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Della Maggiora: "No está en mis planes vender Betterfly"

Della Maggiora: "No está en mis planes vender Betterfly"

Esta semana la startup adquirió cinco startups chilenas (Kunder, Nesto, HeyPay! Numi, un porcentaje de Racional), y una brasileña (Xerpay) para acelerar expansión regional. El CEO y fundador de la startup que hace dos meses concluyó un aumento de capital por US $60 millones, no revela el monto de la transacción pero asegura que “este es el hito más importante de nuestra corta pero muy intensa historia”.

Por: María José López | Publicado: Sábado 25 de septiembre de 2021 a las 21:00
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“Lo que acaba de pasar esta semana, integrar a 6 startups a nuestro ecosistema, es un hito importantísimo, incluso mayor que los aumentos de capital. Que una startup se integre con 6 startups de manera simultanea, de distintos países, es algo fuera de lo común, pero a nosotros se nos dio casi de forma natural. Cuando uno tiene una meta clara y un propósito social, cuando uno está buscando hacer mejor la vida de las demás, siempre se van a cruzar en tu camino organizaciones y personas que conectan con tu misión y visión. Este es el hito más importante de nuestra corta pero muy intensa historia.

Para entender la dimensión de lo que hacemos, es bueno manejar algunas cifras. En Latinoamérica, el 8% de las personas menores de 18 años pierden al familiar que les da el sustento familiar. En EE.UU., esa cifra alcanza el 5%. De esas familias, entre un 70% y 75% entran a la bancarrota a los tres meses de la pérdida. ¿Por qué sensibiliza tanto ese tema? Porque lo viví. Sé lo que significa.

Yo cuento mi historia para crear conciencia del problema, para conectar y movilizar a quienes pueden hacer algo para proteger a familias para que no pasen por lo mismo. En un emprendimiento lo mas importante es la inspiración y motivación del equipo que lo conforma, y proteger a millones de familias es lo que mueve a nuestro equipo y esperamos que termine moviendo al mundo.

Cuando mi papá sufrió un paro cardiorrespiratorio, quedó en coma por varios meses y después en un estado de salud muy complicado por años, antes de morir. No tenía un seguro de vida, y de la noche a la mañana no solo perdí a mi ídolo, mi modelo, si no que la situación económica de mi familia cambió de la noche a la mañana. Con 16 años, debí ingeniármelas en cómo iba a ser mi vida hacia adelante, era un alumno promedio, y pensé, ‘una buena manera de ayudar a mi vieja es poniéndome la pilas con el estudio’. Y no paré. Empecé a sacarme mis primeros sietes y de ahí, le agarré el gusto y no paré más, jajaja, hasta que entré, con crédito universitario, a  ingeniería en la UC. Me encantaban las matemáticas, gocé la carrera, me quedaba hasta las tres o cuatro de la mañana estudiando y haciendo ejercicios. Salí con muy buenas notas y con eso entré a JP Morgan. Fui privilegiado: estuve en el 25% que no entró a la bancarrota cuando mi papá falleció. Pero mi vida cambió radicalmente.

Esto no es talento, es mucho trabajo, obsesión y foco. Es ir a siete niveles de profundidad en todo. Y es lo que estamos haciendo hoy en Betterfly.

El año pasado, cuando nace Betterfly (primero se llamó Burn to Give, en 2018), el foco fue: ¿por qué no creamos un seguro de vida que en vez de estar enfocado en la muerte, se enfoque en la vida. Que te ayude a vivir una vida mejor, que te inspire y te eduque con respecto a qué hábitos te ayuden a lograr la mejor versión de ti mismo y que además sea un seguro sin preexistencias, con una suscripción que sea tan fácil de contratar como Netflix.

Nos pusimos a trabajar en una tecnología nueva en el mundo, de cero, desarrollando una plataforma que permitiera juntar, en un mismo lugar, un seguro de vida, herramientas financieras, y productos y servicios de bienestar como plataformas digitales de fitness, de meditación y salud mental y que además te entregara la posibilidad de ayudar a los demás mediante donaciones sociales. Y nos ha ido muy bien.

Estamos en más de 1.000 empresas, hemos multiplicado por 10 el equipo. Partimos con un poco más de 20 personas, ahora somos 220 y vamos a terminar el año siendo más de 400, sumando los nuevos talentos que se unirán con esta integración de startups. Hemos crecido tanto, que nos hemos tenido que cambiar varias veces de oficina.

¿Por qué crecemos tan rápido? Estamos desarrollando una tecnología única (world first), y tiene un valor en sí instalar la primera bandera en cada país, en cada mercado.

Las personas quieren trabajar acá por que las ponemos al centro de todo, y porque tenemos un propósito súper claro: queremos impactar la vida de 100 millones de familias. Para mí, lo principal es que en nuestro equipo esté feliz, motivado, inspirado, que cada uno esté donda quiera estar. Y cuando pones a las personas en el centro, el resto funciona como magia, es increíble. Hay muchos colaboradores que han dejado buenas pegas, carreras exitosas, para sumarse.

Cuando personas externas ven lo que pasa en Betterfly, después me dicen: “¿Qué le echan en el agua a la gente de Betterfly”? Están todos con dientes para salir a conquistar e impactar el mundo.

Mi rol es de inspirar, motivar y empujar. No solamente dentro de la compañía, también hacia afuera. Los inversionistas cuando invierten, también apuestan en ti, en tu capacidad para liderar equipos, perseverar y para sortear los obstáculos cuando el camino se ponga difícil.

Y me lo tomo muy en serio, me preparo como cuando hacía triatlón. Incluso con un coach, porque uno no se las sabe todas, necesita un cable a tierra. Más aún cuando está creciendo a una velocidad mucho mayor de la que esperaba y una responsabilidad con los equipos que están trabajando a full.

Estoy empujando con mucha fuerza esto, lo sé. Y con esto quiero demostrar que cuando uno empuja las cosas con fuerza, pasión y un propósito claro, pasan cosas que no están en el guion. No me quiero poner místico, pero estoy seguro que hay una fuerza invisible que te va conectando con las personas en el camino.

Recuerdo que cuando conversé con uno de los inversionistas principales de nuestra Serie B me preparé muchísimo y llegué al comité de inversiones con los números y toda la planificación de la compañía. Pero la conversación fue otra: hablamos de lo que me motiva en la vida, de quién era yo, de por qué leo 70 libros al año y por qué troto 10 km al día. Les contaba de que yo soy un bicho medio raro, de que me baño desde hace 10 años con agua helada a las cinco de la mañana, y que una de mis rutinas es meterme a una tina de hielo, porque partir el día con incomodidad te genera un cambio fisiológico y mental muy potente. Se dio un ámbito de confianza en que después dije “¿cómo le conté todo eso? Me va a encontrar rarísimo”, ¡pero le encantó! Jajaja.

También les parecía muy loco que estuviera viviendo en una casa rodante en Pichidangui en plena pandemia. Cuando les mostraba que estaba en una cabina, y me veían paseando con mi cámara por el camping, no podían creerlo.

Me instalé en esta zona de la IV Región en junio del año pasado y estuvimos con mi señora y mis dos hijos aquí gran parte de la cuarentena. Es una de las cosas buenas que nos dejará la pandemia. Antes, para lograr levantar capital e ir a conquistar a inversionistas tenía que ir a Nueva York o a Silicon Valley. Hoy lo puedes hacer desde una casa rodante en Pichidangui. Me pone muy feliz que se haya democratizado el acceso a capital, en cualquier parte del mundo.

En el ecosistema emprendedor no siento que haya mucha envidia. Quizás suene naive, pero siento que aquí no hay competidores, somos todos aliados y quienes ven las cosas con envidia se va quedando atrás.

Yo voy para delante. En los próximos meses vamos a lanzar Brasil y anunciaremos un partnership muy importante para abrir otro gran mercado de Latinoamérica. En 2022 esperamos tener operaciones en México, Brasil, Ecuador, Colombia. Después daremos un salto grande. Por eso me voy a vivir a EE.UU. en dos meses más para ir de avanzada y poner las primeras oficinas allá. Probablemente el próximo levantamiento de capital tenga que ver con la expansión global, no regional. Estamos hablando con muchos fondos asiáticos, hay mucho interés con lo que estamos haciendo en insurtech y fintech, lo que es muy natural y atractivo para ese mercado. Llegaremos a China.

La verdad es que estamos armando una estrategia agresiva de crecimiento global. Estamos armando un socially-driven wellbeing financial powerhouse. ¿Qué es eso? Una plataforma que permite a las personas mejorar su calidad de vida entregándoles productos y servicios para mejorara su bienestar físico, mental y financiero, con un fuerte componente social. Somos una Public Benefit Company, donde el impacto social y medioambiental es tan importante como tener ganancias, por eso es que no estoy obsesionado con cuándo va a ser nuestro próximo aumento de capital, sino que lo que me obsesiona es otra cosa: todos los días me despierto y pregunto cuántas familias sumaremos al día siguiente.

Nosotros queremos democratizar el bienestar financiero. Queremos dar protección a aquellos que no han tenido acceso a beneficios tan importantes como el seguro de vida. Porque hay muchas personas que no llegan a fin de mes.  Si eres un trabajador de clase media, y se te enferma un hijo o tienes un accidente, te empiezas a endeudar y entras en el círculo vicioso de la línea de crédito, de las tarjetas, y después es muy difícil salirse.

Por eso nos atrajo lo que están haciendo Xerpay en Brasil y Nesto en Chile, una tecnología que permite a las personas adelantar su sueldo, accediendo el pago de los días efectivamente trabajados sin tener que esperar a la fecha de pago mensual. Porque el 80% de las personas no llegan a fin de mes y con esto le das un alivio financiero para que puedan pagar las cuentas.

No está en mis planes vender Betterfly. Sí queremos hacer el IPO de la compañía algún día. ¿Por qué? Por el desafío de demostrar que una empresa con un propósito social tan marcado puede tener una gran rentabilidad también.

La manera de mostrar rentabilidad es a través de un exit. Y para hacer un exit hay dos alternativas: o vendes la compañía o hacer un IPO. Yo me las voy a jugar por esta última opción. Lo único que me haría cambiar de opinión sería si con la posibilidad de venta tuviera un impacto tal que nos permitiera llegar de forma más rápida a cumplir nuestro objetivo de proteger el futuro de 100 millones de familias. No vendería por motivos económicos.

¿Ser unicornio? No me quita el sueño ni es una meta que persigamos. Sí perseguimos mejorar la vida de las personas y hacer cosas disruptivas, como lo de esta semana. Sumar e integrar a cientos de personas, que llevan 6, 7 años, todos juntos en una misión y hacerlo bien, es algo transformacional, y que me motiva más que una valorización económica. 

¿Me interesa la política? Sí, mucho. Me interesa mucho lo que pasa con el país y confío mucho en que, la buena política, es muy relevante para el crecimiento y desarrollo de los países. El ecosistema emprendedor es importante que se reúna y converse con políticos. Yo he estado con varios candidatos en reuniones con Endeavor. Es importante conectarse, saber lo que piensan y lo que esperan para el país, más allá de lo contingente, del voto. Soy un convencido de que una de las metas de un próximo gobierno debería ser poner la tecnología al servicio de las personas. Eso nos haría crecer exponencialmente.

 Estoy feliz de partir a Miami. Buscaremos un lugar tranquilo y familiar. He vivido un tercio de mi vida en EE.UU. y, pese a que amo a mi país y busco poder contribuir a un Chile mejor, también me preocupa lo que pasa en el mundo y si podemos ayudar de forma global, ¡mejor aún!¿Por qué un niño que nace en Tanzania va a tener distintas oportunidades que mis dos niños? Por lo mismo, no sé qué haré después de Betterfly, pero lo que sí sé, es que en lo que me quede de vida – ya sean 50, 10, 5 o 1 año, uno nunca sabe y por eso debe vivir todos sus días como si fuera el último, aunque suene cliché-, usaré mi tiempo y energía en cómo igualar la cancha, dar oportunidades y ojalá poder impactar a la mayor cantidad de personas. En Chile y en el mundo.

El negocio de la pelota: los ganadores y perdedores del campeonato nacional

Con la temporada recién terminada, Colo-Colo -el equipo campeón- recibirá cerca de US$ 11 millones en premios, mientras que la U, a tres años de cambiar su propiedad, mantiene un estricto plan de eficiencia para mejorar sus números internos. Eso sí, ahora Azul Azul deberá enfrentar la suspensión de aportes que hizo la CMF a Sartor -firma que gestiona el vehículo de inversión que controla el club- por “deficiencias relevantes detectadas en su gestión”. Cruzados, en tanto, levantará fondos por tercera vez para concretar su esperado “Proyecto Estadio”. Este es el zoom a la billetera de los tres grandes del fútbol nacional en una semana llena de acontecimientos extrafutbolísticos.

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