamos un espacio grande en venture capital. (Queríamos) no mirar Chile solamente, sino que Latinoamérica. Yo llevaba muchos años en esta industria y había una construcción de relaciones con emprendedores y con fondos, y veíamos un vacío en esta mirada de conectar Latinoamérica con los grandes mercados”, recuerda Piñera. 

¿El nombre que escogieron? Daedalus, que hace referencia a uno de los personajes más icónicos de la mitología griega y que representa tres elementos fundamentales para la Grecia antigua: sabiduría, conocimiento y poder.
“Cuando uno piensa en los mercados de Latinoamérica, uno piensa en México, Brasil, incluso Estados Unidos. Pero lo que nosotros veíamos y hemos reafirmado es que el talento no viene necesariamente de estos países. Entonces, si nos preguntas dónde están los mercados de nuestras startups, efectivamente están muy concentrados en los grandes países, pero los founders vienen de Centroamérica, Argentina, Colombia, Chile, México, Estados Unidos, Israel, Brasil. De todas partes”, dice el psicólogo UDP.

El timing en el que fundaron Daedalus no fue el ideal: en 2022 comenzaron a subir las tasas, cayeron sostenidamente las bolsas y la inversión en startups -que en años anteriores había estado muy alta gracias al boom del venture capital- empezó a decaer y decaer. De todas formas, pudieron abrir el primer fondo: “Tuvimos buena recepción por parte de emprendedores, VCs y family offices y logramos levantarlo”. La etapa de fundraising fue entre abril y julio de 2022, aproximadamente. 

“Nosotros vemos que Latinoamérica, en cuanto a calidad de los emprendedores y oportunidad de mercado, está en su mejor momento. Pero obviamente en 2022 los mercados tuvieron un cambio por la subida de tasas, por lo que la inversión en venture capital disminuyó mucho. Eso nosotros lo vemos como una oportunidad porque creemos que hoy es un tremendo momento en cuanto al valor de las empresas que están abajo. Si uno es consistente en su estrategia de inversión, tenemos optimismo”.

Piñera Morel lo ejemplifica con datos concretos: “Si uno ve la dirección que ha tomado Latinoamérica desde 2010, hoy es un mundo de diferencia. Lo vemos en la madurez de los emprendedores, de las empresas, de las métricas, de cómo se abordan los temas. En 2015 tuvimos los primeros unicornios en Latinoamérica y hoy tenemos más de 60 firmas que están privadas en rondas tempranas, pero que ya tienen el tamaño de small caps públicas (firmas que cotizan, pero que tienen una baja capitalización de mercado)”, añade.
 

El psicólogo

Cristóbal Piñera vive entre Santiago y Cachagua, balneario donde su familia históricamente ha pasado veranos. Hasta allá viaja los fines de semana y entre lunes y martes conduce a la capital para trabajar presencialmente en Daedalus. También le toca viajar por la región a conversar con inversionistas y participar de eventos de startups. Gran parte del día lo dedica a la comunicación con fondos, diálogo con los founders del portafolio y la evaluación de posibles compañías. Muchas conversaciones presenciales con el equipo y bastantes llamadas por Zoom con gente de afuera. Así se le van los días, dice. 

Aparte de revisar los números de la compañía, Piñera Morel pone en ejercicio su carrera de psicólogo: busca conocer a los fundadores profundamente antes de avanzar en las etapas de evaluación. Lo que hace tiene lógica: como Daedalus invierte en firmas tempranas -con pocas métricas y experiencia comercial- lo más relevante es el talento y el equipo humano detrás. Si éste no es bueno, aunque tengan un proyecto revolucionario dan vuelta la página. 

“A nosotros nos tocó ver a mi papá sacar adelante emprendimientos como Bancard y otros, y ver en primera mano lo que implica ser un fundador, que yo lo correlaciono con lo que vemos hoy en los buenos founders. O sea, en el fondo, es una ética, una dedicación, una mentalidad que no es para cualquiera”.
“Le dedicamos mucho tiempo a conversar con los founders. Queremos hablar con ellos, entender sus motivaciones, comprender el fondo, su visión de largo plazo, cómo se complementan como equipo, entender cómo construyen la cultura de la empresa. Todos tenemos el mismo acceso a las métricas, pero en profundizar en los founders es donde uno se diferencia. Y eso no se encuentra ni en los decks ni en los Excel, sino que en los equipos humanos. La variable invisible es muchas veces el mayor predictor de éxito”.

Y agrega: “Tenemos conversaciones donde nos enfocamos 100% en la historia de ellos, en quiénes son, de dónde vienen, cuál es su motivación. Buscamos entender por qué están haciendo esto. Porque al final, si no están enamorados por el largo plazo y del problema que están tratando de solucionar, la probabilidad de que logren el éxito es muy baja, porque esto es tan difícil, requiere tanto compromiso, tanto tiempo, que necesitas personas con las motivaciones correctas. Que tengan esa perseverancia y obviamente también todas las habilidades técnicas”.
 

Lo que viene

Ya han invertido en 15 startups, entre las que se encuentran firmas de Colombia, México, Argentina y Chile. Han participado de series Seed y A, pero también podrían formar parte de otro tipo de instancias. 2022 y 2023 fueron años de inversión mucho más intensos, y en 2024 sólo han ingresado a dos rondas. Pero, adelantan los socios, proyectan un segundo semestre “más cargado”. De todas formas, explican, llegarán a invertir hasta 20 compañías. 

A dos años de abrir el fondo, y luego de ver la irrupción de la inteligencia artificial en todo el clima de venture capital, Piñera y Turner mantienen su filosofía de inversión: apostar en compañías tecnológicas de Latinoamérica en etapa temprana y, lo más importante: “founder-centric”, como explica el psicólogo UDP. Es decir, centrados en el equipo humano y técnico detrás de los proyectos. 

- ¿Profesionalmente, qué ha sido lo más difícil en estos últimos dos años?
- Es mantenerse siempre disciplinado y constante. Ha habido períodos en los que muchas empresas se sumaron a una tendencia específica. Pero nosotros tenemos una mirada de Daedalus para los próximos 30, 40 años. Estamos construyendo algo que va mucho más allá de lo que estamos haciendo hoy. Los procesos que estamos desarrollando, el equipo que estamos armando, todo lo hacemos pensando en la institución que queremos tener en 5, 10, en 15 años más. Y creo que lo importante ahí es tener convicción, ser constantes. Y eso implica muchas veces dejar pasar cosas que todo el mundo dice que son increíbles. Y por otro caso, implica invertir en cosas que el resto te puede decir ‘¿Por qué estás metiéndote en ese segmento?’ Y eso es difícil hacerlo a largo plazo.

Juan Turner complementa: “Esta es una industria donde si a una empresa le va mal pierdes un X tu inversión, pero dejar pasar la ganadora, que es algo que lo vamos a ver en muchos años más, es eventualmente perder 20, 30, 40 o 100 veces el monto de inversión. Entonces, el dejar pasar es un ejercicio que no es nada sencillo”.

¿Y dejar pasar qué tipo de cosas? Los fundadores de Daedalus lo ejemplifican con la inteligencia artificial. Hace dos años salieron firmas que utilizaban la tecnología de OpenAI y que tenían una proyección millonaria: ofrecían un servicio específico con un modelo de negocio sustentable, ingresos recurrentes y una administración liviana. En el papel era 10 de 10. “Pero hoy eso puede ser un plugin dentro del stack de Microsoft, de Word o de Excel. La velocidad con la que se están moviendo en esta materia hace que uno tenga que ser mucho más cauto a la hora de mirar el tema y no caerse en esta bola de hype de la inteligencia artificial”, dice Turner.

Como muchos vehículos de venture capital en Chile, el fondo de Daedalus tiene una duración de 10 años. Sin embargo, luego de dos años y 15 inversiones, ya están pensando en una secuela. De hecho, ya tienen reservados recursos para seguir apostando por las compañías del portfolio. “Esto varía de fondo a fondo, pero típicamente el periodo de inversión dura entre tres y cuatro años. Y después de eso, usualmente dejas espacio para los follow-on. Y cuando terminas tu periodo de inversión, abres un fondo nuevo”.

- ¿Ves a Chile como un país para hacer negocios? ¿Eres optimista?
- Chile lo que mejor que tiene a su favor -y que hay que cuidarlo muchísimo- es la institucionalidad, que permite poner reglas del juego. Eso siempre ha sido un atractivo para inversionistas extranjeros y para emprendedores, ya sea en temas de energía, acuícolas, mineros. Y eso es de las cosas que tenemos que cuidar y que son drives importantes en el desarrollo de nuestro país. Yo sí soy optimista de Chile. Obviamente hay ciclos macros y locales que a veces son mejores o peores, pero en general, si se le atribuye a Latinoamérica una curva a largo plazo, soy optimista. 


Cristóbal Piñera sobre su padre:

“El hacer lo que uno quiera pero con responsabilidad 

y pasión es el mayor legado que nos dejó”

 Esta semana se cumplieron seis meses del fallecimiento de Sebastián Piñera. La familia se reunió y tuvo una misa para recordar al exmandatario. También dio a conocer la Fundación Sebastián Piñera, que se dedicará a fortalecer su legado en políticas públicas. 

- ¿Con qué te quedas de él? ¿Te dio consejos para hacer negocios?
- Los consejos, muchas veces, son más lo que uno observa que lo que uno escucha. A nosotros nos tocó ver a mi papá sacar adelante emprendimientos como Bancard y otros, y ver en primera mano lo que implica ser un fundador, que yo lo correlaciono con lo que vemos hoy en los buenos founders. O sea, en el fondo, es una ética, una dedicación, una mentalidad que no es para cualquiera.

- Él era un startupero…
- Él emprendió e hizo cosas de cero y a nosotros nos tocó ver la pasión que le ponía el trabajo: siempre estudiando, siempre aprendiendo. Yo creo que el ejemplo de hacer lo que uno quiera, pero hacerlo con responsabilidad y con pasión, es el mayor legado y consejo que nos dejó a los hijos. Porque el resto, la libertad, fueron muy grandes. Tenemos una doctora, una profesora, un ingeniero, un psicólogo. Entonces lo que observé en él es lo mismo que busco en los founders: esa dedicación, esa pasión y esa consistencia de trabajar duro para sacar adelante un proyecto.

- Y además le interesaban las startups actuales: se sacó fotos con Mark Zuckerberg, con Sam Altman…
- Es que el mundo tecnológico salió del compartimiento del mundo geek. Hoy tú tienes empresas que tienen más relevancia que países. Entonces la tecnología salió de este rincón a ser algo que toca la vida en todas las dimensiones.

- Está bien, pero igual había un interés en particular. No todos los políticos iban a eventos de startups...
- Para él siempre la innovación y el emprendimiento fue algo que valoró y potenció mucho. Y por lo demás, es la mentalidad de estar siempre aprendiendo. Yo creo que siempre hay que estar abierto a descubrir, aprender, y eso hoy lo vemos mucho con lo que nosotros hacemos: es constantemente estar aprendiendo de nuevos subsectores, de nuevas tecnologías. En el fondo, uno de los emprendedores aprende muchísimo y creo que eso él lo visualizaba mucho.

- Tu papá se interesó mucho en unir a Latinoamérica en el plano político. Y tú estás haciendo lo mismo con startups. ¿Habías pensado en ese paralelo?
- Nunca lo pensé de esa manera. Nosotros miramos a Latinoamérica como uno y lo trabajamos de esa manera. Y creo esa es de las cosas lindas del venture capital: el sentimiento de equipo que existe en la región, como la no transaccionalidad. La gente se quiere apoyar. Tu le pides ayuda a alguien y todo el mundo está en esa misma lógica, porque en la medida que le vaya bien a uno le va bien al resto.

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